La configuración de los Estados nacionales latinoamericanos estuvo influenciada por los constantes arbitrajes de las antiguas metrópolis colonizadoras, consultadas para dirimir las disputas territoriales que se crearon como resultado de las fronteras modernas, este cordón de dependencia de los fallos exógenos se reforzó en distintas modalidades a través de los siglos, perfeccionándose en el actual aparataje supranacional que rige las controversias económicas a nivel mundial.
El comercio internacional se encuentra dominado por un sistema de patentes que protege las inversiones en tecnología y conocimiento de las potencias capitalistas, en contraste los países periféricos (con exportaciones enfocadas en sectores primarios de la economía) son llevados a un elevado proceso de liberalización que conducen en términos jurídicos a una cesión de sus competencias jurisdiccionales en las disputas por los contratos de inversión. Bajo el pretexto de la seguridad jurídica, el proceso de penetración del capital internacional se acompaña con un resguardo supra-nacional que en caso como el CIADI pertenecen al brazo ejecutor institucional de la estructura financiera construida bajo los acuerdos de Bretton Woods.
El cambio en las reglas del juego para las inversiones por parte de los gobierno de izquierda en América Latina, tiene una relación importante con el incremento de las demandas contras estos Estados y, de forma muy visible enfocadas en los sectores energéticos. Este proceso de modificación de las legislaciones internas, obedecen a una reapropiación de los recursos naturales por parte del Estado que ha conducido a expropiaciones o cambios en la relación de propiedad. El termino de los contratos implica compensaciones a las empresas extranjeras por las inversiones realizadas, la polémica se genera cuando los Estados intentan valorar de forma soberana el monto de las reparaciones, incluyendo variables que inciden en los pasivos acumulados por el impacto ambiental y laboral, adicional de las lesiones por incumplimiento de clausulas contractuales.
La lógica de la inversión internacional en el contexto neoliberal es la generación de una plusvalía alta en base a la movilidad del capital que permita el fácil retorno a su origen territorial, por ello el número de arbitrajes contra países industrializados es bajo, en gran parte por el tipo de inversión del que son receptores vinculadas a las manufacturas, tecnología o finanzas. La pérdida de soberanía no se materializa sólo por la presencia de la inversión extranjera, el problema central para América Latina es que lejos de competir las empresas por adaptarse al esquema de negocios propuesto por el Estado, son los Estados los que se vieron obligados a competir entre sí para atraer inversiones según el enfoque de capitalización neoliberal que arraso la región en los noventa.
Los fallos del CIADI en América Latina han abierto el debate sobre el tipo más favorable de arreglos de controversia para la región, la retirada de una buena parte de países latinoamericanos obliga a pensar en un modelo alternativo en el marco de la integración regional, que permita preservar la soberanía al mismo tiempo que se interconectan las economías a escala mundial. Varios de los textos constitucionales en la región están inspirados por la doctrina Calvo, esto no evita un aguzamiento de los capitales internacionales para reducir la capacidad de resolución de controversia de los Estado nacionales, y transferirla a organismos supranacionales por medio de los tratados bilaterales de inversión.
Es importante señalar que los fallos del CIADI no son considerados extranjeros, ni homologables para los países miembros, creando por encima de la jurisdicción nacional sentencias que no reconocen competencias de revisión por parte de los tribunales locales. Estos choques no se reducen al arbitraje, evidencian un revanchismo, explotación y manipulación imperial que en el caso argentino con los fondos buitres ubican un buen ejemplo del funcionamiento especulativo del sistema financiero internacional.
@josefortique