Siria y el silencio de los cómplices

Las recurrentes masacres contra la población civil que se producen en medio del conflicto armado sirio, eleva a niveles demenciales el desarrollo de una confrontación, con inocultable influencia extranjera y demostrado uso del ataque a la población civil como medio de quebrar la resistencia del bando contrario y generar en el sector social afectado por estos ataques un estado de desesperación y medio que lo conduzca a presionar la capitulación de la fuerza enemiga.

Sin desconocer la posibilidad de que estructuras regulares del Ejército Arabe Sirio y de las milicias autónomas o bajo su mando que luchan contra los grupos armados sirios y de origen extraqnjero, pudieran haber sido responsables de actos violatorios del Derecho Humanitario, existen suficientes evidencias que demuestran que son los grupos de la muy variada gama de organizaciones armadas que luchan por el derrocamiento del gobierno del presidente Bashir Al Assad, quienes son los responsables de una estrategia del uso extenso e indiscriminado de explosivos en áreas con presencia de civiles y sin aviso previo y de ataques a comunidades que en razón de su identidad política con el gobierno de Damasco o, por razones religiosas, son objeto de ataques con grandes pérdidas de vida y heridas graves en niños, mujeres y ancianos y de adultos no combatientes.

No es muy difícil descubrir la autoría material o la responsabilidad política de estos actos terroristas si tomamos en cuenta que este este tipo de acciones han estado dirigidas, fundamentalmente, a los medios de comunicación social oficiales o favorables políticamente al gobierno sirio, hacia las comunidades musulmanas que se identifican con el gobierno, las poblaciones con una alta presencia de católicos contrarios a la acción de los grupos yihadistas armados e incluso, a los campamentos de los refugiados palestinos bajo el control político del Frente Popular para la Liberación de Palestina, FPLP, quienes no siendo parte del conflicto, tienen una vieja relación de amistad y solidaridad con el gobierno de Bashir al Assad, cuyo padre, antecesor en el gobierno sirio, mostró su solidaridad en las guerras antisionistas del siglo pasado y ha sido generoso en darle hospitalidad a 500 mil palestino en su territorio durante más de 40 años.

Otro factor importante que identifica el origen y la responsabilidad de esta estrategia terrorista contra la población civil lo constituye el hecho de que, a pesar de que el gobierno sirio ha denunciado las masacres contra la población civil antes las Naciones Unidas y solicitado a ese organismo internacional el envío de investigadores internacionales independientes, los gobiernos de los Estados Unidos, Turquía, Francia y el Reino Unidos, junto al gobierno turco y los monarcas petrofeudales de Qatar y Arabia Saudita, bloquean tales iniciativas, mientras que lanzan a su canalla mediática internacional y su repetidoras de todo el mundo, a tergiversar los hechos para acusar al gobierno sirio de ser responsables de tales actos, basados en un clandestino “Observatorio Sirio de Derechos Humanos”, integrado por tres (3) personas, que funciona en la ciudad de Londres y que se dedica a divulgar videos, fotografías y crónicas del conflicto, enviadas por la oposición siria, sin ninguna validación independiente.

El gravísimo ataque con armas químicas en pleno Damasco y el realizado éste jueves 28 de marzo con morteros contra la Universidad de Damasco, confirma la indudable responsabilidad de los grupos armados yihadistas y del llamado “Ejército Sirio Libre”, financiados, armados y entrenados por las monarquías petrofedudales, el MOSSAD sionista, el MI15 británico, Francia y la CIA usamericana, quienes siguen contando con el silencio cómplice de la mayoría del Consejo de Seguridad de la ONU, su Comisión de Derechos Humanos presidida por la magistrada surafricana Pyllay y el Tribunal Penal Internacional del “ Fiscal de la Viagra”, Manuel Ocando, para garantizar su impunidad y seguir haciendo la guerra en violación flagrante de las más elementales normas del Derecho.

Es precisamente esta amplia alianza de intereses geopolíticos de la región del Medio Oriente y fuera de ella, la que ha construido una gran conspiración internacional dirigida al derrocamiento del gobierno de Bashir al Assad para satisfacer las aspiraciones de gobierno de un sector de la mercenaria oposición siria dispuesta a pagar el precio de dividir y debilitar a las fuerzas árabes identificadas con la lucha por la liberación de Palestina y de los territorios árabes ocupados del Golán, sur del Líbano y el Sinaí bajo la dominación de su enemigo sionista.

yoelpmarcano@yahoo.com


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Yoel Pérez Marcano


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