Señor Hague, ¿Qué le parece terminar con la violación de países completos ?

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

Strategic Culture Foundation

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La reunión cumbre titulada “Fin a la Violencia Sexual en los Conflictos Bélicos” que se prolongó por cuatro días, fue clausurada esta semana en Londres por el Secretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, William Hague y la actriz de Hollywood, Angelina Jolie, quienes invocaron el apoyo internacional para las víctimas de violaciones durante los conflictos bélicos.

Las lágrimas, las sonrisas, los besitos y las instantáneas sugerían que se había logrado un gran tanto a favor de los derechos humanos, mediante la combinación de la sólida diplomacia británica y el poderío de las estrellas de Hollywood.

Dijo Hague, “tristemente se trata de uno de los grandes crímenes masivos del siglo XX y del siglo XXI,” durante la conferencia a la cual asistieron delegaciones de más de cien países.

“En todo caso, esto está empeorando –la violación en zonas de guerra como arma de guerra que se emplea de manera sistemática y deliberada contra la población civil,” agregó el máximo representante diplomático inglés.

Hague y su compañera, la celebridad ganadora de un Oscar, exigen medidas especiales de imputación para rastrear a los violadores en zonas de conflicto bélico.

Concentrarse sobre la violencia sexual contra la población civil en la guerra es, por supuesto, loable, ¿quién podría encontrar algo malo en una iniciativa semejante para erradicar este particularmente abominable crimen contra la humanidad?

Pero con toda certeza, la manera más efectiva de terminar con las violaciones y la violencia sexual en los conflictos bélicos es terminando con las guerras y el hacer la guerra en primer lugar. En otras palabras, en vez de solamente centrarse en el fin de las violaciones individuales, ¿qué les parecería terminar con la violación de países enteros y a sus pueblos de lo cual emanan tantísimos crímenes contra la humanidad?

Si comenzamos a examinar el problema desde esta perspectiva, luego entonces surge la consternante noción sobre la conducta del propio gobierno de Hague y de sus antecesores.

Las actuales y mayores zonas de guerra en el mundo son Ucrania, Siria, Irak, Afganistán y Libia. En cada caso, el gobierno actual y los anteriores, han jugado un rol instrumental en la instigación y la prolongación de los conflictos. No se trata de una conjetura polémica. El rol causativo de Gran Bretaña en cada una de estas guerras está documentado y es demostrable.

La invasión e ilegal ocupación por parte de Gran Bretaña de Afganistán e Irak junto con la complicidad de Estados Unidos y otras fuerzas de LA OTAN está documentada. Estos dos países no estarían en el lamentable estado en que se encuentran si Gran Bretaña y sus aliados occidentales no los hubieran invadido militarmente sobre la base de los cacareados pretextos de la “guerra contra el terrorismo” y las “armas de destrucción masiva”. Las guerras que se basan en cacareados pretextos son guerras criminales, tal como las definen los principios de Nuremberg.

El resurgimiento de la violencia en Irak esta semana con la toma de grandes ciudades en el norte, como Mosul y Tikrit por militantes pertenecientes al Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS sigla en inglés) es el resultado directo del criminal legado bélico británico en Irak. Diez años de ocupación extranjera han dejado al país en ruinas por el sectarismo y las debilitadas instituciones del estado. Igualmente importante, tanto Gran Bretaña como la OTAN alimentaron una guerra de agresión encubierta en la vecina Siria lo cual ha fortalecido a poderosas milicias tales como ISIS las cuales están desestabilizando a Irak. La verdad es que la ISIS y otros paramilitares yijadistas no serían las fuerzas destructoras que son sin el apoyo financiero y militar encubierto que se les ha estado entregando de parte de Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia, Turquía y otros miembros de la OTAN junto con las monarquías pro occidentales del Golfo Pérsico, de Arabia Saudita y Catar.

Libia es el caso precursor de lo que la OTAN y sus aliados árabes han estado tratando de lograr en Siria. Este país norafricano, rico en petróleo ha sido convertido en un estado sin ley, dividido por las milicias yijadistas que son apoyadas con bombardeos aéreos de parte de la OTAN y suministro encubierto de armamentos durante el 2011. Una vez más, la actual crisis en Libia no estaría sucediendo si no fuera por la ilegal y siniestra intervención de Gran Bretaña y sus aliados de la OTAN.

Por último el conflicto bélico en curso, el horrible sufrimiento de la población civil en el oriente de Ucrania, es también una consecuencia inequívoca de la intromisión occidental en ese país. El régimen fascista de Kiev no habría sido capaz de hacerse con el poder en el mes de febrero después del gobierno elegido sin el apoyo abierto y encubierto de Estado Unidos, Gran Bretaña y otros aliados europeos. La permanente represión militar desatada por la junta de Kiev contra la población civil de etnia rusa en Lugansk, Donetsk, Slaviansk y otras ciudades orientales, está siendo directamente asistida por Gran Bretaña y otras potencias europeas con recursos militares, financieros y diplomáticos.

Los grandes medios periodísticos occidentales juegan un vital e insidioso papel en todos estos conflictos bélicos. Las historias que estos medios publican oscurecen lo que debiera ser una obvia causa y efecto entre los gobiernos occidentales y las actuales ya mencionadas zonas de guerra. En cambio, el ocultamiento permite la perpetuación de los conflictos bélicos.

Se trata de un brutal hecho de la vida real que la violación y la violencia sexual constituyen un delito integrante de un delito mucho mayor que es la guerra misma. Se trata de un hecho censurable desde tiempos inmemoriales que cada vez que ocurre una guerra también ocurren las violaciones y otros crímenes contra la humanidad. Resulta increíblemente ingenuo e hipócrita que el Secretario de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, William Hague, proponga, no obstante, que las guerras que tengan que darse en el futuro, las violaciones sean completamente proscritas. ¿Qué tal si también se proscriben el bombardeo y los asesinatos de civiles?

O mejor aun, ¿qué tal si se prohíbe la guerra misma? ¿Qué tal si se imputan a aquellos que violan países enteros a través de la guerra, directa o indirectamente mediante el empleo de terceros representantes mercenarios?

Considerando la criminal conducta de Gran Bretaña al promover la guerra en Ucrania, Siria, Irak, Libia y Afganistán, con certeza eso hace que el Señor Hague sea un violador de guerra. No solo Hague, sino el Primer Ministro, David Cameron y todos los altos miembros del gobierno británico, del pasado y los actuales. Y no solo del gobierno británico. Otros violadores de países serían Barack Obama y John Kerry, Hollande y Fabius.

Es ahí donde las congéneres de Angelina Jolie juegan un papel estelar. La ostentación y el glamour de Hollywood contribuyen a crear una historia de ficción o enfoque que oculta la brutal realidad. El innegable carisma de Angelina Jolie y sus emotivos llamados para “poner fin a las violaciones” constituyen una crucial y enceguecedora luz estelar para impedir que el amplio público vea lo que debería estar claramente a la vista, la obvia conexión entre las malvadas intervenciones extranjeras de los gobiernos occidentales, la guerra y los crímenes contra la humanidad.

Durante la cumbre de Londres esta semana, Hague dijo acerca de su compañera de Hollywood: “Lo que esta campaña necesita es que los grandes y poderosos gobiernos del mundo, como el nuestro, con grandes redes diplomáticas y grandes presupuestos para el desarrollo para comprometerse y pasar a la acción… Pero también necesita personas que sean escuchadas de manera diferente a los gobiernos y que hablen con su propia y personal autoridad, y Angelina Jolie tiene todo eso.” Luego agregó que esto sería en el futuro una “formidable” fórmula de política exterior.

De tal modo, el gobierno británico ha encontrado una nueva fórmula para las relaciones públicas que le permite seguir promoviendo guerras criminales, seguir con la violación de países enteros, seguir creando las condiciones para la violencia sexual contra la población civil, mientras recluta a una célebre belleza de la Lista-A para agregar un toque cosmético a los verdaderos perpetradores de estos crímenes.

Si vamos a conformar una lista de delincuentes mundiales, Hague y sus perversos aliados deberían estar encabezándola.

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Finian Cunningham

Analista internacional


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