Porque esta gran humanidad ha dicho: ¡Basta! y ha echado a andar. La II Declaración de La Habana sigue orientándonos. El atentado contra el presidente Evo Morales es un acto de guerra en tiempos cuando vivimos la estrategia imperial de guerra permanente que ha convertido la política en la continuación de la guerra por otros medios y ha hecho obsoleto el principio de si quieres la paz prepárate para la guerra. Estamos en guerra.
Una cúpula militar-financiera ha dado un golpe de Estado y su instrumento político es la violencia fascista. Los presidentes de las potencias imperiales son simples empleados. La decisión la toman en otra parte. Siempre supieron que Edward Snowden no venía en el avión del hermano Evo Morales.
Fue una agresión para humillar a nuestro continente e intimidar a los gobiernos. ¿Quién le iba a ofrecer asilo a un apátrida condenado por el imperio y al que otras potencias ya habían rechazado? Pero el presidente Nicolás Maduro ha dicho ¡Basta! Y con los pueblos y por la paz se ha echado a andar. Tenemos Presidente. El campo de batalla es el planeta.
El empleo de grandes ejércitos no es la clave de esta guerra, sino la privatización, pues los ejércitos serán supraestatales, sin banderas nacionales; la robotización, la guerra cibernética, mediática, psicológica; desestabilización, golpes de Estado; el control del cerebro humano, diseñando los imaginarios colectivos, sustituyendo la realidad por una realidad virtual, prefigurando nuestros sueños para transformar el altruismo en contrautopías egoístas, incluso implantando chips.
Es la guerra contra la naturaleza mediante la biopiratería para apropiarse de los recursos genéticos y los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios, minando la Convención sobre Diversidad Biológica; la emisión de gases invernadero sin control anulando la Convención sobre Cambio Climático. Mercantilizándolo todo.
Sus diplomáticos son agentes de la guerra permanente, como el embajador de España en Austria. Frente y dentro del multilateralismo de la ONU están los agentes del multilateralismo centrado en la OTAN, brazo armado de la cúpula militar-financiera.