Durante los últimos días ha estado presente en los diferentes medios de
comunicación social, el caso de los violentos acontecimientos que han
ocurrido en la región de Sinkiang (Xinjiang), al noroeste de la República
Popular de China. Según las informaciones publicadas, se han producido
enfrentamientos entre miembros de la etnia de los uigures y de la etnia
de los han, especialmente en las localidades de Turpán y Lukqun, con saldo
de varias decenas de muertos y heridos. Las autoridades chinas han
calificado estos acontecimientos como actos terroristas provocados por
extremistas islámicos uigures contra la población han.
Más allá de la información publicada sobre este caso, está el hecho del
desafío geopolítico que para el gobierno de Pekín sigue representando la
población uigur que habita en la región de Sinkiang. Al respecto, el
investigador Nicolás de Pedro, publicó en el año 2008 un interesante
estudio intitulado “El conflicto de Xinjiang: la minoría uigur y la
política de Pekín”, en el cual señala: “A pesar de la calma de los últimos
años, el conflicto dista mucho de estar resuelto, y no es posible
descartar por completo un nuevo ciclo de desórdenes y violencia como el
que sacudió Xinjiang en los años 90”.
Durante décadas en el territorio de Sinkiang se han confrontado dos
visiones geopolíticas contrapuestas: la de los uigures musulmanes que han
aspirado a un Estado independiente, y la de la República Popular de China,
que siempre ha considerado a esta región como estratégica e incorporada
plenamente a su territorio nacional. La dinámica geopolítica ha
transcurrido entre la resistencia uigur y la imposición china, entre la
reafirmación de la cultura uigur y la sinización de los uigures.
La estrategia geopolítica de sinización llevada adelante por Pekín, a
través de la represión de los uigures, la inmigración de los han y el
desarrollo de grandes proyectos de infraestructura, le ha representado un
mayor control del territorio de Sinkiang. Un dato demográfico y étnico de
gran importancia es el siguiente: en 1949 la población uigur representaba
el 76 % del total, mientras que los han tan sólo el 7 %; actualmente los
uigures representan menos del 50%, siendo ya superados en cantidad por la
población china de los han. Y en el caso específico de Urumchi, la ciudad
capital de Sinkiang, la proporción han-uigur es de 75 a 13.
Ahora bien, la importancia geopolítica que para Pekín tiene la región de
Sinkiang es evidente: Sinkiang limita con Mongolia, Rusia, Kazajstán,
Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán e India, y constituye un
territorio de intercambio comercial con todos estos países limítrofes de
Asia Central y Asia del Sur. Además, posee inmensos yacimientos de
hidrocarburos y minerales, requeridos para el desarrollo de su proyecto
nacional chino de gran potencia. Así que, la población uigur sólo tiene
dos caminos: el de la asimilación incondicional o el de la resistencia
islámica. Por eso, resulta de interés la siguiente información publicada
recientemente: “El diario oficial chino 'The Global Times' ha acusado a
facciones uigures de infiltrarse en Siria a través de Turquía, para entrar
en contacto con grupos armados de ambos bandos de la guerra civil, con el
fin de aprender sus métodos y atentar en China”. Entonces, otros
acontecimientos en Sinkiang con protagonismo uigur habrán de ocurrir.