¿Quién gana y quién pierda con la muerte de Alfonso Cano?

Pasando por encima de las lamentaciones y reconocimientos de valentía irrefutable ante la muerte en combate del Comandante Cano, no podemos o, mejor, no debemos, si les parece, dejar pasar el momento sin hacer la reflexión que permita llegar a una evaluación a fondo para avanzar hacia donde el pueblo neogranadino realmente lo necesita.

 Para este punto se requiere con sinceridad más que exaltación ante la muerte, medir a cabalidad las circunstancias, el escenario, los elementos subjetivos y objetivos para saber si de verdad, en estas adversidades, las fuerzas guerrilleras están o se encaminarían para crear las condiciones de una victoria militar sobre la oligarquía colombiana, cuando en esta etapa de la guerra, mas que nunca, se encuentra mezclada con los intereses estadounidenses, de allí que ellos, no se permitirán bajo ninguna oportunidad o descuido, una torpeza para que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, se conviertan en referencia de poder socialista para el Pueblo.

 Ubiquemos, en los últimos encuentros con el enemigo, sin dejar de mencionar la prisión y extradición a los Estados Unidos, de Simón Trinidad y la Comandanta Sandra, las bajas (muertes) guerrilleras que han sido realmente dantescas, empezando por el entonces cabeza número 2 de la jefatura, Comandante, Raúl Reyes, así, la muerte “natural” del legendario Manuel Marulanda, las inexplicables en otros tiempos infiltraciones y delaciones que llevaron a la muerte en traición a Iván Márquez y al Mono Jojoy; ahora, con el mismo libreto, le tocó el turno a Alfonso Cano, todo sin que la cúpula militar o política de la oligarquía colombiana, sufra en proporciones de similares rangos jefaturales, algún rasguño; por el contrario, resaltan de vítores ante el mundo, en su capacidad de imponer la muerte como trofeo inequívoco.

 He aquí las preguntas, quién gana? La oligarquía, puesto que es y sigue sien el pueblo neogranadino quien ha venido perdiendo hombres y mujeres valiosísimos, que a pesar de ser y estar en capacidad de desprenderse de la vida misma, en otras circunstancias, hubieran dado mucho más en beneficio de las grandes mayorías populares neogranadinas, mientras, por el contrario siguen reseñados como los terroristas que secuestran y matan sin piedad, permitiendo con sus muertes justificar el discurso de guerra niquilacionista y la presencia militar más representativa de las fuerzas imperialistas en nuestro continente.

 Quien pierde? La historia que vive el continente latinoamericano en su conjunto, por cuanto, muy a pesar de los gobiernos de derecha como el de Chile, enfrentado por las muchedumbres de jóvenes y pueblo mayoritario, como nunca antes después del derrocamiento y asesinato del Presidente Salvador Allende; de Méjico, donde, ante un gobierno por demás servil, las múltiples manifestaciones populares y las seguras fuerzas de insurgencia pacífica de los zapatistas en unidad, hacen presagiar la llegada a la presidencia de López Obrador; Perú, con el derrumbe del fujimorismo en sus nuevas y viejas tonalidades de neoliberalismo, en la expectativa para el anhelado cambio de Hauyanta Ahumala; siendo así como se presenta, después de haber derrotado nada mas y nada menos que al propio George W Bush, en Mar del Plata, Argentina, con la presencia de los gobiernos y pueblos de Bolivia, Nicaragua, Brasil, Uruguay, la propia Argentina, Ecuador, Paraguay y por su puesto, la República Bolivariana de Venezuela, para venir a conformar alianza Latinoamericana y del Caribe, en hecho de soberanía mas trascendental de los últimos 200 años.

 Ahora, qué pasa en Colombia y Antonio Santos, contando con la fuerza paramilitar cabizbaja pero intacta, hoy se encuentra sufriendo los embates de protestas estudiantiles que piden educación gratuita, a sindicatos y campesinos que reclaman estabilidad laboral y tierras para la siembra soberana, que estando consientes del riesgo lo asumen con la misma valentía; intelectuales y políticos de izquierda de la talla de Piedad Córdova, con su Colombianos y Colombianas por la Paz, entre otr@s, que, sin miedo, habiendo enfrentado y triunfado al asesino Álvaro Uribe, siguen desafiando, en la calle, en el parlamento, en la universidad, en la fabrica, los huestes oligárquicas.

Ojo, no estoy planteando en esta reflexión que las FARC-EP., deban hacer la misma inmolación que en tiempo pasado hizo el M-19, o que se conviertan en los ilusos que caigan en la tentación o trampa caza bobo, que pudiera representar el hecho que llevó a Gustavo Petro, gobernador de Bogotá; no, pero se hace sumamente necesario que la revisión de la táctica, que debe ser en todo momento, pase por preguntarse, qué pasaría en Colombia si la Comandancia Guerrillera decide, liberar de una vez a todos los retenidos, sin esperar nada a cambio; si declara cese al fuego unilateral para preparar la desmovilización, con el anuncio a todos los vientos del mundo, la decisión de incorporarse a las luchas pacificas del Pueblo y en sintonía de los anhelos de cambios  recorren al continente, en busca de la Paz sin Sepulcro que necesitan los pueblos latinoamericanos?

De todos modos, no hay garantía ninguna, como lamentablemente se ha demostrado, que no vayan a ser asesinados los cuadros altos, medios, bajos y combatientes de la guerrilla en las montañas, igualmente seguirían siendo reseñados como los mismos narcoterroristas, por lo tanto, a mi juicio, ante esta verdad cruel e inobjetable, sería preferible que los revolucionarios caigan en las calles de Bogotá o cualquier ciudad colombiana pero al lado de los obreros, los estudiantes, campesinos, intelectuales.

(*) Abg. Venezuela

gusclaret@hotmail.com



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Gustavo Vásquez (*)


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