En política, subestimar al contrario, rival o enemigo no parece ser una práctica aconsejable porque, aunque muchas veces se dicen cosas que puedan parecer disparatadas e incluso, se llegan a materializar algunas de ellas, tales acciones son evidencias de un pensamiento y una voluntad que, de encontrar las condiciones propicias podrían desarrollarse en una magnitud y efectos muy superiores a lo inicialmente pensado. Y la historia demuestra que tales errores, generalmente, se pagan muy caro.
Tal consideración es aún más seria si el autor de las frases tragicómicas es un personaje que tiene un importante espacio de poder dentro de un Estado potencialmente generador de políticas agresivas contra un país y que, para colmo de males, tiene elevadas posibilidades de ser nominado a la presidencia de su país y de convertirse en Presidente de la nación más poderosa del planeta. Tierra: los Estados Unidos de América.
Después de conocer al inculto y aparente inofensivo granjero Lindon B. Jhonson inventarse la guerra de Vietnam, asesinado a un millón de vietnamitas y sepultar a más de cincuenta mil de sus soldados, al mediocre actor Ronald Reagan autorizar la venta de drogas para utilizar el dinero para financiar la guerra contrarevolucionaria en Nicaragua, al oscuro burócrata y espía de la CIA George Bush (padre) lanzarse a la primera guerra de Irak y a su hijo George W. Bush declarar la “Guerra al Terrorismo”, en Afganistán e Irak, que en diez años ha matado a doscientas mil personas, diez mil de los cuales son de los Estados Unidos y de sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y que, el muy creyente, liberal y afro-medio-descendiente Barak Obama, mantiene abierto dos frente de guerra, una cárcel clandestina en Guantánamo y mil bases militares en todo el planeta; cualquier subestimación de un candidato a presidente de los Estados Unidos no puede ser sino un trágico error.
Y es que resulta difícil comprender a muchos, pesa a las innumerables pruebas históricas, que las decisiones políticas fundamentales en el gobierno del los Estados Unidos no están determinadas por las ideas y la decisión individual de su presidente, sino fundamentalmente, por el dominio que sobre la burocracia usamericana ejercen los “perros de la guerra” del complejo militar-industrial-financiero, que no entiende otra lógica que no sea el uso de la guerra como medio preventivo-disusivo-represivo frente al cuestionamiento de su hegemonía mundial.
Es con esa visión como puede interpretarse y responderse a las declaraciones vertidas por el gobernador del Estado de Texas, Rich Perry, republicano aliado de la familia Bush, según las cuales, en caso de llegar a la presidencia de su país, podría enviar tropas usamericanas a combatir, en el propio territorio mexicano, los cárteles de la droga, con el fin de proteger la seguridad de los Estados Unidos de América.
Tal aparente dislate no debe sorprender a propios ni a extraños porque hace mucho tiempo que los Estados Unidos movieron su frontera de seguridad hasta el mismo centro de la República Mexicana y la extendieron hasta su antigua Zona del Canal de Panamá, mediante el Plan de Seguridad Puebla-Panamá, que enlaza las agencias de inteligencia y seguridad de México, los países de Centroamérica y de Panamá, con los planes de seguridad global de los Estados Unidos de América, incoprando a Colombia con el Plan Colombia-Patriota, al Caribe Oriental con el Acuero de Seguridad en el Caribe y a las antillas holandesas de Aruba y Curazao
Pero además, es importante considerar, en relación con las peligrosas declaraciones del candidato republicano Rich Perry, que la visión de la seguridad de los Estado Unidos ha dejado, hace mucho tiempo, de ser un asunto meramente fronterizo y de defensa interior del país, para convertirse en una estrategia planetaria y multisectorial que une a Afganistán con Irak y Pakistán, que vincula Palestina con Irán, Líbano, Siria y Libia, articula Somalia, Etiopía y Fiji y el resto del “Cuerno del Africa”, relaciona Colombia, Centroamérica y México y conecta Venezuela con Cuba, Nicaragua, Haití, Puerto Rico y el Caribe Oriental, utilizando para ello el manoseado tema del “terrorismo” y la lucha contra el narcotráfico, mientras ellos le hacen la guerra al mundo y se mantienen como los mayores consumidores de estupefacientes del mundo.
El que la actual élite usamericana esté plagada de ignorantes, como Sara Palín y Rich Perry, ambos de la corriente ultrareccionaria del Tea Party, no los hace menos peligroso que el ilustrado Barak Obama; antes por el contrario, tal ignorancia los hace especialmente inclinados a adoptar decisiones simples ante complejas situaciones internacionales y ser fácilmente influenciado y controlado por los “perros de la guerra” del complejo militar-industrial-financiero que domina la burocracia de las Secretarías de Defensa y de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional y la Agencia Central de Inteligencia, CIA,
La pregunta es forzosa: si el candidato Rich Perry es capaz de amenazar a su vecino mexicano con enviar sus “marines” a su territorio para combatir a los cárteles de la droga; que no hará para impedir que América Latina y el Caribe, continúen y se profundicen los procesos Soberanistas y de Justicia Social que se vienen desarrollando, en oposición a las políticas imperialistas de los Estados Unidos de América?. Pareciera que los hechos y las palabras, obligan a seguir desarrollando y profundizando una estrategia de defensa integral y en un amplio territorio Nuestra Amaricano, que proteja a nuestros pueblos del “cowboy" Rich Perry, quien pretende instalarse en el 2012, en la Oficina Oval de la Casa Blanca: centro político del poder imperial usamericano.
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