El asalto al Cuartel Moncada como fue publicitada por la mediática la hazaña, que dio origen al Movimiento 26 de Julio, que sirvió como plataforma para desde la ciudad y las comunidades rurales, organizar y articular el apoyo al movimiento armado en las montañas, donde se refugiaron los sobrevivientes del audaz episodio, que marcó el despertar de nuevo de los pueblos de la América Aborigen y el Caribe, que habían sido narcotizados con la avalancha de propaganda capitalista editada desde el norte, que apoyaba a todas las dictaduras militares que para el momento dominaban a la mayoría de los países integrantes de su “Patio Trasero”.
Estas repúblicas estaban sometidas a la política del garrote y la zanahoria,que permitía al rapaz imperio expoliar, masacrar y saquear al continente bajo la mirada complaciente de sus lacayos que fungían de gobernantes y la indiferencia de los pueblos, que desde el final de las guerras de independencia, permanecían bajo el letargo, producto del miedo sembrado por el terrorismo de estado y la manipulación mediática, mediante impresos:( periódicos, revistas, historietas y comics) el espectro radioeléctrico y el cine, que a través del laboratorio de engaños denominado Holliwod, bombardeaba a la población, con sus enlatados que llegaban a las salas de cine, sitio por excelencia de recreación de la comunidad, cuando no abundaba la televisión y la autopista de la información era un secreto bien guardado por las potencias militares.
Eran tiempos cuando todavía tenía vigencia aquella expresión jurídica de “En el término de la distancia”. La comunicación era muy limitada y quizás esa fue una de las razones, por las cuales fracasó el ataque al Cuartel Moncada, que costó la vida a muchos patriotas, pero que marcó el avance inexorable hacía la liberación y dignificación definitiva de la hermana república; que la criminal, racista y colonialista política de los Estados Unidos, había convertido en un gigantesco casino y zona de tolerancia para satisfacer las torcidas costumbres de los aberrados multimillonarios y sus socios de Europa, que tenían a Cuba como el paraíso del vicio.
Cuba fue la última colonia en el continente, que logró zafarse del yugo español, pero para su desgracia le cayó uno igual o peor, como fue el yanqui, que la tuvo bajo su bota hasta que llegó la revolución de la mano del Comandante Fidel Castro Ruz y sus compañeros de la sierra y como dijera el inmortal Carlos Puebla: Llegó el Comandante y mandó a parar. Por eso es que la revolución cubana la tenemos que ver no como un hecho casual en la historia, sino como la extensión de la guerra de independencia, cuyo último pilar había sido el apóstol José Martí, un bolivariano ejemplar a quien reemplazaron sus dignos herederos del 26 de Julio, que avivaron la llama que subyacía en las entrañas del colectivo y tras una larga y valiente lucha, con el pueblo en armas, reabrieron el camino de la libertad que había sido bloqueado por la oligarquía apátrida y servil del imperialismo.
La lucha que hoy libra el hermano pueblo cubano, ya no solitario, sino con muchos parientes apoyándolo, es la culminación de lo que quedó a medias con la temprana muerte en combate de José Martí.
Ese ejemplo de Cuba, prendió la llama en el alma de los jóvenes de la época en la Venezuela, pisoteada
y sojuzgada por el el imperialismo yanqui y sus lacayos de turno en el poder. El “Huracán sobre el azúcar”, se extrapoló sobre el petróleo y nos llevó a la juventud de entonces a seguir el ejemplo de Fidel, Raúl, Almeida, El Che y otros tantos que nos inspiraron para seguir su ejemplo, en una audaz decisión, que si bien terminó en derrota militar, dejó como lección la victoria política, porque esas raíces, de El Charal, El Bachiller, Humocaros, Cumarebo y, otras zonas de combates, se refugiaron en los cerros de Caracas, en las barriadas de las grandes ciudades, en los sectores campesinos y aunque bajo el temor de la represión bestial de “Los Cachorros del Pentágono”, continuaron manteniendo la llama de la rebeldía, que tuvo su mayor expresión del 27 de febrero de 1989,contra el paquetazo neoliberal, que exacerbó la fibra patriótica de los oficiales de la FAN, que conformaban el MBR200 y decidieron acelerar los acontecimientos con el 4F de 1992, que no fue otra cosa que una respuesta de los jóvenes que en los cuarteles no soportaban más la afrenta de estar sirviendo de brigadas de choque contra el pueblo, en defensa de los intereses de la burguesía, que distaban mucho de los suyos, como pueblo uniformado. Bueno es dejar sentado, que estos acontecimiento son producto del 19 de abril de 1810, que todavía no ha alcanzado su fin.
Ese 4F dio origen a la revolución bolivariana, que hoy por hoy, representa la esperanza de quienes luchan por su libertad. La llama bolivariana ha incendiado la pradera del continente y del mundo, que ven en los ejemplos de Cuba y Venezuela el despertar de los pueblos contra la barbarie imperial, que pugna por apoderarse del mundo, para lo cual tiene en la mira a Rusia y China, que serian los próximos objetivos a desestabilizar, después de barrer a Siria e Irán, actualmente blanco de los ataques imperiales y bajo la mira interventora del sionismo Israelí, como sicario del imperio en el medio oriente. Por eso decimos que hace 59 años despertó Suramérica y el Caribe, para ejemplo del mundo.
(*) Periodista
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