La victoria parcial de la representante de la coalición Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, sobre su principal contendiente, la candidata de la derechista Alianza por Chile, Evelyn Matthei, demuestra que en el país austral está ocurriendo un movimiento telúrico que se enfila a suavizar el sistema político-económico neoliberal establecido en esa nación desde la dictadura de Augusto Pinochet.
Las dos contrincantes deberán asistir a la segunda vuelta electoral fijada para el 15 de diciembre, pese a que Bachelet se impuso en la primera con 46,67 % de los votos, por 25,01 de Matthei, y l0,48 % para el tercer antagonista, Marco Enriquez Oninami.
Se puede afirmar que lo que está en juego en los comicios presidenciales y parlamentarios es el reajuste del sistema establecido en Chile tras el cruento golpe de estado pinochetista en 1973.
Y es que el gobierno de Sebastián Piñera se convirtió, desde su llegada al poder en 2010, en un promotor de las líneas directrices sobre el control de la economía global que se proyectan desde Washington y la Unión Europea, con la imposición de sistemas neoliberales, de libre comercio y privatizaciones.
Como defensor de la clase adinerada, Piñara (su capital sobrepasa los 2 220 millones de dólares según la revista Forbes) se ha destacado también por crear y estimular la Alianza Pacífico (Chile, Colombia, México, Perú) para reunir a gobiernos afines a Estados Unidos en contra de proyectos unificadores en la región como CELAC, ALBA, MERCOSUR y UNASUR.
La agenda propuesta por Bachelet, quien gobernó el país de 2006 a 2010, apunta hacia un cambio de mentalidad política, económica y social que ya ha echado raíces en la población chilena con numerosas manifestaciones estudiantiles y obreras a lo largo de los últimos tres años.
Sus intenciones, si llega al poder como todo hace indicar, van desde la formulación de una nueva Constitución para reemplazar a la promulgada durante la dictadura que aún mantiene maniatados al Estado y a toda la sociedad, hasta una ley de gratuidad universal para la educación superior con una reforma tributaria que permita financiarla.
Chile ostenta el sistema universitario más caro y elitista de toda la región y, para pagar las carreras los alumnos y familiares se endeudan con créditos de miles de dólares que tardan más de una docena de años en pagar.
El descontento estudiantil se abre paso en todos los niveles educacionales lo cual ha motivado rebeliones, reprimidas duramente por el gobierno.
Esta nación de América del Sur se ha convertido en los últimos años en una de las mayores del mundo en cuanto a inequidad. Un estudio de la Universidad de Chile revela que el 1 % más rico, acumula 30 % del Producto Interno Bruto, concentración de riqueza incluso superior al de Estados Unidos.
Datos oficialistas indican que la pobreza se extiende al 15 % de los 17 millones de habitantes, mientras fuentes No Gubernamentales la cifran en 28 %.
Debido a las ventajas que ofrece la política de privatización y de apoyo a las compañías transnacionales, del país salen anualmente capitales por valor de 30 000 millones de dólares igual a 22 % del PIB.
Ese es el sistema que desea mantener la candidata de la derecha, Evelyn Matthei, quien manifestó que el programa de la coalición de centroizquierda es el de la antigua República Democrática Alemana, mientras el suyo es el de la Alemania de Merkel.
Pero para concretar sus promesas pre electorales, Bachelet debe tener una mayoría en la Cámara de Diputados y en el Senado que le permitan llevar a buen término sus intenciones.
En ese sentido, durante un mitin en la plaza Rancagua, ciudad del centro del país, manifestó: "necesito un Parlamento que se la juegue por los cambios que Chile necesita", y no es menos cierto pues la derecha ejercerá todas sus fuerzas políticas y económicas para detener cualquier iniciativa a favor de las grandes mayorías.
La batalla se prevé bastante dura para ella pues pese a obtener la mayoría simple en las dos instancias, aún no le alcanzan los votos para aprobar parte de sus proyectos.
De los 120 diputados en la Cámara, Nueva Mayoría alcanzó 68, la Alianza de la derecha sumó 48 y otros cuatro para independientes que se podrían unir a Bachelet.
En el Senado, de 38 miembros, Nueva Mayoría tendrá 21 asientos, Alianza por Chile, 16 y uno independiente. Estos puestos en las bancadas le permitirán materializar cambios en las leyes orgánicas pero no la reforma constitucional, para la que se necesitan dos tercios del Congreso.
Otra prueba de los nuevos aires que recorren esa nación de América del Sur, es que cuatro ex dirigentes del movimiento estudiantil que se destacaron por su activa participación en las manifestaciones anti neoliberales consiguieron escaño en el Parlamento: Camila Vallejo, quien fue presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile en 2011; su sucesor en el cargo, Gabriel Boric; el presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, Giorgio Jackson, y Karol Cariola, ex líder de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción.
Esperemos que el próximo 15 de diciembre, el pueblo chileno apoye a la candidata menos comprometida con el neoliberalismo y con la exdictadura de Pinochet.