Dentro de la Unión Europea, que en su conjunto padece la mayor crisis económica desde su fundación, España aparece en el primer lugar en ese negativo índice, aunque empatado con la sufrida Grecia.
Según la oficina estadística comunitaria Eurostat, las cifras de desempleo juvenil también son elevadas en Eslovaquia, 36,6 %; Portugal 36,4 %; Italia, 36,2 %; Lituania, 35,2 %; Gran Bretaña, 26 %. Los mejores ubicados son Alemania con 8,6 % y Holanda 8,4 %.
Frustración y desesperanza acompañan a los jóvenes que se encuentran en un profundo abismo al tener que depender del ya exiguo presupuesto familiares para su manutención o pago de estudios y sin tener posibilidades de crear un hogar propio, comentó un estudio de la Universidad Complutense madrileña.
Eurostat destacó que en sentido general el desempleo en la zona euro (17 miembros) alcanzó el 11,1 %, y en la Unión Europea (UE), 10,3 %. El paro en ambas zonas aumentó una décima con respecto a mayo y batió los máximos históricos de 1995 para la Eurozona y del 2000 en la UE.
España sobresale con la tasa de desempleo más elevada de la Unión, con el 24,6 %, tres décimas más que en mayo pasado. El paro afecta a 17,5 millones de personas en la Eurozona y a 24,8 millones en la UE.
Y la situación no tiene visos de mejoría, pues el propio primer ministro español Mariano Rajoy, que encabeza un debilitado gobierno de derecha pro neoliberal, afirmó tajantemente que “el dolor de la crisis económica va a empeorar este año pese a la solicitud del auxilio financiero” de 130 000 millones de euros para salvar a los bancos.
El ministro de Economía, Luis de Guindos fue más esclarecedor cuando a principios de julio declaró a la prensa que “la recesión de la economía española se agrava, ya que los datos del segundo trimestre apuntan a una caída superior del PIB. En los tres primeros meses del año, retrocedió un 0,3 %.
Recordemos que los rescates de capitales se destinan a los
bancos para que estos paguen las deudas que el Estado ha adquirido con
otros bancos en países como Alemania, Estados Unidos, Gran Bretaña y
Francia, lo cual provoca un mayor endeudamiento al adicionarse los
nuevos altos impuestos.
A la par, la troika integrada por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europea (BCE) obligan a que se tomen drásticas medidas de austeridad en el sector público y que se privaticen las empresas y servicios estatales como fórmulas para disminuir la crisis.
El destacado analista español y profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, Alberto Montero Soler, al referirse al millonario empréstito, significó: “En la medida en que no se reactive el crédito, las perspectivas de empeoramiento de la economía se agravarán; el desempleo seguirá subiendo y el proceso de deterioro de la economía española continuará en picada. Que nadie piense que hemos llegado al final del agujero; el pozo aún es más profundo”.
Para el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara,
“los ciudadanos serán quienes al final pagarán esta deuda a través de un doble rescate ya que el Estado es el que absorbe la deuda de las entidades financieras con problemas y quien se convierte en garante de la misma ante Europa”.
De esa forma, añadió, aumenta su deuda y su déficit y por tanto, cada español va a tener una deuda individual de más de 2 000 euros que pagará a través de los Presupuestos Generales del Estado.
Los datos oficiales son elocuentes: los precios de las viviendas han caído 25 % desde 2008; el sector bancario esta altamente endeudado y casi todas las entidades están solicitando abultados rescates; uno de cada cuatro españoles se encuentra en riesgo de pobreza o de exclusión social. Esto ocurre en una nación que tiene un elevado PIB de 1 411 billones de dólares.
Las fuertes medidas de austeridad que el gobierno de Rajoy ha impuesto al pueblo español (bajo presión de la Troika) menguan la producción real, aumentan el desempleo, disminuyen el poder adquisitivo y el consumo interno de la población, y por ende se diluyen las probabilidades de saldar las deudas contraídas.
En forma mesurada pero directa, el presidente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Juan Somavia, declaró en una reciente conferencia que "los efectos de la crisis económica en los países en desarrollo, amenazan con agravar los déficit de trabajo decente para la juventud, de lo cual resulta un aumento del número de jóvenes condenados a la pobreza que mantendrá el ciclo por lo menos para una generación".
Sin el impulso de las jóvenes generaciones que no pueden acceder al mercado laboral en tiempos de crisis, el desarrollo económico se estanca y explota la estabilidad pues ocurren manifestaciones sociales como las que tienen lugar en España, Italia, Portugal, Gran Bretaña, mientras otros optan por emigrar en busca de mejores horizontes.
El viejo continente esta sufriendo las consecuencias de los códigos neoliberales que enriquecen a unos cuantos a costa de las grandes mayorías. Los jóvenes sufren las mayores consecuencias, pero también, a la larga son los que empujan a los nuevos cambios.
hedelberto@yahoo.es