En un reciente artículo (Tle globalization of war) Michel Chossudovsky
hace un importante aporte para la comprensión de la geopolítica
(rivalidades de poder en el territorio) a escala global que está en pleno
desarrollo. Chossudovsky comienza su corto escrito con las siguientes
palabras: “El mundo se encuentra en la encrucijada de la crisis más
importante de la historia moderna. Estados Unidos y sus aliados de la OTAN
se han embarcado en una aventura militar, “una larga guerra”, que amenaza
el futuro de la humanidad”.
De acuerdo con Chossudovsky el mundo ha sido dividido en comandos
geográficos militares bajo órdenes del Pentágono, cuyas operaciones
militares se coordinan desde un comando central ubicado en Omaha,
Nebraska. Para ello Estados Unidos tiene bases militares en 150 países, en
las que participan al menos 160 mil personas con entrenamiento
profesional. El despliegue militar USA-OTAN es acompañado simultáneamente
con operaciones de inteligencia encubiertas, sanciones económicas y cambio
forzado de gobiernos en diferentes países del mundo.
El objetivo central de la “larga guerra” es vulnerar la alianza
China-Rusia conformada en el marco de la Organización de Cooperación de
Shangai, ya que es considerada como un competidor económico en el mercado
capitalista mundial. Al respecto USA-OTAN están impulsando la alianza
Asia-Pacífico en la que incluyen a Japón, Australia, Corea del Sur,
Filipinas y Vietnam, al tiempo que han instalado el “escudo de defensa
misilístico” que apunta contra Rusia, China, Irán y Corea del Norte.
En toda esta geopolítica de la guerra globalizada la “amenaza comunista”
de la era de la Guerra Fría ha sido reemplazada por la “amenaza del
terrorismo islámico”, al tiempo que expresiones como “guerra es paz”,
“guerra humanitaria”, “violencia legítima”, “autodefensa” y “seguridad
global” forman parte de la doctrina militar que está en curso. Una guerra
globalizada en la que todos estamos inmersos, en la que todos estamos
participando, la mayoría de las veces sin saber cuál es nuestro rol.