Los ideólogos del capitalismo han hablado mucho del supuesto fin de la historia cuando derribaron el muro de Berlín, y llegó la llamada era del mundo unipolar con los Estados Unidos como su eje central. Es asombroso como supuestos sesudos analistas callan ahora cuando el derrumbe es del mundo unipolar. Realmente, fue para mí una decepción cuando en el caso del conflicto Libio, ni Rusia ni China habían ejercido su derecho al veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Decepción mezclada con desesperanza, porque sin el derrumbe del mundo unipolar no había ningún chance de soberanía e independencia verdadera para los pueblos al menos progresistas del planeta. Y la explicación de ese no veto no puede ser otra, que privaron las diferencias históricas entre China y Rusia, esas que comenzaron ya en la época de Stalin y Mao. Pero como dice la canción “sorpresas te da la vida”, y que agradable cuando son buenas. Así como en el caso Libio privaron los intereses particulares y las diferencias históricas, ante el caso Sirio e Iraní está privando la llamada “real politik”, de “nos unimos o nos joden”. No pasó desapercibido el plan de la OTAN, o mejor dicho USA-Inglaterra-Francia (con Alemania de invitada), y Rusia y China tuvieron presente que eso de la exclusión aérea fue un pretexto para intervenir y bombardear indiscriminadamente, al pueblo Libio por intereses propios de las potencias occidentales.
Cierto es, que el derrumbe del mundo unipolar no es el regreso de la guerra fría ideológica entre el campo capitalista y el del “socialismo” existente, si no más bien, una guerra no tan fría (por el caudal de dólares que acumulan todos los involucrados), entre potencias establecidas y otras que resurgen en sus respectivas áreas de influencia y más allá. China será dentro de poco la primera potencia económica del mundo, y la primera consumidora de petróleo, necesita asegurarse sus suministros, y Rusia no quiere quedarse atrás. Ambas se han dado cuenta, por fin, de la necesidad de marcar una línea definitoria (cual muro de Berlín) en el llamado medio oriente (eje y garganta de ese gigantesco continente “Eurasia”), a fin de evitar que las potencias occidentales sigan avanzando. Y es que realmente, poseen grandes intereses comunes, además de la mutua defensa. Rusia en el principal productor de Petróleo y de gas natural del mundo, y China tiene como fuentes energéticas principales el carbón, energía hidroeléctrica y energía nuclear, por lo cual necesita para continuar su avance mundial, de mayores y mejores fuentes energéticas, y menos contaminantes que el carbón. He allí porqué cuando Vladimir Putín salió electo candidato de su partido y seguro ganador, en los primeros días salió de gira a Pekín, y allí vino la alianza que es vital para ambos, ante occidente, y por sus contradicciones internas que bien valen un trabajo o folleto que preparo actualmente. Además, ninguno de los dos está solo, ambos forman parte de la Organización para la Cooperación de Shangai (OCS), que conforman también, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán y a sus reuniones acuden como invitados Irán, que ha solicitado su adhesión plena, Pakistán e India. Medio ….
Rusia por su parte es el eje central de la Comunidad de Estados Independientes ( CEI ) una organización supranacional compuesta por 10 de las 15 ex repúblicas soviéticas, con la excepción de los 3 estados bálticos: Estonia, Letonia y Lituania, que actualmente son miembros de la Unión Europea; Turkmenistán, que abandonó la organización el 26 de agosto del 2005 para convertirse en miembro asociado; y Georgia, que se retiró el 18 de agosto de 2009. Mongolia participa en algunas estructuras de la CEI como observador. Ucrania no es miembro de la CEI, al no haber ratificado el estatuto de la organización, siendo sin embargo un estado fundador y miembro de la Comunidad.
Ya vemos porqué los iraníes están tan preocupados porque Europa no les compre petróleo. Volviendo a lo de la unipolaridad. EEUU no pasó la prueba de la unipolaridad y, se ha desangrado por los permanentes conflictos en el Medio Oriente, carece en la actualidad de los recursos que se requieren para retener su liderazgo global.
La multipolaridad implica una distribución mucho más justa de la riqueza en todo el mundo y una profunda transformación de las instituciones internacionales como la ONU, FMI, el Banco Mundial, etc. En la actualidad, el consenso de Washington parece irreversiblemente muerto y la agenda global debe estar encabezada por la tarea de construir una economía con niveles de incertidumbre mucho menores, unas normas financieras más estrictas y una mayor justicia en la distribución de los ingresos y beneficios económicos.
Los centros del desarrollo económico están moviéndose desde Occidente hacia el continente asiático. China y la India, los países más poblados del mundo, definirán el sentido y el ritmo del desarrollo en el futuro, pero la principal batalla por la supremacía global se definirá entre EEUU y China estando en juego la elección del modelo post industrial y socio-económico del siglo XXI. En este sentido, si bien el MERCOSUR o el ALBA o la recientemente creada CELAC, no son inicios de conformación de un polo potencia mundial militar o económica, también se traen lo suyo, son ejemplos de nuevos tipos de integración, y en particular el ALBA es ejemplo de otra moral necesaria para abordar el post capitalismo, y ya sabemos la importancia de eso de los ejemplos. La pregunta que surge en este contexto es ¿cómo reaccionará Estados Unidos frente a la transición?. Hay que tener en cuenta que cualquier estrategia de EEUU parte de la premisa que la pérdida de la supremacía mundial es inaceptable para ese país, y se baten y se batirán duro. Recordemos que cuando los imperios caen son más agresivos. El país que enfrenta una inminente pérdida de liderazgo no tiene otra opción que golpear primero y eso es lo que Washington ha estado haciendo los últimos quince años. La táctica específica de EEUU es elegir como blanco no a un país candidato alternativo para la supremacía geopolítica, sino a países que parecen propicios en el momento. Deshacerse de Irán y Siria, que interfieren en el camino de la dominación global de EEUU, sería el próximo paso natural de Washington. No hay que confiarse en su anunciada nueva estrategia, al decir, que cambian su estrategia al sudeste asiático, al mar chino, están diciendo algo cierto a medias, anunciar un golpe en un lado para darlo en otro, vieja táctica, recordemos que el arte de la guerra, según Sung tzu, es el engaño.
Lo importante para nosotros, es saber, que la lucha será dura, como decía Argimiro, pero tendremos mayores esperanzas, en la medida que nuestro proceso avance en la dirección correcta a lo interno del nuestros movimientos, en lo nacional y lo internacional.
PDPP.