Es de viejo conocer la relación incestuosa entre los grandes, mediano y hasta pequeñas empresas de la comunicación burguesa y los círculos de poder político y económico de los países que convierten a estos creadores de noticias y cuasi-tribunales mediáticos, en instrumentos fundamentales para la formación de realidades, valoración pública de personajes e instrumento de legitimación de aventuras guerreristas y aprobación o rechazo de gobiernos, no importa si estos son de origen electoral o dictatorial.
En la medida en que el desarrollo cultural de los pueblos se acrecientan y se utilizan más los medios, relativamente libres, de comunicación e información, que ha permitido que la mayoría de los Seres Humanos podamos tener acceso directo a diversas fuentes de información y, con ello, contrastar las versiones sobre hechos y personajes de la historia y la realidad de los pueblos; tal asociación perversa entre el Poder de los Estados en general, y en particular, de sus gobiernos, se ha convertido en una necesidad ineludible para sus intereses, porque ya es imposible mentir con el descaro propio de la vieja prensa burguesa, por lo que ahora se requiere de nuevas empresas de la comunicación y la información para explicar y justificar conductas y acciones de personajes que, de otra manera, les sería imposible alcanzar niveles de poder y sostenerlo en medio de la crítica de la sociedad y el enfrentamiento con los sectores políticos que les adversa.
Sin embargo, las nuevas realidades de la vida política de los pueblos y, especialmente, el papel dominante que en el espacio público y, aún el privado, vienen teniendo las grandes empresas de la comunicación, ha reforzado esta tendencia asociativa de las empresas mediáticas y el mundo político, al incorporar, ya no solo a noveles figuras de la política y dirigentes de los principales partidos como sus “protegidos”, sino incorporando a veteranos políticos, hombres de Estado, militares de alta graduación y que ha concluido su pase por los altos cargos de gobierno, para cumplir funciones en sus Consejos de Dirección, sea como directivos, asociados o consultores, lo que les permite a las empresas beneficiarse de la experiencia de gobierno de tales personajes y, especialmente, de disponer de informaciones estratégicas sensibles sobre sus propios negocios y los de sus clientes corporativos, además de influir mediáticamente en el curso de los acontecimientos políticos, económicos y militares globales y del propio país, ofreciendo como compensación, la “escafandra mediática" de protección de tales personajes y un generoso sueldo, muy superior al recibido en el ejercicio de la función pública.
Entre estos últimos personajes de la política, devenido en directivo y asesor de corporaciones mediáticas se encuentra, nada más y nada menos que el expresidente del gobierno del Reino de España, José Marí Aznar, militante falangista en sus inicios políticos, defensor a ultranza de la franquista Monarquía Española, “mimado” de los diarios ABC y El Mundo y, convertido en uno de los "personajillos" representantes de la ofensiva imperialista-otanista-sionista contra los pueblos que luchan por la soberanía, la independencia, el desarrollo y la Justicia Social.
Su presencia como directivo en el imperio mediático de Rupert Murdoch, confirma la asociación incestuosa entre los intereses bastardos de las elites políticas de los viejos y nuevos imperios y la industria de la desinformación de las corporaciones mediáticas, que lesha permitido, luego de la conspiración con Tony Blair y George W. Bush para desatar la guerra terrorista contra el pueblo de Irak, mantener una ofensiva contra todos los pueblos musulmanes del mundo y los movimientos de resistencia y liberación, con el desvergonzado pretexto de la “lucha contra el terrorismo”.
Hoy, cuando el señor Rupert Murdoch pareciera estar en el banquillo de los acusados por las “chuzadas” de su imperio mediático a miles de personas, con el apoyo de altos mandos y agentes de la Scotland Yard, el señor José Mara Aznar, fiel a su “contrato de trabajo” y a la corporación mediática a la que se puso a su servicio, mantiene un absoluto silencio, quizás en espera de que pase la tempestad, sin causarle daño a su “impoluta” imagen de aliado de las aventuras imperialistas en el mundo o, haciendo tiempo mientras se concentra en la difícil tarea de manejar el “control de daño” que a él y a su Partido Popular, en el escenario pre-electoral español, ha de causar sus incestuosos vínculos con la camarilla criminal construida por Murdoch en favor de los intereses estratégicos de los elites imperialistas, otanistas y sionistas, que pretenden idiotizar a la Humanidad con el fin de preservar la vigencia del decrépito sistema Capitalismo
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