La super hipocresía de John Kerry alcanzó velocidad de escape*

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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¿Cómo lo hace el Secretario de Estado John Kerry?

Justo cuando uno cree que su hipocresía y capacidad para contradecirse han alcanzado los límites máximos, el diplomático norteamericano número uno da otro salto cuántico para dejar pasmado a su interlocutor. En realidad, pareciera que ya alcanzó velocidad de escape en su irracional pensamiento haciendo que irremediablemente se salga de la órbita de un normal diálogo inteligente.

El último desmadre de Kerry fue su brusco rechazo a los referéndums planificados en las regiones orientales de Ucrania. Las consultas han sido organizadas por el pueblo de Donetz, Lugansk y Slaviansk entre otras localidades para determinar un nuevo reacomodo político constitucional para los ciudadanos que viven en estas regiones. El voto podría significar una Ucrania federalizada en la cual las regiones como las ciudades orientales tales como Jarkov y Donetz podrían asumir su autonomía de la capital central de Kiev. O en su defecto, podrían votar para escindirse del todo como ya lo hizo el pueblo de Crimea.

Un observador razonable podría considerar el llamado electoral como una admirable democracia local en acción, donde el pueblo auto determina su propio sistema de gobierno político y sus consiguientes políticas sociales y económicas. Con toda certeza, un diplomático norteamericano que aparentemente no cesa de proclamar las virtudes de la democracia, ¿no aplaudiría semejante ejercicio de libertad?

No en el caso de John Kerry, ni tampoco todo su gobierno.

Kerry se puso pálido cuando se pronunció esta semana contra los referéndums pautados en Ucrania.

Conversando con Lady Catherine Ashton, burócrata no elegida encargada de la política exterior de la Unión Europea, Kerry sostuvo que nosotros rechazamos de plano este intento ilegal de dividir Ucrania Esto es una repetición del manual de estrategia de Crimea.

Esta peyorativa mención de Crimea fue una alusión barata al referéndum realizado en la parte sur de la península el pasado 16 de marzo del corriente, en el cual la vasta mayoría de la ciudadanía votó por separarse de Ucrania y reunificarse con Rusia, su patria histórica. Pareciera que los norteamericanos no pudieran enfrentar esa legal y democrática realidad y de este modo han recurrido a las tácticas de difamación, alegando que el manual de estrategia de Crimea es una perniciosa conspiración rusa para expropiar tierras del territorio de Ucrania. Tal como en un debate uno a uno, si no puede ganar mediante la razón y los hechos, entonces recurre al ataque personal.

Kerry describe el ejercicio democrático de la autodeterminación en el oriente y el sur de Ucrania como falso y amenazó que si el referéndum sigue adelante entonces Washington podría sancionar a Rusia con sanciones económicas aun más duras. Nótese la falsa premisa emitida como si fuera un hecho: Rusia es la culpable de cómo el pueblo de Ucrania ejerce su universal derecho a la autodeterminación.

No obstante, en una voltereta mental, el ministro de relaciones exteriores de Washington, insiste en que las elecciones presidenciales pautadas para el 25 de marzo por la junta fascista de Kiev, con el patrocinio occidental, son legítimas e inviolables. La junta de Kiev, encabezada por un auto proclamado primer ministro y acólito de Washington, Arseniy Yatsenyuk, se alzó con el poder el 22 de febrero pasado luego que violenta e ilegalmente asaltaron el gobierno del elegido presidente Viktor Yanukovych. Esto último, a propósito, si que es un hecho Sr. Kerry, no una opinión subjetiva.

De tal modo que en la cabeza de Kerry, la elección presidencial es válida a pesar de que ha sido invocada por una cábala de muy dudosa autoridad. Pero los referéndums planteados por el pueblo de las regiones sur y oriental de Ucrania con argumentos de mucha mayor autoridad democrática, no son válidos. ¿Qué clase de irracional contradicción es esa? La única razón utilizada aquí por los norteamericanos pareciera ser: Porque yo lo digo y punto.

Kerry amenaza que si Moscú no apoya la realización de elecciones presidenciales por parte de Kiev a fines de este mes, entonces habrá cruzado la línea roja que impone nuevas sanciones económicas contra Rusia.

Por su parte, el Ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, ha señalado que la realización de elecciones presidenciales en medio de una extensa agitación y violencia a través de todo el país, sería absurda. Muchos estarían de acuerdo con este evidentemente objetivo razonamiento.

Solo durante la semana anterior, unas 90 personas perdieron la vida en choques armados entre fuerzas pro Kiev y brigadas populares de auto-defensa en pueblos y ciudades orientales. Estas milicias reflejan la oposición de las comunidades locales contra el régimen de Kiev, respaldado por Occidente. La peor violencia ocurrió en la sureña ciudad portuaria del Mar Negro, Odesa, el viernes pasado, donde más de cuarenta manifestantes anti-Kiev fueron asesinados luego de haber tomado refugio en un edificio que fue incendiado por los seguidores neo-nazis de la junta. Trágicamente, las víctimas estaban anteriormente realizando una manifestación pacífica, pidiendo un referéndum sobre la federalización, tal como en las regiones orientales.

La mitad, y tal vez mucho más del total de la población de Ucrania alrededor de 45 millones de habitantesconsidera a la junta de Kiev como impostores carentes de todo mandato democrático. El régimen de Kiev podrá tener apoyo en la Plaza Maidan y en la parte occidental de país en ciudades tales como Lviv. Pero esto de ninguna manera le confiere un mandato legal para gobernar el país. A los ojos de muchos ucranianos, especialmente rusos étnicos del sur y del oriente, el único mandato con que cuenta la junta de Kiev es aquel que ha sido impuesto desde el exterior por Washington, Berlín y otros aliados europeos.

Para los manifestantes anti-Kiev, federalistas o pro-rusos, lo que ha ocurrido en su país es el cambio de régimen con apoyo occidental que ha establecido un régimen neo-nazi un régimen que idolatra la colaboración de antiguos fascistas ucranianos con el exterminio de millones de conciudadanos ucranianos eslavos durante la II Guerra Mundial.

Este cambio de régimen fomentado y facilitado por Occidente, fue la culminación de tres meses de violencias callejeras, disturbios y ocupación de edificios públicos, palpablemente apoyadas por la CIA. La masacre de alrededor de 100 manifestantes y funcionarios policiales el 20 de febrero mediante franco tiradores por cuenta de los conspiradores golpistas, fue la gota que colmó el vaso y desplazó al presidente en ejercicio y puso en su lugar a una junta apoyada por Occidente. La junta cuenta con miembros del partido fascista Partido de la Patria y del partido neo-nazi Svoboda cuyos secuaces paramilitares del Sector de la Derecha conforman la Guardia Nacional y las fuerzas policiales especiales que son enviadas para aplastar a la población que disiente.

Todo esto señala la inquietante ilegalidad que Occidente ha engendrado en Ucrania en circunstancias en que ahora la junta de Kiev emite recompensas en dinero para espías y policías con el fin de detener a opositores políticos. El cambio de régimen promovido por Occidente, evidentemente no trata de inducir la democracia ni la asociación con la Unión Europea, se trata solo de un proyecto geopolítico mayor de agresión contra Rusia.

La super hipocresía y las contradicciones de Kerry demuestran el problema geopolítico más amplio de por qué Estados Unidos está escalando el conflicto con Rusia.

Washington es incapaz de tolerar las normas objetivas del derecho internacional y ni siquiera un simple diálogo debido a su comportamiento ilegal y temerario. Los norteamericanos se consideran como estando por encima de la ley y los normales límites que todas las demás naciones están obligadas a respetar.

Sobre esto fue que el Presidente Vladimir Putin advirtió en la columna de opinión del New York Times a fines del año pasado, cuando se refirió al peligro del excepcionalismo norteamericano. El inevitable punto final de esa mentalidad es, somos la raza superior.

Por lo tanto, ¿resulta sorprendente que hoy Washington esté colaborando con los neo-nazis en Kiev? Que el gobierno de Estados Unidos esté actualmente trabajando junto a fascistas totalitarios no es ninguna contradicción. Se trata de una consecuencia natural.

*Ironía del autor. Se refiere a la velocidad que necesita un objeto en movimiento para dejar la superficie de la Tierra y liberarse de su atracción gravitacional.

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Finian Cunningham

Analista internacional


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