Pareciera que "El Tigre Blanco", el fantasma del "espíritu alemán", representado en el largometraje, como un enorme tanque blanco que quemaba tanques rojos en ataques sorpresivos y que nunca fue destruido por el tanquista ruso, que lo persiguió y puso en fuga al final de la película sobre la epopeya de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, contra la máxima expresión del capitalismo, el fascismo; sigue vivo y acechando. Solo que ahora con mayor peligro para la humanidad, porque si en la década de los 30 se encontraba focalizado, solo en Alemania, Italia, España y otras zonas de Europa Occidental, en esta etapa está esparcido por el mundo entero, gracias a la labor de cultivo que han hecho las agencias criminales, del imperio como la CIA, que adoctrinan, entrenan y financian grupos fascistas en todo el planeta para desestabilizar gobiernos soberanos, que no hacen lo que la Casa Blanca, quiere que hagan y entonces hay que "torcerles el brazo", como bien lo confesó el Premio Nobel de la Paz y tuerce brazos del Siglo XXI, Barack Hussein Obama.
El fascismo, como herramienta para la defensa de la fase superior del capitalismo está repuntando en todo el planeta y de eso estamos conscientes quienes nos alineamos con los movimientos antifascistas que se manifiestan en el mundo ante el encendido de las alarmas con lo ocurrido en Ucrania, en Libia, Irak y lo que le está ocurriendo a Siria, Afganistan, Yemen y otros países atacados por la coalición EE UU-UE, que son los mismos que durante la II Guerra, jugaban a la muerte de la URSS, porque era su enemigo.
La gran suerte que tuvo la humanidad fue la fortaleza, más que bélica, espiritual, moral, ética y patriótica del Ejercito Rojo, que bajo el comando del gobierno bolchevique pudo hacer frente a la amenaza imperialista mundial, que se activó no para ocupar a Europa, sino para enfrentar el desarrollo de la revolución bolchevique, que representaba "un mal ejemplo" para la Europa capitalista, aliada de los intereses de Estados Unidos y los movimientos sociales que ya se vislumbraban en Suramérica.
Bueno es recordar que la URSS tuvo que combatir a la amenaza externa representada por el imperio alemán, el imperio japonés, el gringo y otros imperios europeos de la época y paralelamente tenía que combatir internamente a las fuerzas contrarrevolucionarias, que apoyaban las amenazas de invasión que se cernían sobre el naciente estado obrero.
La joven URSS tuvo que lidiar contra ese monstruo, que le costó 26 millones de vidas rechazarlo y vencerlo para felicidad del planeta, porque de haber alcanzado la victoria los alemanes, que pretendían someter al gobierno rojo, no estaríamos escribiendo estas reflexiones, porque si algo tenía en la mira el Tercer Reich era Suramérica.
Desgraciadamente en la actualidad hay quienes en el mundo pretenden ignorar o desconocer el enorme sacrificio, que hizo el movimiento bolchevique para salvar al mundo de la peor amenaza de aquellos años, pero que hoy de nuevo está renaciendo, con el apoyo de los de siempre.
La vieja Europa y Estados Unidos se sumaron a la guerra después que la URSS había hecho el trabajo más duro. Todos estaban a la expectativa de la caída de la recién nacida amenaza para el capitalismo, que bajo la sabia conducción de Vladimir Ulianov (Lenin), había logrado sobre las cenizas del feudal imperio zarista erigirse como luz para el proletariado mundial y los pueblos que buscaba su liberación de las cadenas capitalistas.
Estados Unidos, se sumó a la guerra solo once meses antes de la firma de la capitulación alemana ante el victorioso ejército rojo y solo lo hizo como negocio, porque jamás estuvo ideológicamente deslindado del Tercer Reich, porque precisamente representaba la herramienta para la defensa de la fase superior del capitalismo, amenazado con la insurgencia de los proletarios en el mundo, con la sorpresa de iniciar la revolución, precisamente por donde menos se esperaba, puesto que desde el punto de vista teórico las condiciones no estaban dadas en la Rusia feudal y más bien se esperaba que estallara en la cuna de la revolución industrial, como eran las potencias occidentales.
Esta hazaña del pueblo ruso prendió las alarmas del capitalismo mundial, que intentó por todos los medios apagar la llama. Los llamados aliados desde entonces han mantenido una política comunicacional, a través de los textos de historia, de Hollywood y otros laboratorios de guerra sucia, dirigida a segregar a Rusia, a borrarla de la memoria histórica, porque desde siempre ha sido su enemigo, por esa voluntad, espíritu y decisión de ser libre que siempre ha unido a los pueblos de esa parte del planeta.
La caída de la URSS, como órgano de equilibrio en el universo llevó al imperio y sus lacayos a cantar victoria y hasta hubo un tarifado escritor, que proclamó el fin de la historia y de las ideologías, euforia que afortunadamente le duró poco porque la rebelión digna de los pueblos de la Euroasia y en Suramerica el venezolano y de otras naciones hermanas y del Caribe, le dio una bofetada y le hizo tragar sus reflujos, al enseñarle, que la historia es dinámica y más viva que nunca, al igual que las ideologías.
Pero es necesario mantener la guardia contra esa amenaza, hoy representada por la creación de la Casa Blanca, Pentágono, la UE y la OTAN, que han diversificado al fascismo en grupos terroristas como Alqaeda, Ejército Islámico, Manitas Blancas, guarimberos, Boco Haram y toda una serie de mercenarios que son utilizados para crear desestabilización en estados con gobiernos soberanos, mediante ataques armados y manifestaciones violentas, que originan ingobernabilidad y es entonces cuando a través de organismos hechos a la medida, como la ONU, se autoriza la intervención armada humanitaria, para salvar a los pueblos de la brutalidad de los regímenes y en nombre de la democracia y la libertad, someterlos a infernales intervenciones, como la actual en Yemen y en Siria, en nombre de la guerra contra el terrorismo.
La verdadera cuna del fascismo se mantiene con su pedestal mediático de paladín de los Derechos Humanos, pero todos sabemos lo que ocurre en un país, donde la policía caza a loa afroamericanos,como si fuesen peligrosas bestias salvajes. Igual hizo, cuando por conveniencia para sus negocios y su proyecto hegemónico como potencia bélica, se sumó a los aliados y mediante artimañas a través de la historia ha pugnado por arrogarse la derrota del imperio alemán, cuando desde siempre ha sido su aliado. Por eso alertamos, que no podemos festejar confiados la proeza del Ejercito Rojo, porque a 70 años de la hazaña el peligro amenaza.
Periodista* CNP 2414 cd2620@gmail.com