Bolivia, México, España, ¿hasta dónde podrán cambiar?


1. Esta mañana de jueves –en mi convalecencia por accidente- he recibido dos magníficas notas: a) La entrevista hecha a Álvaro García Linera (vicepresidente de Bolivia) que publicó La Jornada y la noticia de la aprehensión del afamado Juez español Baltasar Garzón por el hecho de estar investigando los asesinatos realizados por el franquismo durante la Guerra Civil Española (1936-39) Las dos notas me llenan de enseñanzas positivas: En Bolivia se realiza un profunda revolución en la que los indígenas, los más humildes, son protagonistas; mientras España se cubre de lodo al permitir que un juez que busca demostrar los asesinatos de la dictadura del general Francisco Franco es llevado a prisión porque su trabajo puede poner en las cárceles a cientos de funcionarios actuales herederos de la política franquista. Por eso la clase política de España, particularmente la derecha que sigue pensando y actuando como el dictador, la invade el terror.

2. García Linera –intelectual boliviano ex preso político- señala: el hecho fundamental que se ha vivido en el actual proceso de transformación política en curso en Bolivia es que los indígenas, los indios, a quienes la brutalidad de la invasión y los sedimentos centenarios de la dominación, estaban predestinados a ser campesinos, obreros de bajo oficio, artesanos informales, porteros o meseros,  que son mayoría demográfica, hoy son ministros y ministras, diputados, senadores, directores de empresas públicas, redactores de constituciones, máximos magistrados de la justicia, gobernadores; presidente. Este hecho –apunta el entrevistado- es la mayor revolución social e igualitaria acontecida en Bolivia desde su fundación. Es un modelo que ha recuperado el control de los recursos naturales que estaban en manos extranjeras para colocarlos en manos del Estado, dirigido por el movimiento indígena.

3. Desmontar esa maquinaria de dominación requiere mucho tiempo. En particular el tiempo que se necesita para modificar la dominación convertida en sentido común, en hábito cultural de las personas. Las formas organizativas comunales, agrarias, sindicales del movimiento indígena contemporáneo, con sus formas de deliberación asambleística, de rotación tradicional de cargos, en algunos casos, de control común de medios de producción, son hoy los centros de decisión de la política y buena parte de la economía en Bolivia. Hoy, para influir en los presupuestos del Estado, para saber la agenda gubernamental no sirve de nada codearse con altos funcionarios del Fondo Monetario, del Banco Interamericano de Desarrollo, de las embajadas estadunidense o europeas. Hoy los circuitos del poder estatal pasan por los debates y decisiones de las asambleas indígenas, obreras y barriales.

4. No se conoce hasta dónde llega la verdad, la emoción y las esperanzas de García Linera en la Bolivia indígena que ha tenido que enfrentar abiertamente a la CIA, a la DEA y a la embajada yanqui. El Estado –bajo el gobierno del indígena Evo Morales- es el principal generador de riqueza del país, y esa riqueza no es valorizada como capital; por el contrario, es redistribuida en la sociedad a través de bonos, rentas y beneficios sociales directos de la población, además del congelamiento de las tarifas de los servicios básicos, los combustibles y la subvención de la producción agraria. Se busca priorizar la riqueza como valor de uso, por encima del valor de cambio. En ese sentido, el Estado no se comporta como un capitalista colectivo, sino como un redistribuidor de riquezas colectivas entre las clases laboriosas y en un potenciador de las capacidades materiales, técnicas y asociativas de los modos de producción campesinos, comunitarios y artesanales urbanos.

5. Marx señala que todo objeto posee un valor de uso y un valor de cambio. El valor de uso es el valor que un objeto tiene para satisfacer una necesidad. Se refiere a los rasgos de las cosas gracias a los cuales nos son útiles para la satisfacción de cualquier tipo de necesidad, desde las más biológicas como comer, hasta las más espirituales como las que se refieren al ocio y el mundo de la cultura. El valor de cambio es el valor que un objeto tiene en el mercado, y se expresa en términos cuantitativos, en dinero. Dos objetos con diferente valor de uso pueden tener el mismo valor de cambio si así lo determina las leyes del mercado: una computadora puede costar lo mismo que una moto. El rasgo peculiar de la sociedad capitalista es que en ella la fuerza de trabajo es también una mercancía que se mide por la producción y la plusvalía. Por ello priorizar el valor de uso hace desplomar el valor de cambio o simplemente valor.

6. México, con 114 millones de habitantes, no es una nación indígena sino de sectores medios predominante pobres y miserables. Bolivia tiene el 62 por ciento de población indígena y, aunque es el sexto en extensión territorial en América Latina, apenas posee 10.5 millones de habitantes. ¿Qué se podrá hacer en México para lograr cambios y demás transformaciones tan radicales como las que se han registrado en Bolivia? En primer lugar lograr que la población –que parece estar resignada, temerosa o muerta- comience a salir a la calle a protestar contra su situación de vida. Ningún gobierno, por más buenas intenciones que tenga, podrá cambiar nada si los trabajadores no lo exigen en las calles. Sólo en la medida en que las masas estén participando puede obligarse a cualquier gobierno a que sus acciones beneficien directamente a los trabajadores. De lo contrario todo puede convertirse en engaño, populismo o demagogia.

7. ¿Qué pasa en España con el Juez Garzón? Pues como dicen en México: “cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde”. Garzón ha realizado importantes juicios internacionales que le han dado mucha presencia; sin embargo no ha podido arrancarse su ideología reaccionaria y derechista –sobre todo al perseguir a los líderes vascos de Batasuna y de ETA, condenándolos a muchos años de cárcel y persiguiendo a organizaciones rebeldes. Hoy, los seguidores y herederos del dictador Francisco Franco buscan encarcelarlo para evitar que sean investigados los asesinatos y las muertes de aquel período en que España logró altos grados de libertad y justicia y que fue aplastado por las masacres asesinas del franquismo. ¿Podrá limpiarse el gobierno de Aznar-Rajoy, el de Zapatero de la ideología racista, reaccionaria, derechista que dominan particularmente en el PP gobernante?

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Pedro Echeverría V


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