Está sonando la última hora de la propiedad privada, el monopolio del capital se está convirtiendo en ataderos del modo de producción que había desarrollado consigo. El más despiadado vandalismo con el acicate de las pasiones más infames, más ruines y más mezquinas y criminal con que se mueve la chatarra del dólar se está revirtiendo de tal modo que están disminuyendo los magnates.
Los capitales que han venido usurpando y monopolizando el tránsito hacia el socialismo aumentando en su conjunto la miseria, la opresión, la esclavitud asalariada, la degeneración, la explotación, han aumentado también al mismo tiempo, la rebeldía de los pueblos integrándose por el mecanismo del propio proceso de producción capitalista. Por eso, como bien lo advirtió Carlos Marx en El Capital: “La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llega a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista, que termina por estallar. Suena la última hora de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados”.
Escribió Marx en el prefacio de El Capital que “el fin que persigue esta obra es descubrir la ley económica del movimiento de la sociedad moderna”, es decir, de la sociedad capitalista, de la sociedad burguesa. El estudio de las relaciones de producción de una sociedad históricamente determinada y concreta en su aparición, su desarrollo y su decadencia es lo que compone la doctrina económica de Marx. En la sociedad capitalista impera la producción de mercancía, por eso, el genio de Marx empieza con el análisis de la mercancía. En la anarquía de las oscilaciones del mercado es aplicable el adagio: “Cada uno para sí y Dios para todos”; algo completamente diferente es la situación en las condiciones del trabajo socializado donde “cada uno para sí” ya no es aplicable a semejante régimen de explotación, pues aquí cada uno trabaja ya para todos y todos para cada uno y a Dios lo dejamos en paz. Surgió la transformación socialista.
Luego de las precedentes disquisiciones, allí está la senda de la chatarra del dólar con su crueldad, vorágine y criminalidad, haciendo de las suyas a países imperiales y a otros indefensos, a saber:
Japón encabeza el ranking por amplio margen y entre los 14 países más endeudados del planeta, sólo Zimbabue, Jamaica, Eritrea y Granada pertenecen a los más pobres.
Estados Unidos, Grecia, Italia, Portugal e Islandia están entre los países desarrollados con deudas por encima del 100% de su Producto Interno Bruto (PIB), es decir, de todo lo que produce la economía nacional en un año.
Los 12 países más endeudados por PIB en 2012
1) Japón: 237%; 2) Zimbabue: 202%; 3) Grecia: 158%; 4) Jamaica: 146%; 5) Eritrea: 125%; 6) Italia: 126%; 7) Portugal: 122%; 8) República de Irlanda: 117%; 9) Granada: 112%; 10) Estados Unidos: 106%; 11) Islandia: 99,3%; 12) Bélgica: 99%; 13) Reino Unido: 90,3% y 14) Francia: 90,29%. Fuente: Fondo Monetario Internacional (FMI)
Deuda de América Latina por PIB 2012
1) Brasil: 68%; 2) Venezuela: 57%; 3) Uruguay: 53%; 4) El Salvador: 52,1%; 5) Nicaragua: 52%; 6) Argentina: 44%; 7) México: 43%; 8) Honduras: 34,6%; 9) Costa Rica: 34%; 10) Bolivia: 33%; 11) Colombia: 32%; 12) Guatemala: 25%; 13) Perú: 19%; 14) Ecuador: 18%; 15) Paraguay: 11,3% y 16) Chile: 11,2%. Fuente: FMI
En la década de 1990 el consenso avalado por el FMI era que un 60% de deuda pública en relación al PIB constituía un umbral prudente para un país desarrollado, mientras que en una nación en desarrollo debía ser un 40%. Hoy día la realidad que toca es otra. La vorágine del capitalismo, al menos por ahora, ha arrodillado a toda la humanidad.
Regresando a Marx, “sólo mostramos al mundo por qué lucha realmente: pero la conciencia es una cosa que el mundo debe adquirir, quiéralo o no”.