1. López Obrador, el candidato presidencial del PRD, PT, Convergencia y MORENA, después del magnífico discurso que ayer pronunció en la ciudad de Hermosillo, seguramente será llamado a “desayunar” por el embajador yanqui. Al decir AMLO frente a los empresarios sonorenses que “La agenda de reformas estructurales que impulsa el sector empresarial mexicano está impuesta desde el extranjero y es la misma que Washington le pide a todos los países, por lo que es indispensable una política industrial propia que tenga como centro las necesidades nacionales”, será llamado a “conversar” sobre lo que piensa como candidato. Así fue hace seis años y se espera que suceda lo mismo porque en México, por lo menos desde 1983, no hay posiciones críticas hacia EEUU y lo único que se ha escuchado son peticiones lastimeras para que EEUU deje de vender armas y comprar droga. Pero en lo fundamental EEUU ha logrado someter a los políticos mexicanos.
2. Cuando AMLO hablaba ayer en aquella reunión, los teléfonos del embajador gringo seguramente encendían sus alarmas porque los panistas Calderón, V. Mota y Madero, así como los priístas encabezados por Peña Nieto, repiqueteaban para ponerlo en sobre aviso. ¿Se había visto acaso a un candidato que se atreviera a decir –aunque levemente- que Washington impone sus agendas desde el extranjero impidiendo una política industrial propia, nacional? Recordó López Obrador que a partir de 1983 se puso en práctica en México una política económica (el neoliberalismo y la privatización) que abandonó el fomento de las actividades productivas y, aunado a ello, se inició una apertura comercial indiscriminada y sin límites estratégicos de ninguna índole. Esto ha significado poner a competir a productores nacionales con los del extranjero en condiciones de desigualdad.
3. López Obrador no es un izquierdista, un socialista o un comunista. Dejó el PRI a mediados de los ochenta, es decir, hace unos 28 años, cuando el neoliberalismo y la privatización se convertían en política dominante en el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-88). AMLO se autodefine como un “patriota progresista y nacionalista” frente a los otros candidatos del PAN y del PRI que representan a diferentes fracciones de la derecha. La realidad es que el PRI fue un partido centrista hasta antes de 1982, pero a partir de la introducción de neoliberalismo en México, el PRI se definió como derechista pasando a ser mancuerna del PAN que desde que nació en 1939 representa los intereses de los empresarios, el clero y el imperio. Sin embargo AMLO, en la resistencia desde mediados de los ochenta, se ha venido radicalizando por necesidad de dar respuesta a los golpes que ha recibido su política.
4. El clarísimo discurso de López Obrador abarcó los períodos sexenales gobernados por los priístas De la Madrid, Salinas y Zedillo, así como a los panistas Fox y Calderón; también fue a partir de lo que sería el nacimiento de las corrientes socialdemócratas encabezadas por el PRD, PT y demás organizaciones que en los últimos años han participado en procesos electorales y movimientos de masas. Fue el período del inició y profundización de la apertura comercial indiscriminada. Por eso AMLO sostuvo que el resultado de esa política, que calificó de irresponsable, es que en casi 30 años el crecimiento del producto interno bruto (PIB) ha sido en promedio de 2.3 por ciento, y si se considera el aumento de la población, la cifra per cápita es de 0.4 por ciento anual, una de las tasas más bajas del continente americano y del mundo. ¿Que tiene la razón López Obrador? ¡Es indiscutible!
5. Pero estas palabras que a muchos nos alegra porque son verdaderas y absolutamente justas, ¿servirán al embajador yanqui como pretexto para amenazar a AMLO por su “atrevida crítica”?. Seguramente el mismo Calderón. V. Mota y Peña Nieto también podrán hacer esas críticas, pero nadie les creerá porque se sabe que no serían en serio o será producto de acuerdos con el mismo embajador. Pero en el caso de López Obrador, que ha sido acusado de estar cerca de Hugo Chávez y de grupos izquierdistas, causará mucho enojo en la Clinton y Obama. ¿Puede un candidato como López Obrador silenciar esa realidad que a todas luces determina la economía y la política mexicana por lo menos desde 1983? La realidad es que quizá el 80 por ciento de los empresarios medios, pequeños y micros viven desesperados compitiendo en un mercado dominado por los grandotes y por los extranjeros. ¿Hasta cuándo cesará esa injusta competencia comercial?
6. Quizá por ello López Obrador no barre contra todos los empresarios, sino solamente con aquellos que se han asociado al capital extranjero para establecer monopolios comerciales para derrotar a quienes no puedan competir. Quizá también por ello AMLO ha declarado que son 30 empresarios y políticos los que conforman la mafia que controla y domina en México, país de 115 millones de habitantes. Y ese discurso crítico de López Obrador es el que usan los medios de información –por indicaciones del gobierno, los empresarios y el clero- para calumniarlo como “intolerante” y “peleonero” frente al pueblo y los electores. Habría que preguntar: ¿Es intolerante un político que denuncia que la situación del país, que la pobreza y miseria del pueblo mexicano, se debe a que un puñado de políticos y empresarios se adueñan del producto del trabajo de millones de obreros y a que la clase política encabeza la corrupción institucional? O quizá no deba hablar.
7. Los mexicanos no debemos permitir que el gobierno yanqui intervenga directamente en política nacional y, mucho menos, que no permitan que se digan las cosas tal como son. El pueblo tiene que saber –como ha escuchado muchas veces- que el gobierno yanqui lleva más de 100 años interviniendo de manera abierta en política nacional. Que hubo un tiempo: quizá de 1910 a 1940 en que los yanquis sufrieron por la mucha independencia de México; luego de 1960 a 1982 aquella independencia disminuyó pero se mantuvo cierta autonomía. Desde 1982 nuestro entreguismo es vergonzoso y en América Latina –donde mantuvimos cierto liderazgo frente a los yanquis- hoy México es vergüenza nacional. Y lo peor es que en estos últimos años el crecimiento de México es de los más bajos del mundo y las condiciones de nuestro pueblo de los peores del universo. Esperamos que discursos como el de ayer se repitan para elevar la conciencia de los electores.