La salida a escena de Edwuard Snowden, convertido en la vedette de la discusión política mundial, sirvió amén de ratificar la condición de Estado Forajido del gobierno norteamericano, encabezado por Barack Hussein Obama, también dejó en pelotas a los gobiernos desvergonzados de la Unión Europea y a los lacayos de la Alianza del Pacífico en América Latina, cuyos pueblo tienen la oportunidad ahora de rebelarse y cobrarles sus pusilánimes posiciones, frente a la grosera piratería imperial, a la cual sirvieron de taparrabos, en todo el lato sentido de la palabra.
Los pueblos de Italia, España, Francia y Portugal, en Europa y, los de Colombia, Perú y Chile en América Latina, no se merecen estar gobernados por élites politiqueras, tan cobardes, cuyos dirigentes, no son capaces ni siquiera de defender su pundonor como personas. Son capaces de las acciones más bajas, bochornosas, ruines y criminales con tal de servir a un amo, que dicho sea de paso está con el agua al cuello, con la crisis económica y financiera que paulatinamente está horadando las cimientes del gran edificio imperial, amenazando en su caída con llevarse al estercolero de la historia a la vieja y orgullosa Europa, que de imperio colonialista, hasta la primera mitad del siglo XX, pasó a colonia o patio trasero del Complejo, militar, financiero y comunicacional, que amenaza la paz y la existencia de la humanidad.
La “Papa caliente”, que representa Snowden, ha hecho que se caigan las máscaras de quienes venían engañando a sus pueblos hablándoles de soberanía y de patria. Con las máscaras también se cayeron los calzones y se aflojaron los anos de los bravucones, del “primer mundo” y de los miembros de la AP en América Latina. Esa vergonzosa realidad, la pudimos observar en las reuniones de los organismos multilaterales, como la UNASUR, OEA y ONU, convocados para fijar posición frente a la canallada de Estados Unidos y la Unión Europea, en contra del pueblo boliviano, en la persona de su presidente Evo Morales, a quien intentaron asesinar y, en consecuencia por afinidad, contra los pueblos dignos del continente americano.
La cumbre de UNASUR, convocada para Cocha bamba, se convirtió en una reunión de presidentes, gracias a la traición de los mandatarios signatarios de la Alianza del Pacífico, Caballo de Troya, que Estados Unidos introduce, para intentar torpedear el avance de la Unión Suramericana y del Caribe. Afortunadamente la ausencia de los tres “Mosqueteros”, que enviaron a sus voceros con unos discursos timoratos y pusilánimes, no le quitaron fuerza al pronunciamiento y los gobiernos dignos revolucionarios, respondieron como corresponde a un continente cuyos pueblos están de vuelta a sus raíces para ser libres por siempre, gracias al legado del Comandante Eterno y bolivariano, Hugo Rafael Chávez Frías, que aunque ausente físicamente, espiritualmente es una llama encendida con inusitada fuerza, que día a día abrasa más las praderas de los pueblos del mundo, abiertas a la rebelión contra la dominación imperial.
En la Organización de Estados Americanos, otrora, bastión del imperio del norte, la condena fue contundente, a excepción de los tres socios de la AP. Igual ocurrió en la ONU, donde la vergüenza, la afrenta para los pueblos italiano, español, francés y portugués, fue la posición cobardona de sus gobiernos, secundados por sus compinches Latinoamericanos de ola Alianza del Pacífico.
Valga decir que en esta discusión, una vez más nuestro compatriota Roy Chaderton Matos, dio una clase magistral, en la defensa de los derechos humanos, del derecho internacional, de los diversos tratados y de la soberanía y autodeterminación de los pueblos del mundo.
La arrogante oligarquía española, que hoy yace bajo la bota imperial, fue la más desvergonzada de todas, cuando un mercachifle del servicio exterior español, en Viena, quiso erigirse en policía y allanar el avión presidencial, donde viajaba el presidente Evo Morales, que salvó milagrosamente la vida, gracias a la dignidad y soberanía del gobierno de Viena, que le permitió sobrevolar, su espacio aéreo y aterrizar de emergencia, escapando a sí la emboscada que le tendió la CIA y sus lacayos europeos, que se hicieron cómplices necesarios en ese intento de homicidio selectivo, contra el hermano presidente de Bolivia.
Este episodio no tienen parangón en la historia de la humanidad, como tampoco tiene comparación la desvergonzada posición de los gobiernos de los cuatro estados europeos y los tres latinoamericanos, cuyos pueblos están llamados a recuperar la vergüenza de sus países.