El capital financiero ha liquidado bases del capitalismo de la posguerra, como el Estado del Bienestar y procesos de negociación que permitían consensos sociales, fundamento de la democracia representativa. Acumula milmillonarias sumas especulando con petróleo, alimentos, narcóticos, armas y busca la superioridad militar absoluta con base en: ciencia y tecnología, nuevas armas de destrucción masiva, misiles antimisiles, guerra cibernética, espionaje, robotización, neurociencias para el control del cerebro y dictadura mediática; privatización de la guerra evitando el control estatal y de la ONU; la extensión del campo de batalla hacia todos los intersticios de la vida; el logro de la cohesión social no mediante concesiones interclasistas, sino usando políticas neoliberales y recesión, que destruyendo derechos generan inseguridad y miedo obligando a buscar la “protección” que el poder ofrece; recolonización del mundo mediante un estado de guerra permanente para destruir Siria, Líbano, Irán, Rusia, China, Venezuela… reduciéndolos a guardianes de territorios transnacionalizados; la guerra nuclear, decisión que está tomada y avanza cercando estratégicamente a Rusia y China con misiles, misiles antimisiles y otras armas de alta tecnología.
No creen en la destrucción mutua asegurada. Creen que son invencibles y con ciencia y tecnología pueden reconstruir el planeta. Por si acaso, están colonizando la Luna y Marte.
El poder económico no se dirime con cifras comparativas, sino por el control del capital. Él está en manos de una cúpula militar-financiera. El sionismo es el poder detrás del trono.
Es la racionalidad mafiosa de bancos y gánsteres, un poder totalitario que solo es derrotable mediante una alianza mundial por la paz. La victoria en Siria es política. El imperio no pudo armar una alianza que le permitiera reproducir lo de Libia. Tiene que atacar directamente y no logra el marco político necesario.
Capital financiero y guerra están tan unidos, que el anuncio de la utilización de misiles Tomahawk multiplicó el valor de las acciones de la empresa que los produce. Obviamente, Henrique Capriles respaldó a Estados Unidos.