Los Verdugos De La Palabra Y La Razón

Colombia El Delito De Pensar

La lucha por la dignidad y la liberación del pueblo colombiano, ha sido una historia de asesinatos, desapariciones forzadas, fosas comunes, falsos positivos, corrupción, envilecimiento de los órganos de poder y todas las lacras que plagan la conducta humana degradada de los cancerberos y conservadores de una clase social que no se detiene ante nada y que desconoce los parámetros morales elementales que rigen la conducta HUMANA.

El insigne investigador colombiano Miguel A Beltrán Villegas, nos expone lo peligroso que resulta en Colombia pensar, y sobre todo pensar y escribir con conciencia critica. En su artículo. “Persecución Y Pensamiento Crítico” (versión impresa de la Revista Cultural El Salmón. Ibagué, Edición XVI, Semestre B- 2010): “Los verdugos de la palabra y la razón me han colocado tras las rejas con la pretendida ilusión de que ellas impedirán expresar mi pensamiento crítico y quebrantar mi moral; quisiera decirles que no lo han logrado ni lo van a lograr. Nada, ni siquiera la amenaza de una condena ejemplar por no admitir el delito rebelión, hará cambiar mi compromiso con un pensamiento alternativo al pensamiento único que se nos quiere imponer y que ubique en la lucha de las ideas, el eje de la disputa por una Colombia más soberana y más humana Sólo que si antes, libraba esta batalla en las aulas de clase, en los recintos universitarios y en los foros públicos, hoy debo hacerlo desde este pabellón de alta seguridad, donde pese a las deplorables condiciones de supervivencia, he hecho de él - al igual que millares de presos políticos más- otro espacio de resistencia y lucha por la libertad de pensamiento…. El Sociólogo Alfredo Correa de Andreis, impulsor de la Asociación Colombiana de Sociología en la Costa Atlántica, quién fuera encarcelado y luego asesinado con la complicidad de los organismos del Estado, tras demostrarse su inocencia. Una suerte similar sufrió el profesor Edgar Emiro Fajardo Sociólogo de la Universidad Cooperativa, (Asesinado brutalmente por el delito de pensar crítica-mente por el estado terrorista colombiano)

Bajo la retórica de la “amenaza terrorista”, quienes hemos asumido una postura crítica y nos hemos opuesto a la política guerrerista del Estado colombiano se nos pretende estigmatizar y señalar como “ideólogos de la subversión”, esta es la razón fundamental por lo que me encuentro privado de la libertad y enfrentando un juicio por los “delitos de rebelión” y “concierto para delinquir”.

Quiero concluir este escrito evocando las palabras de ese pensador crítico que fue Antonio Gramsci, a quién el fascismo pretendió quebrar como revolucionario y trato de impedirle pensar durante décadas, condenándolo a morir tras las rejas. En la carta a su madre decía el filósofo italiano estas palabras que ahora hago mías: Quiero que comprendan bien, incluso con el sentimiento, que yo soy un detenido político y seré un condenado político, que no tengo ni tendré nunca que avergonzarme de esta situación. Que, en el fondo, la detención y la condena las he querido yo mismo en cierto modo, porque nunca he querido abandonar mis opiniones, por las cuales estaría dispuesto a dar la vida, y no sólo a estar en la cárcel y que por eso mismo yo no puedo estar sino tranquilo y contento de mi mismo.

La diferencia ente Uribe y Santos es cuestión de formas y en lo absoluto de fondo. Mientras Uribe es un delincuente común, una rata de los bajos fondos de la droga, hombre de confianza de Pablo Escobar Gaviria, “El Narcotraficante Nº 82” envilecido y fantoche, capaz de todas la bajezas humanas, Santos es un mafioso de cuello blanco, nacido en cuna de oro y defensor a ultranza de los intereses de su clase, pero vendido en cuerpo y alma a los monstruos de la tierra, eficiente peón del sionismo y el imperialismo norteamericano, tan inescrupuloso como Uribe (Cómplice de todos los asesinatos, desapariciones,“falsos positivos” y fosas comunes como Ministro de la defensa de Uribe) pero con mas recursos histriónicos y de manipulación de imagen mediática.

Las relaciones de Venezuela con el “estado fallido” de Colombia, no pueden ser la de “mejor amigo”, ni siquiera las de “socio comercial confiable”; los revolucionarios no deben hacer concesiones ante el enemigo de la revolución. El gobierno revolucionario debe exigir garantías a Colombia a la hora de entregar camaradas que NO SON TERRORISTA, que son luchadores sociales, debe exigir respeto absoluto a la vida y la integridad física de los camaradas, debe exigir que no sean deportados a los Estados Unidos, debe exigir que no sean condenados a condenas superiores a las impuestas por las leyes venezolanas por delitos similares, debe exigir derecho a la defensa, debe exigir diligencia en los tiempos del juicio y debe establecer que en caso de que algún camarada entregado a Colombia sea asesinado, torturado, desaparecido,”suicidado” o extraditado a Norte América, los acuerdos de extradición entre Colombia y Venezuela quedaran inmediatamente sin efecto

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Rafael Urdaneta


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