Los “Indignados” y los “Okupa” se han multiplicado en el mundo, pero en México esperan

1. En la ciudad de México desde hace unos 40 días, unas 80 personas “indignadas”, mayoritariamente estudiantes, acampan frente a la Bolsa de Valores de la glorieta “La Palma” del paseo de la Reforma; un segundo campamento está situado en la plaza de Coyoacan, alrededor del kiosco. Al primero acuden unos 30 indignados y al campamento sur, en Coyoacan, unos 50. De noche duermen en sus pequeñas casas de campaña y en el día realizan algunas actividades culturales, limpian su espacio y con las mercancías que les han donado, cocinan de manera colectiva su comida diaria. La realidad es que los compañeros saben que deben esperar mucho tiempo plantados, así como una buena coyuntura para que la gente decida manifestarse, tal como ha sucedido en otros países donde las concentraciones son muy grandes. “Lo importante es estar aquí como ejemplo de lo que debe hacerse para que la gente se concientice”, me han dicho.

2. Los que acampan saben que los hoy grandes movimientos de indignados en España, Chile, Grecia, Francia, Italia, sobre todo de los “ocupa la bolsa de valores de Nueva York”, comenzaron siendo pequeños y su crecimiento fue coyuntural. En México existe desde hace más de 30 años el empeoramiento de la situación de pobreza y miseria de la población; desde hace once años esa situación desfavorable para los mexicanos se ha agudizado; en los últimos cinco años han sido muertos más de 50 mil seres humanos, eso es indiscutible. Sin embargo nada pasa en México. La fuerza de los indignados y de los ocupa debería venir del sector de los jóvenes, estudiantes en particular, pero no abren los ojos y la mente. ¿Es que el golpe que recibieron los estudiantes en la huelga de 1999 fue tan contundente como para aniquilarlos por mucho tiempo? La realidad es que no hay una explicación coherente que diga lo que sucede, todos los análisis para explicar el problema resultan pobres.

3. Durante 30 años, explica la líder chilena Camila Vallejo, la justificación a las privatizaciones, a la pobreza y a la desigualdad, fue la esperanza del ascenso individual sustentado en el acceso a la educación superior. “Esforzarse para llegar a la universidad, o juntar plata para pagar la U”, fueron temáticas recurrentes en cada una de las familias chilenas que veían en sus hijos y en las infinitas posibilidades que les daba el mercado educacional, una oportunidad de dejar de ser lo que eran. El mito se comienza a derrumbar cuando ya no estamos todos seguros de que la educación permita movilidad social, cuando el colegio particular ya no permitía ingresar tanto a la educación superior como aparentaba, cuando las deudas educacionales empezaron a absorber el ingreso familiar, cuando el cartón universitario se fue desvalorizando a propósito de un mercado desregulado y cuando ser un profesional dejó en parte ser sinónimo de ganar plata.

4. ¿Es una forma válida e importante de lucha acampar? Sin duda todos las formas de lucha son válidas: la electoral, la guerrillera, las movilizaciones de masas, los bloqueos, las huelgas, las caravanas, las caminatas, hasta la parlamentaria cuando es respaldada por las luchas en las calles. Siempre dependerá de los objetivos que se persigan y de la coherencia con los medios usados. Un acampamiento, por más justo que sea, no hace ningún mal al poder ni tampoco un bien al pueblo si es sólo estar acampado en un parque, una explanada o en un Zócalo. Yo he visto huelgas y plantones que han durado muchos meses y años porque no se hacen más fuertes para luego realizar marchas y bloqueos de calles e instituciones. El gobierno –sabiendo que no es dañina- la usa la decir que en México hay justicia y libertad. Pero cuando ya son fuertes y empiezan a calar en la conciencia del pueblo, las reprime encarcelando o asesinando a los más distinguidos.

5. Cuando un gobierno –que se sabes que por naturaleza es represor- no resuelve los demandas ni le hace caso a las protestas, es que no le importan, no les duele; que lo que hacen lo puede soportar por mucho tiempo. Pero si los electricistas, los petroleros, los bancos, los transportes de mercancía, los bloqueos de carreteras realmente paralizan la marcha del capitalismo, las enormes ganancias de los empresarios, inmediatamente, o en menos de tres días, resuelven los problemas planteados o se lleva a cientos de participantes a la cárcel. Una huelga pacífica de campesinos, una huelga inmovilizada de profesores o estudiantes, un simple plantón en un parque o en el Zócalo de casi nada sirven si no se convierten en centro de movilización y tensión social. Por ello cualquier forma de lucha es importante, pero si no hacen daño al poder, si no crecen en fuerza sirven de muy poco. Es gobierno siempre cuenta con todos los elementos para medir.

6. En el campamento pude hablar con Edur Velasco, el profesor universitario que lleva 38 días de huelga de hambre en el plantón frente a la bolsa de valores. Está muy animado y no le han faltado visitas. Tiene la convicción de continuar con su huelga de hambre –atenido a tomar solamente líquidos- buscando que con ello se estimulen o sensibilicen más jóvenes. Parece que hasta el día de hoy al gobierno le importa un bledo. Mientras tanto las campañas políticas hacen el papel de distractores porque los partidos que se dicen de centro y de izquierda –como las derechas- no han manifestado su apoyo a los plantados. Pienso que los jóvenes trabajadores no pueden plantarse, pero los estudiantes y desempleados sí. ¿Qué pasará en México, Argentina y otros países con historial de luchas? De todas maneras, aunque en varios países destacados no hayan habido movilizaciones importantes, internacionalmente el movimiento crece t no sabemos cuando pare.

alterar@gmail.com

http://pedroecheverriav.wordpress.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 2294 veces.



Pedro Echeverría V.


Visite el perfil de Pedro Echeverría para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: