Turquia y el conflicto Sirio

El incidente en la frontera sirio-turca, en la que murieron cinco (5) civiles turcos a causa de un impacto de una granada, revela las inevitables consecuencias que el conflicto interno sirio tiene para sus países vecinos pero, igualmente confirma el involucramiento de varios países de la región y fuera de ella, en esa confrontación que ha fracturado la unidad nacional siria y convertido a un problema político interno dentro de la crisis general del Medio Oriente y el Norte de Africa, en una amenaza a la Paz y Seguridad Internacional.

El gobierno de la República de Turquía, encabezada por el Primer Ministro Ordogan, ha mantenido una clara posición de ataque político sistemático contra el gobierno de Bachir Al Assad, acusándolo de ser el único responsable de la actual crisis en ese país y apoyando todas las iniciativas políticas, diplomáticas y militares de los gobiernos de Qatar, Arabia Saudita, la Unión Europea y los Estados Unidos, dirigidas al derrocamiento violento del gobierno sirio, incluyendo permitir el uso de su territorio para que sirva de base de operaciones de inteligencia, logística, entrenamiento e incursión de los grupos armados de sirios, yihadistas árabes y comandos de las agencias de espionaje contra el territorio sirio.

Sin embargo, es claro que a la dirección del gobierno turco no se le puede considerar un simple instrumento de sus socios de la OTAN y, especialmente, de sus amigos usamericanos, sino de una potencia regional con objetivos estratégicos propios en la actual crisis siria, en particular, y la región del Medio Oriente, en general, la cual esta asociada históricamente con el extinto Imperio Otomano que tuvo el control de dicho país y toda la región durante varios siglos y, a la actual situación de desequilibrio de fuerzas mundiales y regionales existente en el planeta, por la pérdida relativa de hegemonía por parte del imperialismo norteamericano y las limitaciones en el ejercicio del poder militar de sus aliados de la OTAN, a causa de la profunda crisis económica en que se encuentran desde hace varios años, lo cual les impide sostener en el tiempo, importantes aventuras bélicas.

La actual posición del Primer Ministro turco Erdogan con relación a la crisis de la República Arabe Siria representa un cambio importante de su postura en la región por cuanto, hace apenas tres años, cuando se agudizó el conflicto entre la República Islámica de Irán con el gobierno de los Estados Unidos de América y su socio, el ente sionista israelí, por el programa nuclear iraní, la dirección turca se unió al gobierno sirio de Bachir Al Assad y al gobierno de la República Federativa de Brasil, del presidente Lula Da Silva, para proponer a la Agencia Internacional de Energía Atómica, AIEA, el transporte al exterior del uranio enriquecido producidos en sus plantas e, incluso, compartieron posiciones de condena al bloqueo sionista a la Franja de Gaza y al bárbaro ataque sionista a la Flota Humanitaria de Ayuda a Gaza, en la que los soldados sionista dieron muerte a nueve ciudadanos turcos desarmados, tripulantes del barco Masmara, cuando aún estaban en aguas internacionales.

No puede considerarse al margen de este comportamiento errático de los herederos nostálgico del Imperio Otomano, los profundos conflictos políticos, militares y étnicos que afectan la vida de la República turca, expresados en la confrontación política entre laicos y los fundamentalista acerca del carácter del Estado turco, la persistencia de la invasión y división de Chipre, el conflicto con la poderosa elite militar a causa del enjuiciamiento de 300 altos oficiales por su presunta vinculación con una conspiración para derrocar el gobierno islamista de Ordogan y, la persistencia de la lucha armada del Partido Comunista del Kurdistan, PKK, para liberar el territorio fronterizo con la República de Irak y fundar su propio Estado; todo lo cual le quita a la dirección turca la cohesión y apoyo nacional suficiente para asumir una posición más clara y firme en el conflicto político que hoy afecta a la República Arabe Siria.

Al final, el curso de estos movimientos tácticos y estratégicos del gobierno de la República de Turquía van a depender de su capacidad para entenderse con sus vecinos de la República Islámica de Irán, al rivalizar sobre la influencia sobre el nuevo mapa geopolítico que se esta diseñando en el Medio Oriente el cual esta muy lejos de dibujarse completamente, por lo que hoy lucen como aliados, podrían verse enfrentados y quienes aparecen confrontados, pueden terminar aliados en el común propósito de diseñar su propio mapa al margen de las grandes potencias y construir un Polo de Poder regional que se afirme en la conflictiva situación del Medio Oriente y el Golfo Pérsico; en esa línea, pareciera se estarse moviendo el oportunista gobierno de Ordogan, aunque ello moleste al imperialismo y a sus aliados de la OTAN.

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Yoel Pérez Marcano


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