1. Interrogado el candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto
sobre los tres libros que han marcado su vida personal y política,
dijo que éstos han sido la Biblia y La silla del águila, de Krauze,
obra escrita en realidad por Carlos Fuentes; además de textos de
Jeffrey Hatcher, dramaturgo estadunidense. “He leído varios. Desde
novelas. En lo particular, difícilmente me acuerdo del título de los
libros. La Biblia es uno, en algún momento de mi vida. Algunos pasajes
bíblicos. No me leí toda, pero sí algunas partes. Sin duda en una
etapa de mi vida fue importante, sobre todo en la adolescencia. “La
silla del águila, de (Enrique) Krauze. Luego otro libro de él, que
quiero recordar el nombre, sobre caudillos. No recuerdo el título
exacto. Estamos hablando de la descripción que hace de México y cómo
transitamos del México de los caudillos al institucional. Creo que
además, eh, con gran sustento histórico. Fue un libro que me gustó.”
2. El pobre candidato sudaba y su esposa la artista de televisión, no
encontraba qué hacer: quizá le mentaba la madre a la periodista
“majadera” o deseaba que la “tragara la tierra”. Pero me pregunto:
¿deben ser filósofos, literatos, historiadores, los presidentes de
México o por lo menos deberían tener un barniz cultural? Yo casi estoy
seguro que ninguno de los presidentes de la República –desde Porfirio
Díaz (1876-1911) hasta Calderón (2006-2012), ni tampoco los demás
altos políticos tuvieron tan siquiera un barniz cultural; a no ser que
hayan sido intelectuales oportunistas cooptados. ¿De dónde van a sacar
tiempo o interés cultural si están dedicados a ser prácticos: en decir
discursos, en hacer declaraciones periodísticas, en revisar leyes y
reglamentos relativos a sus funciones, en aprender a manipular a la
gente, en movilizarlas para sus actos políticos, en asistir a
reuniones? Eso que saben los políticos tampoco lo sabe un intelectual.
3. ¿Puede compararse el discurso de un intelectual en un mitin con el
de un político? Las masas no le encuentran pies ni cabeza a los
razonamientos de un intelectual que lo más seguro es que los duerma
con sus frases grandilocuentes, sus citas de autores y sus cifras
estadísticas. En cambio cuando Fox decía burgeis (en vez de Borges) o
Calderón dice “haiga sido”, la gente lo festeja cuando son sus
seguidores panistas. La realidad es que tanto políticos priístas como
panistas deberían reconocer que nunca en su vida han leído un libro
porque sus intereses han sido otros. Cervera Pacheco, quizá el
político más corrupto, más hábil y creo que también más inteligente de
la historia yucateca no terminó el bachillerato y nunca leyó ningún
libro, pero ocupó todos los cargos nacionales y locales durante 50
años. Patricio Patrón, el único gobernador panista, registraba una
ignorancia profunda, era medio analfabeta, pero sigue por encima de
los panistas de Yucatán.
4. Los títulos universitarios valen sólo para obtener mayor jerarquía
y más salarios en los centros educativos pero fuera de ellos
desaparecen, no sirven para nada. Las lecturas de filósofos y
literatos sirven para comprender mejor el mundo y para poseer mayor
sensibilidad en el trato con los seres humanos; aunque también para
obtener becas, premios y viajes alrededor del mundo. En los hechos si
no eres profesional universitario o politécnico, político en el poder
o gran capitalista, en este sistema no vales nada o casi nada. Son
como tres carreras diferentes y en las tres el pensamiento
predominante es el poder y el dinero. Así que no hay que sorprenderse
que Peña Nieto, Fox y Calderón jamás hayan leído algún libro en su
vida (fuera de los textos de escuela que sólo sirven para exámenes y
calificaciones) ¿O puede olvidarse que todos los candidatos publican
sus libros y programas de gobierno sin leer libro alguno?
5. A los políticos hay que mandarlos al carajo y combatirlos, no por
ser muy ignorantes
e incultos, sino por servir a los intereses de los empresarios y de
los EEUU sin atender las demandas de los obreros, campesinos,
ciudadanos. A los políticos hay que combatirlos no porque usen buenos
trajes, tengan amantes, sean homosexuales o porque de cuando en cuando
se echen buenos tragos, sino porque acumulan gigantescas riquezas
haciendo grandes negocios con sus familiares y amigos. Hay que
combatirlos no porque no hayan leído libros o no sepan hablar
correctamente, sino porque entreguen los intereses del país al
gobierno yanqui, porque por sus políticas se hayan asesinado a decenas
de miles de seres humanos y la mayoría de los habitantes sigan
viviendo en la miseria. Así que la bronca de Peña Nieto no es por sólo
haber revisado la Biblia y a Krauze, sino por ser candidato de
Televisa, de los empresarios, del PRI y del imperio yanqui.
6. La realidad es que los políticos son políticos y la llamada cultura
es otra cosa. Los pobres Fox, Calderón y, hoy Peña Nieto, sufren ante
el acoso de preguntas sobre lo que han leído, sobre autores de libros
y demás. Los pobrecitos políticos sólo han tenido capacidad para decir
que han leído la Biblia cuando en realidad sólo recuerdan sus clases
de catecismo. Ningún político mexicano lee nada de libros pero ningún
intelectual lo supera en el conocimiento de las noticias. Me pregunto:
¿Los políticos del PRI, PAN, PRD, además de saber movilizar,
mediatizar, engañar a los sectores más humildes de la población,
tienen que saber de Borges, Kundera, Paz, Fuentes y los demás
literatos de otros países y mexicanos? Pero también preguntaría: ¿Los
literatos deben saber de estrategias políticas y de manipulación de
masas? Yo pienso que todos los políticos deberían tener por lo menos
un barniz cultural, pero qué pasa si no lo tienen?
7. Si hiciéramos una lista de presidentes ninguno de ellos tenía
siquiera una idea cultural porque a los políticos no les ha alcanzado
el tiempo, ni han tenido necesidad de pensar en cultura. Cómo puede
importarle Hobbes y Lock, Maquiavelo, Marx o Bobbio si la política de
dominación se obtiene en la práctica y muchas veces a mayor lectura
surgen más dudas, más difícil es convencer a nadie y todo tipo de
convicciones se vienen abajo? Como ha sucedido por lo menos desde
Porfirio Díaz: una vez ya en la Presidencia los grandes lectores de
libros e intelectuales caen arrodillados frente a los presidentes
ignorantes que tienen el poder y el dinero. Y como dicen aquí que
frente al dinero y el poder “hasta el perro baila”, los intelectuales
orgánicos se convierten en simples comparsas de los presidentes que
ofrecen negocios, becas, embajadas y viajes de estudio. Otra cosa son
los intelectuales independientes y comprometidos con los trabajadores.
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