Las elecciones en Grecia y el triunfo de Syriza han conmocionado a Europa, repercutiendo en todo el mundo. No es para menos. El triunfo de una coalición de izquierda es un hecho significativo, que muestra por un lado las ganas de cambio de franjas de masas y por otro la crisis terminal de los viejos partidos y de las recetas de austeridad de la troika.
Desde el 25 de enero, una enorme ola de simpatía recorre el mundo y llega también a nuestro país. Que una amplia confluencia de organizaciones de izquierda dentro del partido Syriza llegue al gobierno, produce por un lado enorme alegría en la base social y popular de izquierda y ayuda a la vez a debilitar la histórica propaganda capitalista de que la izquierda nunca llega, que somos idealistas o eternos opositores. Se acaba ese discurso intencional del sistema, superado por la realidad del “sí se puede”. De ahí, la enorme preocupación que el poder político europeo tiene hoy, a la vista del posible contagio en España con Podemos, como quedó demostrado en la inmensa movilización del sábado a la Puerta del Sol. A partir de ahora, para el imperialismo europeo todo es incertidumbre.
Lógicamente, desde el MST nos sentimos parte de esa alegría popular, como debe sentirla todo aquel que quiere derrotar los planes de austeridad. Por eso hicimos el esfuerzo de que Alejandro Bodart, nuestro diputado y candidato a presidente, viaje a Atenas para estar junto a Syriza y Alexis Tsipras, el día de las elecciones. Porque es una fuerza hermana enfrentada a su máxima responsabilidad en la historia. Y allí con ellos, quisimos estar.
Para cientos de miles de simpatizantes, votantes y militantes de izquierda el entusiasmo es muy grande, se abre una nueva situación apasionante, que da ánimo y optimismo.
Sin embargo, en nuestro país, Altamira, el PO y el Frente de Izquierda, se dedican permanentemente a denigrar a Syriza. Parece insólito, pero no lo es. Es la realidad de una política sectaria muy equivocada. Que en los hechos concretos los llevó a no apoyar a Syriza antes de las elecciones en una actitud funcional a la troika y que los coloca hoy en pleno ataque a las primeras medidas del gobierno griego. Increíble, pero cierto.
Jorge Altamira, principal líder del FIT, primero hizo que su partido apoye en Grecia a una lista casi inexistente, el EEK que sacó el 0,03% llamando a votar contra Syriza. Con los resultados puestos, el domingo a la noche PO quiso reacomodarse por unas horas y dijo en un comunicado de Altamira: “el pueblo de Grecia propina un golpe a la UE y al FMI”. Una vuelta oportunista que no resiste una pregunta muy sencilla: si el triunfo de Syriza es un golpe a la UE y al FMI ¿Porqué el FIT no llamó a votar por Syriza y le hizo campaña en contra?
Pasadas esas pocas horas de voltereta, Altamira volvió a su esencia; dedicarse a criticar a Syriza. Así publicó en Clarín (29/01) una columna destinada a destruir con falsos argumentos, la primera experiencia del pueblo griego con la izquierda en el gobierno. Utiliza un gran multimedio para hablar contra la izquierda griega; nuevamente su postura es funcional a la troika. Dice que Syriza “defiende la construcción capitalista” y es “una vertiente del orden existente” e incluso plantea que el accionar de Syriza hace que la derecha xenófoba “vea reforzar sus posiciones contra la izquierda y el movimiento obrero”. Esa opinión del PO y el FIT tampoco resiste una segunda pregunta: si el gobierno de Syriza es defensor del orden capitalista, parte del orden existente y fortalece a la derecha, entonces si es coherente el PO tendría que llamar al pueblo griego a enfrentarlo. Se entiende, claro, que semejante delirio sólo lo puede escribir a 12.000 km de Atenas. Ni a un kilómetro menos.
Los cambios producidos en Grecia, como los que vendrán en España, son ejemplos prácticos de nuevos fenómenos y vientos que soplan en el mundo. Tomarán medidas positivas como varias de las que ya tomó Syriza, también posiblemente haya errores o cuestiones criticables. Todo puede ser, habrá que ir viendo. Pero hay que estar del lado correcto de la historia y no contra el proceso de cambio como hace el FIT, que de paso confirma con su sectarismo, que en nuestro país no será nunca opción de gobierno.
La experiencia de Syriza en Grecia y Podemos en España, realzan la posibilidad y la necesidad de construir un nuevo proyecto de izquierda también en nuestro país, que se plantee gobernar. En esa tarea estamos comprometidos desde el MST. La candidatura presidencial de Alejandro Bodart es expresión de esta política, como también el llamado que durante meses le hicimos al FIT, UP y otras fuerzas a conformar un gran frente e ir juntos a las PASO para que miles participen y ordenen las listas. Lamentablemente rechazaron esta propuesta una y otra vez. Por eso seguimos recorriendo el país, ahora propagandizando el ejemplo de Syriza, para mostrar que sí se puede y que no vamos a frenar hasta lograrlo.
Con quienes quieran retomar un diálogo unitario, estamos dispuestos a conversar. Sin por eso dejar de continuar instalando la candidatura de Bodart y de extender nuestro proyecto de nueva izquierda, a todas luces más necesario hoy que ayer.