Colombia: la estafa verde

Si después del derrocamiento del general Rojas Pinilla, la oligarquía liberal-conservadora logró ponerse de acuerdo para crear el Frente Nacional con el fin de terminar su sangrienta guerra civil por el dominio del Estado Colombiano, con alternabilidad en la presidencia y reparto de los altos cargos del gobierno y el Estado, hoy parece que por otras vías y con otros actores, esa misma oligarquía se encamina a la concreción de una nueva alianza política dirigida a reforzar la gobernabilidad, mantener su línea de confrontación armada con la insurgencia revolucionaria y cumplir un relevante papel en el naciente proceso de integración de América del Sur y de toda América Latina y el Caribe, en una relación estrecha con su aliado estratégico, el gobierno de los Estados Unidos de América.

Recogiendo los resultados políticos del doble gobierno de Alvaro Uribe Vélez, que logró unificar tras él las partes desprendidas del viejo tronco del Partido Liberal y los restos del Partido Conservador, creando su propia propuesta del Partido de la Unidad, e incorporando liderazgos personales y grupos locales y regionales asociados al narco-paramilitarismos; el presidente Juan Manuel Santos pareciera encaminarse a fortalecer y consolidar una alianza social y política amplia que pueda neutralizar y derrotar la presencia beligerante del expresidente Uribe, con el fin de de avanzar en un Nuevo Proyecto Nacional que abra un período histórico para la oligarquía gobernante en Colombia desde hace 200 años, pero que se encuentra hoy con nuevos escenarios y actores nacionales, regionales y mundiales que no pueden ser enfrentados con las herramientas del viejo Estado oligárquico-populista en los que gobernaron Ospina, Rojas Pinilla, León Valencia, Lleras Camargo, Lleras Restrepo, López Michelsen, Turbay Ayala, Belisario Betancourt, Barco, Gaviria, Pastrana y anterior mentor: Alvaro Uribe Vélez, alias “ “Doctorcito”, “Varito”, “El 82” y ahora :”El Chuza”.

Solo dos formaciones, corrientes o movimientos parecían escapar a este proyecto político de “Unidad Nacional”: la izquierda histórica, mayormente agrupada alrededor del Polo Patriótico Alternativo, de la alcaldesa (e) de Bogota, Clara López y, el Partido Verde, fundado por el renunciante excandidato presidencial Antanas Mockus quienes, con propuestas programáticas y liderazgos diversos, han pretendido, infructuosamente, remover el viejo edificio liberal-conservador del control de Palacio de Nariño pero han sido derrotados porque las estructuras mafiosas del liberal-conservatismo en la geografía política y territorial nacional compiten ventajosamente por el control del aparato del Estado y su alianza con la narco-política y, por el innegable hecho de que la situación del conflicto armado interno, limita las posibilidades de construir una alternativa política creíble, electoralmente, entre los dos factores fundamentales de la contienda: El Estado Liberal-Conservador, y la insurgencia revolucionaria.

Ante la marcada resistencia de la mayoría de sus bases políticas y de la dirigencia del Polo Patriótico Alternativo, en especial, la del Partido Comunista Colombiano, la estrategia de los constructores de la “Unidad Nacional”, del presidente Santos, se centraron en el Partido Verde, que esta lejos de ser un partido eco-ambientalista al estilo europeo, es un receptáculo de tránsfugas de la izquierda colombiana, nuevas figuras locales y regionales independientes y, especialmente, muchos oportunistas que vieron en este partido la oportunidad de intervenir en el escenario político con caras viejas, programa nuevo y una propuesta de cambio político sin rupturas con el Estado oligárquico pero con modernización de las viejas estructuras a partir del pleno desarrollo del Proyecto Nacional contenido en la Constitución de 1.991.

Como todo sueño y casi toda ilusión forjada en el campo de la política, el Partido Verde, ahora sin Mockus pero con el liderazgo de Peñaloza, Fajardo y Garzón, apenas resistió un año las invitaciones a integrarse a la “Unidad Nacional” hechas por el presidente Juan Manuel Santos, teniendo como compensación burocrática, el apoyo a su candidato, Enrique Peñaloza, a la Alcaldía de Bogota, la cual cuenta además, con el beneplácito del expresidente Alvaro Uribe Velez.

La incorporación del Partido Verde, de Garzón y Peñaloza a la plataforma partidista de “Unidad Nacional”, representa el último fraude que las elites políticas ejecutan contra las aspiraciones de cambios democráticos del pueblo colombiano y, constituyen, un duro golpe a las posibilidades de construir y desarrollar en la República de Colombia, un amplio movimiento social y político, dirigido a sepultar el dominio oligárquico y mafioso de la política colombiana, al privar al pueblo colombiano, de una propuesta que, de haberse desarrollado con los sentimientos de sus votantes, seguramente podría haberse encontrado con las otras dispersas corrientes del nacionalismo patriótico, democrático, soberanista y de Justicia Social que resisten en Colombia, en medio de su enclaustramiento forzado por la guerra, el control de los medios y las estructuras mafiosas del poder nacional, regional y local existente en Colombia.

Dicen ahora, los fraudulentos dirigentes “verdolagas”, que van a la unidad parlamentaria de la “Unidad Nacional” sin “hipotecar principios”, como sino constituyera una hipoteca ética y política, abandonar los sueños e ilusiones de millones de colombianas y colombianos honestos que en mayo de 2010 depositaron su voto para afirmar un camino distinto y separado de las viejas mafias liberal-conservadoras que durante 200 años oprimen el Digno Pueblo Colombiano.

yoelpmarcano@yahoo.com


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Yoel Pérez Marcano


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