Alquimia Política

Plagio extraño

En anteriores oportunidades he escrito acerca del plagio intelectual (entiéndase, acusaciones de que alguien se roba las ideas de otro); y he recalcado la necesidad de debatir acerca de este tema y de establecer reglas de juego claras, porque esa figura legal de la propiedad intelectual no termina de convencerme. Si alguien se apura en presentar unas ideas, esas son suyas. Soy de la convicción de que las ideas que crean los humanos pertenecen a todos los humanos. Que hay vivos que cobran por eso, “felicidad” para ellos, la verdad del caso es que las ideas surgen de la socialización y la meditación interior de esa socialización, por lo tanto nada nos ha sido dado del vacío, el vacío está lleno de vida y nuestras ideas pertenecen a la vida. Pero no filosofemos tanto, el asunto que me motiva escribir hoy es la situación que está confrontando el que dimitiera como primer ministro de Hungría Pál Schmitt (Budapest, 13 de mayo de 1942), a quien una honorable universidad retirara su título de doctor al concluir que su tesis de grado había sido un plagio. Lo grave del asunto es que el dictamen del senado de la Universidad Semmelweis, fundada en 1769, esgrime que el acusado “…tomó algunos párrafos de escritos que no le pertenecían y no hizo referencia a autor o autores”. Para el que no conoce el asunto académico esto pareciera un vulgar fraude, pero el asunto es más complejo de lo que podemos imaginar. El fraude no viene por el señor Schmitt, que aún tiene y tendrá espacios para defenderse, sino por el dichoso senado de académicos que valiéndose de extrapolaciones digitales, consiguieron coincidir textos de la tesis con artículos y escritos dispersos en la red. Es decir, todo el aparataje montado para deslucir el trabajo del señor Schmitt, se basa en pura y simple especulación digital.

Ahora bien, vayamos a la esencia del asunto: ¿quién plagia? Pál Schmitt es un político y exesgrimidor húngaro, quien desde el 2010, venía rigiendo los destinos políticos de su país; Schmitt comenzó su carrera deportiva en 1955, en el difícil deporte, y arte, de la esgrima. En 1965 Schmitt fue invitado a participar en el equipo nacional de esgrima húngaro; en 1967 obtuvo su primer éxito internacional al conseguir una medalla de bronce en la Copa del Mundo de Espada. En los Juegos Olímpicos de México 1968 Schmitt obtuvo medalla de oro en esgrima; un éxito que repitió cuatro años después al obtener medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972. Él obtendría otros reconocimientos, como la medalla de plata en la Copa Mundial de 1973, antes de retirarse del deporte en 1977.

Casi de manera simultanea, Schmitt, para 1960, entró a estudiar en el Departamento de Comercio Interior de la entonces Universidad Karl Marx de Ciencias Económicas, actualmente Universidad Corvinus de Budapest, donde se graduó en 1965; después de graduarse consiguió un empleo en una cadena hotelera húngara; en 1976 fue nombrado director del Hotel Astoria, cargo que ocuparía hasta 1981 cuando fue nombrado director del Estadio Ferenc Puskás. En 1983 dejó de ser director del Estadio Ferenc Puskás y se convirtió en secretario general del Comité Olímpico Húngaro y también fue elegido miembro del Comité Olímpico Internacional (COI). En 1989 Schmitt se convirtió en presidente del Comité Olímpico Húngaro, cargo que mantiene hasta la actualidad; en 1991 entró a formar parte del Comité Ejecutivo del COI, y en 1995 fue elegido vicepresidente del COI. En una palabra, un hombre que ha consagrado su vida al deporte y a la Gerencia de alto rendimiento en todas sus condiciones y modalidades.

Por su parte, quienes hoy demandan y acusan de plagio a Schmitt, pertenecen a una organización de Educación Superior que ha sido sectaria y elitesca; sobre todo la Facultad de Medicina; dicha Facultad se convirtió en una escuela de medicina independiente después de la Segunda Guerra Mundial y en una universidad que enseña medicina, odontología, farmacia, ciencias de la salud, la gestión de la salud, así como la educación física y ciencias del deporte. La Universidad Semmelweis es reconocida como uno de los centros líderes en Europa de la medicina y ciencias de la salud, combinando la innovación y una tradición probada por el tiempo en tres áreas principales: educación, investigación y atención de la salud. Ahora bien, esta honorable institución ha presentado en los últimos años cuestionamientos severos por el manejo excluyente del proceso de selección de sus estudiantes, asunto que se ha querido justificar, por parte de sus autoridades, con la idea de que se busca la excelencia no la superficialidad.

El denominado “consejo de Doctores de la Universidad de Medicina Semmelweis", senado para algunas traducciones, retiró por plagio el título de doctor al presidente húngaro, y jefe del Comité Olímpico nacional, Schmitt, con 33 votos, a favor (y cuatro en contra), por las denuncias que aparecieran en enero pasado en la revista HVG, órgano divulgativo de misceláneas no de artículos arbitrados o académicos, donde se aseguraba que gran parte de la tesis doctoral del presidente fue copiada de diversas fuentes, al presentar positivo la extrapolación digital del texto con el mencionado manuscrito de Schmitt. La comisión universitaria encargada de estudiar las acusaciones concluyó, sólo valiéndose por el método de extrapolación digital, que la tesis de Schmitt, en gran parte, era la traducción literal de otras fuentes, sin señalarlo así en las notas del trabajo académico.

Ahora bien, y este es un elemento interesante a considerar, el mecanismo que se utilizó fue una sola vía probatoria, y la cual no es nada confiable, porque hay estructuras que pueden tener un sentido parecido en intención y criterio al llevarse de una lengua a otra, todo está en el traductor (hay miles de ejemplos en nuestra literatura latinoamericana al respecto, hasta Gabriel García Márquez ha sido objeto de cuestionamiento de plagio bajo esta percepción); y lo otro es que la dichosa tesis fue presentada en 1992 (obteniendo la calificación summa cum laude, que no entiendo, porque a ese nivel de conocimiento y estudio no se entregan esas distinciones, pero así expresa la nota de prensa internacional), lo cual establece como dato 20 años de distancia, tiempo en el cual, muchos, miles, millones de personas podrían haber tenido acceso a la tesis e ir emigrando estructuras de pensamiento que se adjudicaran diferentes autorías y por ente, al hacer la extrapolación, es evidente que algunas de las estructuras de la tesis doctoral de Schmitt puedan encontrar coincidencias. Por cierto, el título de la tesis es "Análisis del programa de los Juegos Olímpicos modernos", y me pregunto: ¿un hombre que desde la década de los cincuenta del siglo XX, ha nadado literalmente en el medio deportivo y olímpico, no va a tener pertinencia para expresarse con autoridad sobre ese tema?

El Dr. Tivadar Tulassay, rector de la Universidad, renunció a su cargo como rector, esgrimiendo lo extraño de la decisión, aunque la acata por estar enmarcada en la normas y reglamentos de la universidad, exigiendo que hay que establecer las verdaderas responsabilidades del caso. Los cables internacionales dan a entender que hay regocijo en el mundo académico ante tal decisión que reivindica los valores de rectitud y respeto a las ideas intelectuales de quienes tienen la tarea inmensa, y poco reconocida, de pensar. Pero el tema no es para alegrarse, cuando se da en situaciones nada claras ni transparentes, sobre todo cuando se evidencia que la oposición a Schmitt ido lo venía cuestionando por firmar las controvertidas reformas del primer ministro, Viktor Orban, criticadas en la Unión Europea y EE.UU., y por poner trabas a la libertad de prensa y limitar la separación de poderes.

En lo particular, y luego de leer varios apartes de la tesis doctoral de Schmitt, y estudiar su trayectoria de vida, no siento fiable la decisión del consejo de Doctores de la Universidad de Medicina Semmelweis; siento que hay mala intención y un uso inadecuado de los mecanismos de verificación y confirmación de hipótesis, propios del positivismo lógico, del cual se ufanan estos fulanos doctores haber aplicado para develar la “verdad”. Lo sigo sosteniendo, las ideas de los hombres pertenecen a los hombres y son de la humanidad; no tenemos derechos de adjudicarnos nada, porque la palabra pertenece a espacios muy plurales y relativos.



*.-azocarramon1968@gmail.com


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Ramón E. Azócar A.*

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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