La responsabilidad ante la guerra

La actual contraofensiva de los Estado Imperialistas y las viejas potencias colonialistas contra la Soberanía y la Independencia de los pueblos, no puede ser interpretada sino como un plan global de las clases burguesas y propietarias de esos Estados, dirigido a resolver la profunda crisis sistémica del Capital monopolista, cuya vieja solución de Guerra Mundial es hoy absolutamente inviable por el efecto devastador que la misma produciría sobre todos los participantes y el planeta Tierra y todos sus seres vivos y su medio ambiente, por el nivel de medios militares destructivos y los efectos transgeneracionales que los mismos provocarían en caso de materializarse una conflagración mundial.
Los jefes de Estados y de gobiernos de los Estados imperialistas y de las viejas potencias coloniales, todos ellos consagrados por sus iglesias cristianas de lo más diversos ritos religiosos, son los responsables directos de las acciones de guerra contra los pueblos porque sus motivaciones y justificaciones siempre constituyen miserables mentiras, soportadas en nacionalismos trucados y propósitos morales fraudulentos que la Humanidad, en algún momento de su trágica historia de crímenes, le habrá de hacer definitiva Justicia y, los que fueron elevados en el pedestal de los héroes, serán desenmascarado, desconocido sus méritos, borradas sus sangrientas leyendas y los que sean apresados, deberá pagar sus crímenes ante sus pueblos y toda la Humanidad.
Los generales y almirantes que por las prebendas de Poder y sus elevadas compensaciones dinerarias ingresaron a la carrera de las armas para servir a quienes esclavizaron, colonizaron y explotaron a los pueblos por cientos de años y los que, se pusieron al servicio de sus gobiernos imperialistas y colonialistas para reafirmar sus glorias militares haciendo uso de su superioridad militar con el fin de reconquistar los pueblos soberanos con el único objeto de salvar a sus países de una crisis generada por el funcionamiento del sistema irracional e inmhumano del Capital, deberán ser despojado de todo reconocimiento histórico, rebajados con deshonor de sus charreteras, galones y medallas ensangrentadas y presentados ante el Tribunal de los Pueblos que sabrá cobrarle cada una de las fechorías y Crímenes Contra la Humanidad de la cual han sido responsables, sin eximiente ni atenunante alguno, que limpie o esconda su sanguinaria conducta criminal.
Pero los pueblos de los Estados imperialistas y de las viejas potencias coloniales, especialmente aquella parte integrada por los descendientes a quienes esclavizaron y explotaron a sus ancestros, negándoles, incluso, hasta el reconocimiento de su condición humana; esos pueblos no podrán reclamar la inocencia o el desconocimiento frente a los pueblos explotados por el Capital y sometidos a distintas formas abiertas y encubiertas de colonización porque fueron ellos los que conscientemente eligieron a esas bestias criminales que, al frente de sus gobiernos genocidas y mandando sus ejércitos, ensangrentaron la Humanidad en nombre de una civilización de la muerte y en beneficio de elites obscenamente opulentas por la explotación del trabajo de millones de seres humanos, el robo de las riquezas naturales de las otras naciones, la corrupción de los funcionarios extranjeros y la depredación del medio ambiente planetario.
Como podemos eximir de la responsabilidad ética y moral a los millones de trabajadores y las trabajadoras norteamericanos, ingleses, franceses, alemanes, italianos, españoles, israelíes, japoneses, canadienses, daneses, noruegos, suecos, holandeses, surcoreanos, a sus intelectuales, científicos y académicos, a sus artistas y creadores, quienes apoyaron a sus gobiernos criminales, se incorporaron a sus ejércitos de asesinos y fabricaron las armas destructivas que mantienen a éste planeta en guerra permanente sin razón ni causa real que no sea el interés de las insaciables elites económicas dominantes de los centros capitalistas?.
Como aceptar que millones de seres humanos, dotados de una avanzada formación cultural universal, que han podido estudiar y conocer la historia de la guerra, explotación y opresión que reyes, dictadores y falsos demócratas le han impuesto a los pueblos del mundo, incluso, a esos mismos pueblos de la guerra, puedan esgrimir el falso argumento de la ignorancia de los hechos para tratar de evadir su responsabilidad histórica con la rapiña, el esclavismo, el genocidio y la destrucción cultural y material de pueblos y civilizaciones enteras, motivados al solo propósito de lucrarse para mantener un nivel de vida y de desarrollo que nos le sería posible alcanzar con el trabajo honesto, los recursos y sin robar el fruto de trabajo de miles de millones de seres humanos?.
No es suficiente la historias para juzgar a aquellos criminales y a los pueblos que los sostienen y se benefician de sus tropelías ni la Justicia Divina será suficientemente justa para pagar los crímenes en nombre de Dios y su Civilización de la Muerte cometieron a lo largo y ancho del planeta Tierra; es necesario que asuman con constricción y vergüenza sincera los delitos cometidos frente a los pueblos víctimas de sus acciones y que reparen moral y materialmente a los sobrevivientes de tantas afrentas a la condición humana y la dignidad de los pueblos criminalizados, obligándose a borrar de la historia futura de la Humanidad la ignominia de reconocer como héroes a lo que no han sido más que viciosos genocidas al servicio de los intereses de las minorías beneficiarias de la Sociedad de los Propietarios, es decir, de los gentiles, los esclavistas, los señores feudales y los capitalistas.
Yoel Pérez Marcano


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