La decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, ONU, que reconoce al autodenominado Consejo Nacional de Transición, CNT, como representante del Estado libio ante esa organización internacional, constituye la confirmación del poder de dominación que el imperialismo norteamericano y sus aliados Estados burgueses Europeos tienen sobre la comunidad internacional pero también, la existencia de poderosos intereses de importantes Estados presente y emergentes en el escenario mundial, que sobreponen los particulares intereses de sus clases propietarias gobernantes, a los elevados principios que deberían normar, desde hace 66 años, las relaciones entre los Estados.
El apoyo de 114 gobiernos de Estados Miembros de la ONU a la propuesta de la neocolonial alianza de la Unión Europea, la Liga Arabe y los Estados Unidos, para que el grupo faccioso libio del CNT, con base en Bengasi, subordinado a los dictados del gobierno de los Estados Unidos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, y el sionismo internacional, debe reconocerse, no como una victoria de sus elites gobernantes, sino como una derrota de los pueblos de los Estados que representan, las cuales se han confabulados para derrocar un sistema de gobierno libremente escogido y sostenido por la voluntad de la mayoría del pueblo libio y apoderarse, mediante la agresión armada extranjera y la traición de sus miserables “rebeldes:” libios, del inmenso patrimonio del pueblo libio, con el fin de favorecer los intereses del gran Capital internacional, seriamente amenazado por la persistente crisis financiera internacional.
Pero contrario al valor numérico de la votación, el hecho de que 78 Estados Miembros de la ONU que no apoyaron esta vergonzoso y canallesca decisión impuesta por la plutocracia mundial, sea votando en contra, absteniéndose o no asistiendo, es una expresión muy importante de la resistencia de una parte importante de la comunidad de Estados a las pretensiones hegemónicas del imperialismo norteamericano y sus aliados subalternos de la OTAN y el sionismo internacional, que maniobran por mantener a la ONU sometida a su control y convertirla en la fuente legitimación de su ofensiva de reconquista del planeta y de la construcción del Estado Global al servicio del Capital Financiero Internacional y el complejo militar industrial.
De allí, la importancia de la decisión de los Estados Miembros de la Alianza Bolivariana para Los Pueblos De Nuestra América, ALBA, de presentar, en nombre del Derecho Internacional y la dignidad de los pueblos del planeta, la propuesta de rechazo a la admisión del neocolonial Consejo Nacional de Transición Libio como representante del pueblo libio, por cuanto ello supone, no solo una posición de defensa de los principios fundamentales que deben sostener las relaciones civilizadas entre los Estados, sino de agrupamiento de fuerzas dispersas de la comunidad internacional, dirigidas hacia el objetivo superior de la transformación democrática de las Naciones Unidas y su puesta efectiva al servicio de la Paz, la Seguridad, la Justicia, el Desarrollo Social y la protección de los derechos humanos.
No se trata solo de minoría transitorias y de defensa de la dignidad del pueblo libio y demás pueblos del mundo históricamente agredidos por los Estados de los Propietarios, sino también, de una clara y firme política internacional que apuesta por construir una nueva correlación de fuerzas a nivel mundial, no solo a partir de gobiernos progresistas y Estados democráticos y soberanistas, sino de fuerzas sociales y morales diversas que entienden los peligros que se ciernen sobre la sociedad humana y la misma Humanidad y su planeta Tierra, por la delirante locura imperial dispuesta a sacrificarnos antes que ser derrumbado su dominio explotador y depredador; para lo cual era y seguirá siendo necesario, aún en situación de transitoria minoridad, levantar una posición de dignidad que sirva de referencia a la nueva “… Humanidad que ha dicho vasta y a echado andar y cuya marcha de gigante no se detendrá hasta conseguir la verdadera independencia…”, como se proclamara hace 50 años en la Cuba revolucionaria.
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