1. Ayer los jóvenes del “Yo soy 132” (yo de 72 entre ellos) realizamos una marcha de unos seis kilómetros de la plaza principal –pasando por la 60, Santa Ana, Montejo, la prolongación, “el deprimido”, la colonia México- hasta llegar al IFE. Lo importante es que durante las dos horas de la marcha las dos mil gargantas no descansaron de gritar contra la imposición de Peña Nieto (Fuera Peña), el manipuleo de Televisa (Fuera Televisa), contra el fraude (No al fraude electoral), los 60 mil muertos de Calderón (Ejército a los cuarteles, no más muertos), contra los partidos políticos (Ni PAN, ni PRI, ni PRD) y remataron (Si hay imposición habrá revolución)
2. Las pequeñas, pero muy entusiastas concentraciones de alrededor de mil personas, convocadas por “Yo soy 132”, son las más numerosas realizadas en Yucatán; esto sin que medie el acarreo de personas de las poblaciones en cientos de autobuses como las que han hecho muchas veces el PRI y el PAN. (Nadie saldría de sus pueblos si no les ofrecieran jugos, tortas, comida y algún dinero para hacer compras en la ciudad) Por eso es un poco extraño que los estudiantes salgan a la calle –mediando una invitación de los estudiantes del Yo soy 132 del DF- en una estado históricamente pacífico y de casi nula participación por el dominio de la religión y las costumbres.
3. Pienso que la Mérida dominada por los blancos –como gritaron los indígenas que lucharon a mediados del siglo XIX contra el despojo de sus tierras en la llamada “Guerra de Castas”- ha comenzado a cambiar de color con la influencia de las luchas en México: Las batallas obreras y los electricistas de los años 70 determinaron las luchas en Yucatán en las que fue asesinado “El Charras”; las protestas contra la imposición de Salinas en 1988, la de Calderón en 2006 y la de Peña Nieto en 2012, han cambiado en parte la conciencia de los Yucatecos. ¿Se puede olvidar acaso el levantamiento indígena maya de los zapatistas del EZLN que tanto ha contribuido?
4. La gobernadora Ivón Ortega, obviamente ignorante de la historia de Yucatán, no se cansa de presumir de que Yucatán es el estado más pacífico de México “gracias a su gobierno”. Olvida que en Yucatán –desde siempre- nadie usa armas de fuego (con excepción de las pocas viejísimas escopetas de casería) y muy pocos se lían a golpes por cualquier cosa como en muchos lugares. La mayoría de los yucatecos se la pasan muy mal comiendo lo poco que consiguen, contando cuentos, cantando a la naturaleza y esperando “lo que dios quiera”. La ambición y las traiciones está (se dice) entre una minoría que forma clubes (un tanto clandestinos) en sus reservas de veraneo.
5. En Yucatán el PRI reconfirmó la gubernatura al cedérsela al PAN en un período de seis años (2001-07), después de más de 70 años de tenerla; pero en estas mismas elecciones la alcaldía de la ciudad de Mérida regresó al PAN después que el PRI la tuvo tres años (2009-12) cortando los gobiernos panistas que la dominaron desde 1991. ¿Y el PRD? Continuó como partido de 4 por ciento, mientras López Obrador se ubicó en 17 por ciento. Pero esos partidos y esos datos no dicen nada por que “las cosas de Yucatán se dejan como están”. Este es un estado donde los empresarios y altos gobernantes determinan (más que en todo México) todo sin que la población participe.
6. Además Yucatán es poco importante en política y casi nada por su producción económica, desde que se desplomó en los setenta la producción henequenera que solucionaba –aunque pobremente- la economía de 70 mil familias campesinas. Hoy el comercio y el turismo solo benefician a sectores minoritarios provocando el abandono del campo y obligando a los trabajadores a viajar (por falta de empleo) a Cancún, a Mérida y a los EEUU en busca de algún ingreso. ¿No es indignante acaso? En política y economía los que más electores y mayor producción tienen son el Estado de México, el DF, Veracruz, Jalisco, Puebla, Nuevo León.
7. ¿Van a cambiar las cosas de Yucatán? Obvio que sí, pero ubicándose siempre en la retaguardia, es decir, como un estado arrastrado por los acontecimientos nacionales. Recuerdo que en 1989 logramos movilizaciones magisteriales de 10 y 15 mil profesores gracias a que la Coordinadora (la CNTE) encabezó las batallas nacionales contra el charrismo o la corrupción del líder de la SNTE, Jongitud Barrios. Luego de ese gran movimiento sólo se recordará la lucha de los estudiantes del Yo soy 132 movilizados por la organización nacional. Otras concentraciones medianas que hemos logrado han sido contra las guerras yanquis y alguna a favor del EZLN.
8. Por todo ello hay que aplaudir el surgimiento del “Yo soy 132” a nivel nacional y ponerse más alegre por haber surgido en Yucatán donde ni las hojas de los árboles se mueven en este sentido. Por eso hay que decir que este movimiento de 2012 es mucho más importante que el de nosotros en 1968 que sólo se desarrolló en la ciudad de México. Nadie olvidará que surgió entre estudiantes de una universidad privada (la Iberoamericana) donde nadie se imaginó que naciera de frente y contra un candidato del PRI (Peña Nieto) que estaba siendo impuesto en la Presidencia de la República por un monopolio televisivo (Televisa). ¡Que viva la lucha de los jóvenes! (5/VII/12)