La derecha española arrasó en las recientes elecciones y el nuevo jefe de
gobierno es Mariano Rajoy… nada nuevo bajo el sol. En el mejor de los
casos, paquetazo neoliberal en puerta y malos augurios para el pueblo
español, pero ellos decidieron por el Partido Popular y tendrán que
atenerse a su consecuencias.
Mas no es sobre el futuro de España en la manos de Rajoy sobre lo que hoy
queremos opinar. Usaremos el espacio y el tiempo del que disponemos para
reflexionar sobre el futuro y las relaciones de España con Venezuela;
sobre todo a la luz de los ataques y declaraciones del ahora Jefe de
Gobierno, cuando no era más que el líder del principal partido de
oposición español.
Esa futura relación será la mejor evidencia de que “una cosa es pedir
agua y otra muy diferente el tener la responsabilidad de distribuirla”.
Rajoy es lo que en Venezuela conocemos como un “hablador de paja”, por
años ha venido acusando a Chávez de cuanta vaina se le ocurre y apoyando
las iniciativas de la oposición venezolana, pero créannos que ahora que
“se montó en el coroto” actuará diferente.
Cualquiera podría suponer, basado en todo lo que ha dicho y hecho Rajoy,
que con el ascenso de este fascista al poder, las relaciones de España y
Venezuela viven la crónica de una muerte anunciada, pero como ya dijimos,
una cosa es pedir agua y otra el tener que repartirla.
A Rajoy le tocará ahora tragarse todo lo que ha dicho en contra de
Chávez, de la Revolución Bolivariana y de las relaciones entra ambos
gobiernos. Ya no es el líder del partido opositor, ahora le corresponde
hablar en nombre de España, por lo que tal y como hacen los políticos
tradicionales y guabinosos apelará del lenguaje diplomático.
¿Recuerdan como el vago que ejerce como rey de España tuvo que aguantar
callado los insultos que le profirió Chávez después de aquel ¿Por qué no
te callas?
No lo hizo Juan Carlos porque carecieran de importancia los insultos, ni
porque reconociera que actuó incorrectamente. Lo hizo porque a quien no
le conviene una ruptura de relaciones entre los dos países es a España.
Esa realidad no ha variado, así como no ha disminuido el odio de los
políticos de derecha españoles contra Chávez; pero ahora les corresponde
cuidar sus intereses y enfrentarse a Chávez y a su liderazgo en América
Latina, pueden jurarlo que no está en sus planes.
En resumen el odio y las ganas de ver a Chávez fuera del gobierno está
enterito en el alma de Rajoy, Juan Carlos y todos los fascistas
españoles; pero por ahora tienen que calárselo.
Si Clinton, Bush y Obama no dieron el paso que Rajoy le exigió a Zapatero
(romper relaciones con Venezuela) no será este payaso quien lo haga.
Pueden tener por seguro, que tampoco asumirá la posición del gobierno de
Obama. Está obligado a ser mucho más comedido y diplomático; sus
bravuconadas pasaron a ser cosas del pasado.
Amanecerá y veremos
arellanoa@pdvsa.com