En un artículo anterior versamos sobre el resurgir de Rusia como potencia influyente en el mundo. Su vecina Europa está herida y Rusia les ofrece una mano económica, que mas bien pareció una bofetada para una Unión Europea que se creía la tapa del frasco y ahora descubre que el gigante euroasiático se ha colocado entre las primeras cinco economías mundiales.
Por su parte, el vecino bravucón de norte América, aún pensaba que podía intimidar a sus pares no occidentales del Consejo de Seguridad (seguridad para atropellar a los países del Sur). Sus “agudos analistas” habían relegado a la China Comunista a una suerte de maquina de productividad y de exportación. Se dejan guiar por la definición de “un país dos sistemas” y le venden a sus jefes la versión de que China se comporta como el Japón al que mutilaron sus ejércitos después de a II Guerra. Para todos, China simplemente se ocupaba de exportar primero sus pequeños productos de imitación y luego con tecnología incorporada. Se equivocaron, allá y aquí también.
Resultaba que China iba acumulando grandes capitales que de inmediato invertía en el Sur. El desarrollo económico chino demanda energía y materias primas, crea necesidades de movilidad del trabajo, de capitales, de transferencia tecnológica, de aliados internacionales.
Por tanto, sus científicos abordan el avance militar, la seguridad de la soberanía territorial y la protección de sus vitales alianzas internacionales, de sus amigos, compradores y proveedores. Y ahora la palabra de China pesa un mundo para EEUU.
@bolivarreinaldo