No por milagro sino por la acertada política económica llevada adelante por Néstor Kirchner a partir de 2003 y continuada por Cristina Fernández de Kirchner, Argentina logró revertir una profunda crisis económica provocada por la aplicación de medidas neoliberales impuestas por organismos financieros internacionales, países occidentales y la anuencia de gobiernos dirigidos desde Washington.
Esa recuperación permitió al gobierno de Cristina Fernández, concluir un acuerdo con el Club de Paris para saldar el adeudo de 9 700 millones de dólares que se mantenía desde la debacle económica ocurrida a principios de la década del 2000.
El ministro argentino de Economía, Axel Kicillof, resaltó que el convenio esta libre de condicionamientos pues de pactó con soberanía e independencia sin la intervención ni supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Recordó cómo se aceptaban en Argentina, por gobiernos anteriores, esos acuerdos mediante el modelo de refinanciación que demandaba el FMI sobre la base de ajustes a los gastos, que siempre recaían en los fondos sociales y puntualizó que han arreglado otro de los entuertos que nos ha dejado el neoliberalismo.
De esa forma, Buenos Aires saldará la deuda en cinco años, extensibles a siete, sobre una tasa de interés del 3 % anual y ya se auguran la llegada de nuevas inversiones foráneas.
Pero rememoremos el porqué Argentina llegó a aquella grave crisis. El país resultó un caso típico de la instauración de la política neoliberal pues durante la presidencia de Carlos Ménem (1989-1999) se implantaron las directrices del Consenso de Washington a instancias del FMI y de la Organización Mundial del Comercio (OMC), referentes a priorizar el libre mercado y las privatizaciones. La administración Ménem que cumplía además con las orientaciones recibidas desde Estados Unidos, abrió los servicios y la industria al capital extranjero y permitió la importación indiscriminada de mercancías. Bajo esas circunstancias, la nación caminó directo hacia la debacle económica pues la moneda argentina tenía el mismo valor del dólar, las mercancías importadas eran más baratas que las nacionales lo cual afectaba a las exportaciones. El país sufrió un profundo déficit comercial, que se remediaba con la venta de las entidades de producción y de servicios públicos. La entrada de capitales disminuyó al no existir empresas que privatizar y el país cayó en un endeudamiento comercial y público que paralizó todo y produjo en 2001 masivas manifestaciones populares. Los bancos dejaron de funcionar y congelaron el dinero de los acreedores, la deuda externa se elevó a 95 000 millones, el desempleo a más de 30 % de la población y el hambre y la miseria alcanzó a la mitad de sus 38 millones de habitantes.
El triunfo electoral de Néstor Kirchner en mayo de 2003 y de Cristina Fernández cuatro años más tarde, permitió iniciar una nueva política económica que revertió completamente la profunda crisis.
Sin las ataduras del FMI, Argentina logró crear entre 2003 y 2009 un promedio de 580 000 puestos de trabajo anuales pese a la crisis económica que, iniciada en Estados Unidos en 2008, se extendió como pólvora por el mundo. Con un crecimiento 3 % en 2013 y un Producto Interno Bruto de 776 000 millones de dólares, Argentina se ubica en el lugar 21 a nivel mundial. Tras la severa crisis de 2001-2002, la economía de Argentina creció entre 2003 y 2011 a un ritmo promedio anual del 8,3 %, aunque en 2012 sólo había crecido un 1,9%. Las medidas llevadas a cabo por los gobiernos de Néstor y Cristina han permitido alcanzar logros que hacen destacar nuevamente a la Argentina como una de las economías más importantes de la región y del mundo.
Desde 2002 se pagaron con las reservas, 32 000 millones de dólares, sin acceder al mercado de capitales, y el endeudamiento pasó de 140 % del PIB al 41.5 %.
En la industria, el comercio y los servicios se fundaron alrededor de 200 000 nuevas empresas, 64 % más de las que había al comienzo del gobierno de Cristina. Esto motivo que como promedio se crearan 500 000 puestos de trabajo por año y se redujo notablemente el desempleo. En un reciente informe presentado por Cristina Fernández durante la inauguración del 131 período de sesiones del Congreso informó sobre los enormes beneficios sociales y económicos que han recibido los argentinos en los últimos años.
Explicó que en ese sentido, un organismo internacional financiero como el Banco Mundial, reconoció que Argentina ha sido uno de los países que mejor ha focalizado el gasto social durante los últimos años pues la proporción de recursos transferidos a la seguridad social supera el promedio mundial y los gastos destinados a sectores postergados crecieron más de 8 veces en una década.
El BM destacó que las redes de protección social desarrolladas en la nación sudamericana son las maneras más eficaces para forzar la distribución hacia un punto de mayor equidad con el fin de acabar con la pobreza. En apretada síntesis se pueden observar esos logros: En el 2003 el 54 % eran pobres y el 27,7% en estado de indigencia. A fines del año 2012 bajaron al 6,5% y 1,7%, respectivamente.
El crédito presupuestario del Ministerio de Desarrollo Social en 2003 era de 1 781 millones de pesos, y pasó en 2012 a 31 972 millones de pesos; las pensiones asistenciales a 180 000 personas en 2003, llegan ahora a 1 350 000 ciudadanos; las madres de 7 hijos, que cobraban 150 pesos, hoy reciben 2 165 pesos, y las pensiones de vejez e invalidez fueron de 105 pesos, a 1 515 en la actualidad. Más de 3 500 000 niños y adolescentes de 1 700 000 núcleos familiares (desocupadas o con salario mínimo) reciben ayuda del programa Asignación Universal por Hijo que estipula desde 2009 que cada niño debe asistir al colegio y mantener su calendario de vacunas y servicios de salud cubierto.
Con la reindustrialización se expandieron los sectores automotriz, siderurgia, metalmecánica, software, lo que permitió sustituir importaciones por más de 15 000 millones de dólares. En la agricultura se aprobaron inversiones que colocan a la Argentina al frente de de los países de mayor avance tecnológico con record de producción lechera, maíz, trigo.
La lista es interminable lo cual demuestra que la economía Argentina se fortalece cada día y sus 40 millones de ciudadanos reciben los beneficios de un gobierno que desecho las medidas neoliberales que durante casi dos décadas afectaron a su pueblo y el desarrollo del país.