Si la situación mundial continúa por el mismo cauce, la aseveración realizada por varios analistas y expertos se concretará al alcanzar el petróleo en los próximos meses el precio de 200 dólares el barril.
Uno de los principales previsores de esa posibilidad ha sido el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro que en reiteradas ocasiones ha indicado que el desmesurado consumo del crudo y las guerras provocadas por Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea contra diversos países conllevarían a un incremento descontrolado del petróleo.
El experto turco en asuntos energéticos, Serdar Isekender, señaló recientemente el papel fundamental de Irán en el suministro mundial de petróleo y advirtió que la aplicación de sanciones de Occidente contra la nación persa aumentará el precio del petróleo a 200 dólares por barril.
La explicación que ofreció Isekender es que esas medidas solo servirán a los intereses de los especuladores en los mercados energéticos, que fácilmente incrementarán el precio del crudo y del gas natural.
En este mundo de globalización desmesurada las compañías transnacionales del petróleo, los bancos como Citigroup, JP Morgan Chase y Goldman Sachs, y sobre todo la gran bolsa de valores de Wall Street, distorsionan la realidad y señalan el rumbo a seguir en los mercados.
Aunque parezcan situaciones risibles, la realidad es que los entes señalados lanzan rumores con el fin de imponer el miedo en los mercados y de esa forma obtener enormes beneficios.
La última elucubración la han divulgado varias agencias de comunicación: “Los precios del petróleo evolucionaron al alza a la espera de las cifras del empleo de Estados Unidos”.
Desde hace una década muchos han sido los motivos señalados con esos fines: invasión y ocupación de Irak por Estados Unidos; sabotajes a instalaciones petroleras en Kenia y Nigeria; ataque contra una planta química en Arabia Saudita; dificultades en los yacimientos de Noruega; amenazas de guerra norteamericana contra Irán; huracanes en México; poca producción de la OPEP; desvalorización del dólar; tensiones en Venezuela; mayores consumos en China e India; inestabilidad política en Pakistán; manifestaciones sociales en Egipto, Yemen, Jordania, Arabia Saudita; ataques norteamericano-europeo contra Libia
Si en 2009 el precio de Futuros de Petróleo Crudo Brent en la bolsa ICE Futures era de 30 dólares el barril, para mayo de este año se comercia ya a 125 dólares, es decir, un alza de más del 400 %.
Un artículo del experto F. William Engdahl, de Global Research, explica la forma en que laboran estos especuladores que reciben ayuda de la Comisión del Comercio en Futuros sobre Mercancía de los Estados Unidos (CFTC), encargada de regular los derivados financieros.
Engdahl revela que en la década del ochenta, Goldan Sachs compró J. Aron % Co., un experto negociante en materias primas, y desde entonces, el comercio en petróleo disponible para entrega inmediata o física pasó de un campo de compradores y vendedores a la desregulación pues se apuesta a un costo futuro de 30, 60 0 90 días sin tener en cuenta el valor diario del combustible ni la verdadera oferta y demanda.
La Ley de Modernización del Marco General de los Futuros sobre Commodities (CFMA), redactada por el actual secretario del Tesoro estadounidense, Tim Geithner otorgó prerrogativas al comercio libre entre instituciones financieras de derivados en futuros energéticos sin ninguna supervisión del gobierno, debido al cabildeo financiero de los bancos de Wall Street.
Aunque en enero de 2011 y ante la protesta de los Indignados, el Congreso aprobó una ley que da autoridad a la CFTC de limitar la cantidad de petróleo que cualquier compañía puede controlar en el mercado de futuros de petróleo, no se ha puesto en marcha porque precisamente el presidente de la CFTC, Gary Gensler es un ex ejecutivo de Goldman Sachs.
Son muchos los enredos en ese mundo financiero con sede en Wall Street, lleno de especuladores poderosos que cuando estiman conveniente impulsan las burbujas de los precios petroleros.
Cierto que existen otros factores reales que provocan la elevación monetaria del oro negro pero si solo dependiera de estos, según los expertos, su valor actual no pasaría de los 60 o 70 dólares por barril.
Entre algunas de las causas se encuentran las guerras lanzadas por Estados Unidos y la OTAN para adeuñarse de las reservas, producción y control del crudo de Irak y Libia, así como la ocupación de Afganistán como vía terrestre de transportación futura. En ninguno de esos países han logrado la ansiada “pacificación” y en cambio, el costo resulta elevadísimo en capitales y vidas humanas.
Washington necesita para mantener su hegemonía económica, política y militar, contar con reservas de crudo en cualquier parte. Esa es la razón principal para sus constantes amenazas y sanciones contra la República de Irán, uno de los principales productores y exportadores de crudo del orbe.
Para Estados Unidos la dependencia del petróleo es grande pues gasta el 25 % de la producción mundial (22 millones de barriles diarios) mientras solo extrae el 12 % del total del orbe (unos 9 millones). Se estima que si solo dependiera de sus reservas, estimadas en 25 000 millones de barriles, estas solo durarían unos cinco años.
La demanda del planeta se incrementó de 66,2 millones de barriles diarios en 1990 a 90 millones para este 2012.
Las principales reservas se hallan concentradas en algunas naciones del Medio Oriente, África y América Latina. Más de 140 países carecen de ese combustible.
Todos los derivados del crudo han aumentado. La gasolina para autos se cotiza en Estados Unidos a un dólar el litro; en Gran Bretaña, 1.05 libras esterlinas; en Italia, dos euros y en Francia más de dos euros por libro.
La política norteamericana de incrementar la inestabilidad mundial con sus guerras de rapiña y las acciones especulativas de bancos, compañías petroleras y bolsas financieras, incrementarán la crisis que padece la economía del planeta. Las afectaciones las continuará sufriendo el 99 % de la población, mientras solo el 1 % saldrá más beneficiado. Como dice un viejo refrán: un mundo de patas para arriba.
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