Las mentiras y manipulaciones que han servido de base jurídica y mediática para pretender justificar la agresión de los Estados integrantes de la Organización del Atlántico Norte, OTAN, contra el pueblo de Libia y, la forma terrorista como se ha venido ejecutando esa operación dirigida al asesinato de líder Muammar Al Gadaffi y el derrocamiento del gobierno legítimo de la República Árabe de Libia, recuperan para la historia de la Humanidad, la conciencia sobre el comportamiento piratesco de los viejos imperios europeos del siglo XVI, en contra de los pueblos originarios de América, África, Asia y Oceanía y en sus propias luchas inter-imperiales, para controlar rutas marítimas y territorios, saqueando sus riquezas en nombre de sus parasitarias Casas Reales, Compañías colonizadoras y sus propios proyectos privados de riqueza.
Mas allá de los actuales modernos medios de guerra, la vestimenta de los nuevos bandidos, el ropaje de legalidad con las que pretenden esconder sus acciones criminales; de sus Reyes, Reinas, Presidentes y Primeros Ministros que ordenan sus delictivas acciones, los banqueros que financian sus operaciones y la canalla mediática que les sirve de justificación; el escenario actual no es esencialmente distinto a las empresas de piratería que el Almirante Nelson, Walter Raleigh, Pizarro, Hernán Cortéz, Américo Vespucio y tantos otros piratas, corsarios y filibusteros, desarrollaron en diversos lugares del planeta, en nombre de las realezas europeas, sus empresas coloniales o sus propios intereses privados, llenando de muerte y esclavismo los suelos de lo que ellos llamaron “el nuevo mundo”, en nombre de la civilización.
Hoy, en la parte sur del Mediterráneo, específicamente, en el lado norte del continente africano, nuevamente los nuevos piratas europeos cruzan el Mar Mediterráneo para tratar de imponer una nueva empresa esclavizadora, ya no mediante la compra y venta de mano esclavizada para enviarlas al continente americano a desarrollar su proyecto colonial-esclavista de producción, sino para someter a esclavitud, todo un pueblo, integrado por decenas de tribus, cuya orgullosa historia milenaria registra el haber enfrentado heroicamente las empresas colonizadoras de ingleses e italianos en los siglos XIX Y XX y resistido las pretensiones imperialistas de los Estados Unidos de América.
Los nuevos Piratas del Mediterráneo, dirigidos por la Santa Alianza imperialista-otanista-sionista, no pretende hoy apoderar de todo un país y someter a su poder político, militar y económico a todo un pueblo, poniendo toda su riqueza financiera acumulada y sus ricos yacimientos de petróleo y de fuentes de agua potable, al servicio de su reconquista del planeta como medio de salvación del sistema Capitalista en crisis terminal y, con ello, su sobrevivencia como último estadio de la Sociedad de los Propietarios.
En beneficio de historia de la Humanidad, la heroica batalla del pueblo libio por preservar su soberanía e independencia y resguardar su patrimonio cultural y material del actual ataque de los Piratas del Mediterráneos y sus mercenarios de la bandera de Rey Yidys, debe concluir con la derrota de los agresores y sus fuerzas mercenarias internas, porque un triunfo del neocolonialismo y el imperialismo en el norte del continente africano, fortalecería las tendencias agresivas del imperialismo, la OTAN y el sionismo en el continente africano y el Medio Oriente, incentivando los conflictos armados, impidiendo el ejercicio de la soberanía de los pueblos y promoviendo la división entre los pueblos del mundo, que necesitan aprovechar este momento de debilidad estratégica de las fuerzas imperialistas, para lanzar una ofensiva que neutralice tales fuerzas y fortalezca las de los pueblos, en su aspiración de construir en este hermosa planeta azul, un mundo de Paz, la Seguridad y el Desarrollo Social.
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