2. A principios de los sesenta, cuando el priísta López Mateos inició su gobierno (1958-64) -a pesar de la brutal represión que desató contra los obreros ferrocarrileros y los maestros othonistas- veíamos desde la izquierda a un PRI “nacionalista” que “repartía tierras”, apoyaba totalmente la escuela pública, tenía en buenas condiciones al IMSS y recién fundaba el ISSSTE (1960); fue el único que no votó contra Cuba en la OEA y, sin ser títere- tenía una relación de asociación y competencia frente al gobierno de los EEUU. Luego vendrían los gobiernos de Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo, también del PRI, que continuaron más o menos con la misma línea “nacionalista” e internacional, a pesar de ser responsables de la represión de 1968, 1971, al movimiento obrero y campesino. Se decía entonces “luz en la calle y oscuridad en la casa”, pero México tenía entonces mucha presencia exterior y, a pesar de las devaluaciones, la inversión social fue alta.
3. Desde los cientos de grupos y pequeños partidos de la izquierda radical combatimos siempre a los gobiernos del PRI, sobre todo por la represión que desataban contra el movimiento obrero, campesino y estudiantil. Del PAN nunca supimos nada ni nos preocupó porque era poco menos que inexistente en el país, sus posiciones eran totalmente derechistas, empresariales y clericales. Vivía -como un partido de presión- de los subsidios que recibía del gobierno y de las donaciones de empresarios. Llegó a obtener en cada trienio dos o tres diputados, hasta alcanzar 20 de aquellos “de partido” que el gobierno regalaba al PAN, PPS y PARM. De ser fundado en 1939, tuvo que pasar más de 45 años para que con la implantación del neoliberalismo y la presencia de Carlos Salinas, el PAN obtuviera su primera gubernatura, algunos diputados más, así como presidencias municipales. Nunca estuvo en alguna lucha obrera, campesina o estudiantil.
4. Hasta 1982 se consideró al PRI como un partido de “Centro” que supo jugar muy bien, incluso manipular, a las organizaciones electorales de derechistas, por un lado, y de centro izquierda por otro: unas veces apoyaba a Cuba y criticaba fuerte a los EEUU y otras veces hacía lo contrario; unas veces aprobaba ayudas a los campesinos y obreros y en otras ocasiones los reprimía. Más aún, algunos estudiosos de la izquierda europea y de los EEUU decían no comprender el régimen político mexicano que, a pesar de ser gobernado durante 50 años por un partido, seguía hablando de revolución viva, de revolución hacia adelante, libertad, justicia y democracia. La realidad es que Brasil, México y Argentina eran los países con más presencia política en América por las posiciones de relativa independencia que mantenían frente a los EEUU. El endeudamiento, la migración, el desempleo, el trabajo informal estaban presentes, pero no tan extendida.
5. El año de 1982 fue determinante en el cambio de la economía, de la política, de la dependencia hacia los EEUU. La economía mexicana se desplomó al finalizar el gobierno de López Portillo, asumió el gobierno De la Madrid con todo el apoyo y las exigencias del FMI y del gobierno yanqui. Desde entonces –después de firmarse la “carta de intención”- ningún plan económico, distribución del presupuesto, aplicación de gastos sociales y demás ha podido hacer el gobierno mexicano sin la intervención del FMI y de los EEUU. En 1982 quedamos totalmente atados –con nuestra firma- a la vigilancia de EEUU y a sus exigencias de privatización y adelgazamiento del Estado. En política el gobierno mexicano se vio obligado a un total alineamiento a las políticas de los EEUU en México, América y en el mundo. Nuestro país no solo dejó de ser un hermano importante en América Latina sino que es considerado un simple instrumento de EEUU.
6. Los gobiernos sexenales panistas de Fox y Calderón (2000-2012) fueron o han sido la continuidad de los gobiernos priístas de De la Madrid, Salinas y Zedillo (1982-2000), y no pudo ser de otra manera puesto que ambos partidos políticos obedecen a la misma ideología e intereses. Las historias del PRI y del PAN, que en décadas pasadas tuvieron diferencias marcadas entre “nacionalistas” y “liberales”, quedaron atrás porque las ideologías y prácticas de esos partidos se identificaron plenamente con la implantación del neoliberalismo en 1982. ¿Cómo entonces se puede apoyar al PAN o al PRI si durante sus respectivos gobiernos sólo apoyaron el mayor enriquecimiento de los grandes empresarios y el de ellos mismos? ¿Cómo apoyarlos si durante todas esas décadas de dominación de esos partidos la población se hizo más pobre y miserable? Así que no nos dejemos engañar y ser victimas de sus manipulaciones.