Después de 23 años de políticas neoliberales y extensas privatizaciones, Ucrania padece una de sus peores crisis político-económicas y se halla prácticamente en bancarrota, con amplio déficit en la balanza comercial y altos niveles de endeudamiento a lo que se suman los elevados gastos para sostener la guerra contra las repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk.
La guerra civil en la que se ha envuelto el gobierno de Piotr Poroshenko, impulsada por Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea, ha costado la vida a cerca de 6 000 personas. Asimismo, para la economía es un completo desastre al tener que dedicar para ese fin más de 10 millones de dólares diariamente.
Ucrania concluyó el 2014 con una deuda pública que alcanza al 72 % del Producto Interno Bruto (PIB), el salario mínimo se ubica en solo 50 dólares al mes; la inflación llegó al 25 %; la escasez de productos y alimentos se ha generalizado y la moneda (grivna) esta en el mínimo valor de toda su existencia.
La crisis no parece tocar fondo. Según el Banco Central ucraniano durante 2014, el PIB se redujo un 7 % mientras la grivna se devaluó un 100 % y en los tres primeros meses de este año, un 60 %.
De aquella ex República ucraniana integrada a la desaparecida Unión Soviética (URSS) que exhibía un desarrollo científico-industrial moderado, estabilidad laboral, educación, salud, y vivienda asequibles a todos sus pobladores, hoy se presenta con un panorama diferente.
La crisis se inició tras el derrumbe del campo socialista y su proclamada independencia de la URSS en 1990, que provocó un retroceso continuado a lo largo de una década y la caída del PIB en 40 %.
En los años 90, las nuevas autoridades optaron por un sistema de libre mercado neoliberal extremo, con amplias privatizaciones y desregulaciones en todos los sectores de la producción y los servicios.
La resistencia generalizada de la población por las extremas medidas tomadas no se hicieron esperar pues mientras unos querían una relación más estrecha con la Unión Europea, otra gran parte de la población se hallaba más identificada, por razones históricas, con Moscú.
Otra gran dificultad es que Kiev depende del suministro de Rusia para cubrir las tres cuartas partes de sus necesidades de gas y petróleo y el 100 % del combustible nuclear para sus plantas.
Con los altos precios del acero en el mercado mundial a principios del 2000 y hasta 2007, el país logró un incremento de alrededor del 6 % con lo que su PIB pasó de 60 000 millones de dólares a 105 000 millones.
En esos años, China y los países occidentales demandaban ese producto para las construcciones pero al ocurrir la crisis capitalista que se inició por Estados Unidos en 2008, Ucrania sufrió adversos efectos tras lo cual entró en disputa con Rusia al no poder abonar los precios por el combustible y el gas que el gigante europeo le suministraba. En solo dos años el decrecimiento económico llegó a menos 15 %.
El Fondo Monetario Internacional ha otorgado varios créditos al país y el último propuesto en febrero pasado por 17 500 millones de dólares no se utilizará para resolver los problemas económicos del país, denunció en un escrito en el diario Moskovski Komsomolets, el presidente del Instituto para el Estudio de las Tendencias Económicas a Largo Plazo, Michael Hudson.
El académico asegura que ese dinero parará en los bolsillos de los oligarcas que lo sacarán del país y solo servirá para endeudar aún más a Kiev.
A la par, el FMI impone nuevas acciones al gobierno de Poroshenko para asignarle el crédito, como son eliminar la corrupción, el fraude económico, reajustar las pocas empresas públicas para que pasen al sector privado, rebajar de prestaciones sociales, liberación total de los mercados financieros. En fin, más caos para la población.
El Ministerio de Economía y Comercio estimó que en 2015 el PIB caerá 4,3 % y las reservas internacionales ya han bajado a 9 900 millones de dólares, la menor desde 2009.
El organismo gubernamental informó que esa caída se debe a los pagos realizados para sufragar los servicios de la deuda externa, la mayor parte al FMI.
Por presiones del Fondo, Kiev subió los precios de la energía y recortó subsidios sociales para obtener préstamos del exterior y evitar así la quiebra.
A partir de marzo, los costos de la imprescindible calefacción para la sobrevivencia subieron 60 %; el gas, 280 % y la energía eléctrica 40 %, informó la directora del Banco Nacional, Valeria Hontareva. La pobreza alcanza a gran cantidad de ucranianos.
Debido a la guerra que impulsa el gobierno derechista de Kiev, cerca de un millón de personas han sido desplazadas y hay unos 600 000 refugiados, de acuerdo a un documento de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCH).
En realidad, al pueblo ucraniano le ha costado muy caro seguir el derrotero indicado por Occidente que ha sido llevado a cabo por la pequeña pero poderosa oligarquía nacional.
Mientras la mayoritaria población padece esos problemas, la fortuna del magnate del chocolate y presidente de Ucrania, Piort Poroshenko, se situó en 1 600 millones en 2013, y pese a la guerra y la crisis, en 2015 ya supera los 1 800 millones, según la revista Forbes.