Con paciencia y perseverancia a la forma tradicional de la filosofía china, el yuan o renminbi se convertirá en los próximos años en moneda de reserva internacional.
El Banco Central de China anunció que en aras de avanzar en esa dirección se creará un sistema para liquidar pagos transfronterizos en yuanes y aumentar su convertibilidad.
Li Bo, jefe del departamento de política monetaria de esa institución, explicó que “el Sistema Internacional de Pago será establecido en uno o dos años lo cual permitirá que los pagos en yuanes sean más seguros y eficientes para el comercio transfronterizo y para las inversiones liquidadas en esa moneda.
El funcionario agregó que con la utilización de ese procedimiento, el yuan se hará convertible gradualmente lo que facilitará su mayor inserción en las transacciones internacionales.
Tras la crisis económica mundial que golpea fuertemente a las naciones occidentales, en contraposición con lo que sucede en la República Popular de China (RPC) que continúa con su acelerado desarrollo, Estados Unidos observa con nerviosismo como se ha ido fortaleciendo el yuan en detrimento del poder ostentado por el dólar desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial.
Con los acuerdos de Bretton Woods en 1944, el billete verde se adueñó del control de las transacciones comerciales del orbe al establecerse como moneda de reserva internacional y del control que ejerce desde un principio sobre el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otros organismos financieros.
En la década de 1970 su papel se robusteció al firmar Washington un acuerdo con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) mediante el cual esa moneda se convirtió en la oficial para todas las negociaciones comerciales del crudo.
Como su valor se garantizaba por las grandes reservas de oro que poseía Estados Unidos, su declive comenzó en 1973 cuando la administración de Richard Nixon la separó del metal dorado e impulsó (sin respaldo efectivo del emisor) la impresión del billete verde.
El euro, que tomó fuerza en los mercados tras su creación por varios países de la Unión Europea, hace un poco más de diez años, ha sufrido constantes ataques desde Estados Unidos en su afán por debilitarlo. El yuan ha tenido también que enfrentar esos embates y los ha sorteado con una política inteligente e independiente por parte de las autoridades del país asiático.
La demanda de liquidaciones internacionales en renminbi está aumentando, aunque los costos de transacción en el sistema actual de pago son más elevados que los realizados en otras monedas importantes debido a que los despachos en yuanes se realizan a través de las sucursales del Banco de China en Hong Kong y Macao, con la utilización de agencias financieras extranjeras.
Fuentes del Banco Popular de China explicaron que con el nuevo sistema se prestará servicios en varios idiomas, la jornada de trabajo se extenderá durante 18 horas (antes era de 8 ó 9) y se vincularán de manera directa a participantes nacionales y extranjeros.
El impulso del yuan ha crecido vertiginosamente y en 2011 el comercio internacional superó los 2 billones, unos 400 000 millones de dólares; la inversión extranjera directa en yuanes alcanzó los 110 000 millones, según cifras del Banco Central.
Por eso no es casual que representantes del Banco Mundial hayan expresado que el papel creciente de China en el comercio internacional, el tamaño de su economía y su rol como el mayor acreedor del mundo, apuntan a que la internacionalización del renminbi sea inevitable.
Empresarios chinos utilizan el yuan en sus intercambios con 181 países, tanto privados como estatales, principalmente de Asia, Medio Oriente, Europa oriental y América Latina.
En marzo pasado, China y Japón acordaron eliminar gradualmente el uso del dólar en sus intercambios y realizar los cálculos en sus monedas, así como autorizar la venta de bonos de Beijing a Tokio en renminbi.
A finales de 2011 China y Rusia signaron un convenio que estipula que las personas y corporaciones de ambos países podrán llevar a cabo transacciones y pagos con yuanes, rublos, lo que según los suscriptores, “ayudará a promover la cooperación financiera, el comercio y la inversión bilaterales”. Otro similar contrato se concretó con Belarus. Asimismo, la isla-continente de Australia signó con China un acuerdo de permuta de divisas por valor de 200 000 millones de yuanes y 30 000 millones de dólares australianos (unos 31.000 millones de dólares estadounidenses) con el objetivo de mantener el nivel de comercio e inversión y fortalecer los lazos económicos.
La RPC es un importante socio comercial para Sydney y viceversa, y el volumen de sus transacciones alcanzaron los 106 000 millones de dólares australianos en 2010.
La exclusividad del dólar para el intercambio petrolero también se resquebraja pues varios países ya negocian la adquisición o transferencia del crudo y sus derivados en diferentes monedas.
Si como todo hace indicar, las sanciones económicas contra la República Islámica de Irán por parte de Estados Unidos y la Unión Europea se mantienen, China e India realizarán sus trueques en yuanes, rupias, riales o en oro.
Teherán es el tercer suministrador de crudo a China, que abona parte de esa factura petrolera en su propia moneda, mientras los iraníes utilizan ese dinero para el pago de sus abundantes importaciones asiáticas.
Analistas, economistas e instituciones financieras del orbe como HSBC Holdings, consideran que para el 2015 el yuan se convertirá en una de las tres principales monedas internacionales y hasta algunos señalan que podría sustituir al dólar como reserva mundial.
En el reporte del 2011 al Congreso, la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos-China, puntualizó que el yuan podría convertirse en la moneda internacional más competente del mercado en detrimento del dólar y llamó a tomar medidas urgentes para tratar de resolver el desafío.
Claro que la aceptación del renminbi como moneda de reserva internacional dependerá del ritmo y el éxito de las reformas que se plantean en el sector bancario-financiero, así como de la apertura en la cuenta de capital pues hasta ahora solo es convertible en la cuenta corriente.
Eso significa que un propietario de recursos en yuanes debe tener garantías de su banco central para negociarlos en cualquier momento según el tipo de cambio actual, y hasta ahora hay pocos que puedan darlas.
No obstante, la moneda china continúa su paso, lento pero aplastante y como manifestó Stuart Fraser, presidente del Comité de Políticas y Recursos de la Corporación City of London, el creciente uso del renminbi es uno de los acontecimientos más interesantes en el comercio y las finanzas a nivel mundial.