En un mundo donde las alianzas regionales e intercontinentales toman cada día más fuerza, la visita realizada a Moscú por el presidente de China, Xi Jinping y sus encuentros con su homólogo Vladimir Putin, reforzaron la cooperación que desde hace unos años han llevado a cabo ambas naciones.
La máxima autoridad del gigante asiático llegó a Moscú, junto a otros jefes de Estado y Gobierno, para participar en los festejos por el 70 aniversario de la derrota del fascismo alemán.
Durante los encuentros Putin-Jinping quedó reforzada la alianza estratégica ruso-china que abre las puertas a Moscú para continuar su desarrolló en varios sectores, a la par que se hacen más obsoletas las sanciones económicas contra esa nación impuestas por Estados Unidos y sus aliados de Europa Occidental.
Los mandatarios firmaron una importante declaración que engloba la cooperación para el desarrollo de la Unión Económica Euroasiática (UEE) y para el cinturón económico de la Ruta de la Seda, que según declaró Putin, "conlleva a la creación de un espacio económico único en el continente".
Mientras la UEE propicia un desarrollo estable de las economías de Rusia, Bielorrusia, Kazajistán y Armenia, (a la que se sumará Kirguistan), la Ruta de la Seda creará un corredor de transporte, energía y comercio entre los países de Asia y Europa.
Entre el amplio abanico de temas acordados se encuentran los suministros de gas ruso a China por la ruta occidental mediante el gasoducto Altái, que será un competidor directo del suministro de gas ruso a Europa; la explotación conjunta de los sistemas de navegación Glonass y Beidou que resultan razonables, según se afirmó, en el contexto del uso de tecnologías similares por la Alianza del Atlántico Norte (OTAN).
El gasoducto, que conectará los yacimientos de gas en Siberia occidental con China, tendrá una longitud de unos 2 700 kilómetros y una capacidad de alrededor de 30 000 millones de metros cúbicos por año, con la opción de aumentar hasta 100 000 millones de metros cúbicos.
El impulso en las infraestructuras para el posterior desarrollo de las diversas zonas tendrá uno de sus puntos más relevantes en la construcción del ferrocarril de alta velocidad Moscú-Kazán con un costo total de 28 000 millones de dólares y se prevé que formará parte del ferrocarril Moscú-Beijing para su conexión con la Ruta de la Seda.
En declaraciones a la prensa, Putin anunció que se incrementará la cooperación en el ámbito financiero y comercial entre Moscú y Beijing con el mayor uso del rublo y el yuan en los pagos recíprocos.
En ese sentido, el banco ruso Sberbank acordó con los socios chinos proporcionar líneas de crédito en monedas nacionales.
Los intercambios en esas condiciones permitirán el reforzamiento del rublo y del yuan, e ir eliminando en sus transacciones el uso del dólar que durante décadas ha sido la moneda imperante en todas las negociaciones internacionales.
Desde mediados de 2014 los bancos centrales de ambas naciones han dado los toques finales para empezar a realizar transacciones financieras en sus respectivas monedas locales.
Un comunicado del banco ruso VTP (segunda institución más grande del país) explicó que ante situaciones críticas, como la que ocurre en estos momentos debido a las sanciones económicas acordadas por Estados Unidos y la Unión Europea contra el gigante euroasiático, (debido a que este último no se doblegó a las intenciones estadounidense de adueñarse de la estratégica península de Crimea lo cual pondría en peligro la seguridad de Moscú) esos acuerdos aseguran la estabilidad financiera y la liquidez adicional.
Los convenios alcanzaron sectores sumamente relevantes para ambos países como el de la colaboración en materia de altas tecnologías en el que están involucrados la compañía Renova y la fundación china Kibernaut que versa sobre la aplicación de innovaciones conjuntas en territorio de Rusia por alrededor de 1 000 millones de dólares.
China se beneficiará con la gran experiencia rusa en la construcción de centrales nucleares y se acordó instalar varias usinas en diferentes provincias del gigante asiático.
En cuanto al resurgimiento de la Ruta de la Seda, que antiguamente unía China y Europa, cada día toma más fuerza y englobará a numerosos países de esos dos continentes con inversiones multimillonarias.
Uno de los últimos mensajes enviados a Occidente, resultó la reciente decisión de Rusia, India y China de fomentar una estrategia trilateral compleja para la creación de una red de corredores económicos a través de Eurasia, que dispondrá de una enorme infraestructura la que enlazará al gigante asiático con Asia Central, Oriente Medio y Europa Occidental.
Beijing ya adelanta la construcción del ferrocarril de alta velocidad para conectar la mayoría de sus más importantes ciudades, que tendrá una extensión de 40 000 kilómetros.
En conclusiones, la conexión Rusia-China quedó grandemente fortalecida con los acuerdos tomados por Putin y Jinping, que dieron al traste con la intención de Occidente de boicotear la economía moscovita con las sanciones acordadas hace más de un año.