El acuerdo de Pepe Mujica y Obama y la libertad de los Talibanes

El anuncio oficial del gobierno de los Estados Unidos y su confirmación por voceros del gobierno de la República Oriental del Uruguay, de que seis (6) prisioneros de Guerra de Afgnaistán, que se encontraban secuestrados en la ilegal Cárcel Militar de la bahia de Guantanamo – territorrio de la República de Cuba usurpado por los Estado Unidos -, rescata para el espacio mediático, la situación inhumana y violatoria de los tratados internacionales en material de Derechos Humanos de los casi doscientos (200) combatientes afganos y de otras nacionalidades secuestrados, torturados e ilegalmente encarcelados por el gobierno de los Estados Unidos, bajo la acusación de ser “terroristas” y pero calificándolos como “combatientes enemigos”, con el objeto de evitar la correcta aplicación del Derecho Internacional Humanitario establecido en los Convenios de Ginebra de 1.949 y sus Protocolos adicionales.

La decision del hoy Presidente (saliente) de Uruguay, José “Pepe” Mujica, de aceptar recibir en el territorio de su país y bajo la responsabilidad de sus autoridades, a esos seis (6) combatientes del movimiento Taliban, de Afganistán, es una operación de mucho simbolismo moral y cargado de mucho sentido político, por haber sido acordado por ex-combatiente revolucionario del Movimiento de Liberación Nacional “Tupamaro” de Uruguay,– grupo guerrillero presuntamente responsible de la ejecución del agente de la CIA Dan Mitrione - y, Barak Hussein Obama, presidente de la potencia imperialista mundial y soporte de las dictaduras uruguayas del siglo pasado; lo cual muestra nuevamente, el grado de realismo politico - “realpollitick – que hoy caracterizan las relaciones entre los diversos actores internacionaloes.

El simbolismo moral lo constituye el hecho de que el presidente “Pepe” Mujica, al aceptar la solicitud oficial del mismísimo presidente Obama, en la oportunidad en que se reunieron se reunieron en la Casa Blanca, en Whashintong D.C., USA, de recibir a tales prisioneros de guerra talibanes, estuvo motivado por su propia experiencia personal de prisionero desaparecido y torturado por agentes de la dictadura civico-militar de Pacheco Areco-Bordaberry de los años setenta’s del siglo pasado, quienes lo mantuvieron en dificiles condiciones de reclusion durante trece (13) largos años. Unido a lo anterior, debe considerarse la larga y genorosa tradición humanitaria de la República Oriental del Uruguay, donde fueron acogidos miles de luchadores antifacistas europeos y democratas latinoamericanos victimas de las persecuciones de las dictaduras militares en la primera mitad del siglo XX y, a su vez, la tragedia uruguaya de los miles de exiliados en los tiempos del conflicto armado interno quienes fueron racogidos y asistidos en paises latinoamericanos como Venezuela, México, Europa y Australia.

El enorme sentido politico viene dado por ser el president José “Pepe” Mujica un ensiasta promotor del proceso de integración de los países de la región – hoy incia la presidencia Pro Tempore de UNASUR - y consistente crítico de las politicas desarrolladas por el presidente Barak Hussein Obama en materia internacional, como su negativa a firmar un nuevo acuerdo sobre cambio climático y las aventuras armadas contra Irak, Libia y Siria y, en particular, en sus relaciones con América Latina y el Caribe, como su ingerencia en los asuntos internos de los países de la región y el mantenimiento del bloqueo contra la República de Cuba y la presistente ocupación de su territorio de la provincial de Guantanamo; todo lo cual supone un nivel de negociación política entre dos Jefes de Estado con posiciones políticas diametralmente opuestas.

Junto con valorar el sentido profundamente humanitario de salvarle la vida a seis (6) combatientes talibanes, rescatandolos de la mazmorras de la Base Militar en Guatánamo, la trascendencia de esta operación se ubica, en primer lugar, en que de esa manera, los Estados Unidos de América, reconocen de hecho, la ilegalidad de la detención y permanencia de tales personas en un territorio que no es del lugar en que fueron capturados y que ni siquiera es legalmente considerado por el gobierno de los Estados Unidos como parte de su territorio, como es la usurpada Bahia de Guantanamo – espacio inalienable e imprescriptible de la República de Cuba - y que, contrario a lo oficialmente declarado por el comunicado difundido por la Casa Blanca, no se trata de una “transferencia” a Uruguay de seis (6) prisioneros, sino la liberación total e incondicional de seis prisioneros de guerra y su entrega a un tercer país, en cuyo territorio vivirán libres, pudiéndose trasladar a otro país, si así libremente lo deciden, porque, en ningún caso, Uruguay, con esta operación humanitaria, pretenden convertirse en cárcel alterna del gobierno de los Estados Unidos.

Culminada la operación uruguaya-estaounidense de liberación de estos prisioneros talibanes de Guantamo, habría de preguntarse sí, basado en el ejemplo de “Pepe”Mujica de aliviar el dolor de éstas personas, pudiera en América Latina nacer otra iniciativa como la ya realizada también por la República de El Salvador, dirigida a terminar la situación vergonzosa y criminal que todavía seguirán padeciendo ciento sesenta y seis (166) prisioneros de Guerra de Afganistán, a pesar de la reiterada condenas de organismos de Las Naciones Unidas y organizaciones de Derechos Humanos que consideran inaceptables la persistencia de la Cárcel illegal de Guatánamo y los juicios fraudulentos que allí se realizan.


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Yoel Pérez Marcano


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