China, una hegemonía distinta para el sistema internacional del siglo XXI

El siglo XXI ha transcurrido en el marco de una situación de conflicto permanente y creciente. Contrario a lo que se podía suponer al concluir la guerra fría cuando se auguró el "fin de la historia" y sobre todo, a partir de los hechos posteriores al 11 de septiembre de 2001 que permitieron a Estados Unidos establecer un sistema internacional unipolar, bajo la falsa premisa de que "o están con nosotros o están con el terrorismo". El mundo en fecha tan temprana como el año 2008 comenzó a mostrar signos de crisis que no consintieron consolidar tal unipolaridad.

En esas condiciones, la República Popular China (RPCh) emergió como una potencia actuante y relevante en el concierto global. El desarrollo de su economía, con un crecimiento sostenido de alrededor del 8% anual durante más de 10 años, la ha llevado a evolucionar hasta llegar a estar muy cerca de su establecimiento como primera potencia mundial.

Sin embargo, este proceso de transformación, se produce a partir de un comportamiento internacional que se basa en una opinión independiente respecto de los problemas del planeta. Su objetivo diplomático radica en defender la paz mundial y crear un ambiente pacífico que le permita su desarrollo. Se opone a la hegemonía de un país o alianza de países y a la aplicación de acciones de fuerza. Su política exterior se propone desarrollar relaciones con todos los países independientemente de cuál sea la orientación ideológica de su gobierno o el sistema social imperante. Prioriza las relaciones con los países en vías de desarrollo y con sus vecinos, lo cual constituye la piedra angular de su quehacer en el ámbito exterior. El fin primordial de sus relaciones internacionales es construir un nuevo orden económico-político internacional.

Particular importancia ha tenido el manejo de sus vínculos con otros centros de poder mundial. La apertura que inició Deng Xiaoping fue continuada por los presidentes Jiang Zemin, Hu Jintao hasta el actual mandatario Xi Jinping. Según éste "China es un león dormido". Hoy, el león se ha despertado. "Pero es agradable, pacífico y civilizado" añadiendo que "China no creará problemas, pero tampoco tiene miedo a los problemas".

En este marco, durante un discurso en el Colegio de Europa en Bruselas, el 1° de abril de 2014, al referirse al conflicto en Ucrania, Xi dijo que "Para cualquier país en el mundo, el pasado siempre es la clave para el presente y el presente siempre está enraizado en el pasado. Sólo cuando sabemos de dónde ha venido un país, podríamos posiblemente entender por qué ese país es lo que es hoy, y sólo entonces podríamos darnos cuenta en qué dirección se dirige"

Con respecto a Europa, China, se ha planteado la posibilidad de desarrollar los vínculos bilaterales y consentir en el fortalecimiento de la cooperación internacional en materia de paz y seguridad. Al respecto Xi dijo que "Los sensatos buscan el terreno común, mientras que los insensatos se aferran a las diferencias".

Al participar en la III Cumbre de Seguridad Nuclear que se celebró en La Haya del 24 al 25 de marzo de 2014, el presidente chino quiso dar prueba del compromiso de su país para mejorar la seguridad universal. Fue también una manifestación de la importancia que el gobierno chino concede a la seguridad nuclear y a la seguridad internacional en su conjunto. El país asiático se ha propuesto elevar su perfil de seguridad nuclear entendiendo su creciente fuerza nacional e influencia internacional sobre los principales temas de la agenda, sabiendo que éste es uno de los más trascendentales.

En otro ámbito, China ha establecido ciertos parámetros que fundamentan el comportamiento internacional de la potencia asiática. En ese sentido, ha recalcado la diversidad de las civilizaciones que componen el espectro planetario y ha destacado la necesidad de " los intercambios y el aprendizaje mutuo entre civilizaciones". Según el presidente Xi, estos no deben construirse sobre el elogio o el menosprecio exclusivos de una civilización en particular. Enfatizó que las civilizaciones son iguales y todas tienen fortalezas y defectos, pero ninguna debe ser considerada superior a otra.

En un discurso pronunciado en la sede de la Unesco en París, el 27 de marzo del año pasado, el presidente chino desmontó la hipótesis occidental esbozada por el historiador británico Arnold J.Toynbee, y desarrollada por el politólogo estadounidense Samuel Huntington quien en 1993 imaginó una idea de futuro basada en el choque de civilizaciones como escenario de conflicto más probable para el siglo XXI. Xi expuso que el elemento central de las relaciones entre civilizaciones debe ser la inclusividad basada en el intercambio y el aprendizaje mutuo. Dijo que "Si todas las civilizaciones pueden defender la inclusividad, el llamado 'choque de civilizaciones' quedará descartado y la armonía de las civilizaciones se convertirá en realidad". Expuso que lo que su país busca "el Sueño Chino" que según él, "puede lograrse a través del desarrollo equilibrado y el refuerzo mutuo del progreso material y cultural", por lo que "el pueblo chino alentará cambios creativos y un desarrollo innovador de la civilización china de conformidad con el progreso de la época".

Con respecto a Estados Unidos, a pesar de las tensiones permanentes en las relaciones bilaterales, en perspectiva de la visita del mandatario chino a Washington durante el próximo mes de septiembre, Xi formuló importantes propuestas para impulsar aún más un nuevo tipo de relación entre las dos grandes potencias. Según el gobierno del gigante asiático, ambas partes deben implementar con seriedad el consenso alcanzado para respetar mutuamente sus intereses fundamentales y principales preocupaciones, explorar activamente la cooperación pragmática en varios terrenos, tratar adecuadamente las diferencias y los temas sensibles, entre otros aspectos.

Respecto de la situación en la península coreana, China hizo saber a Estados Unidos que se adhiere a los principios de la desnuclearización y la solución pacífica a través del diálogo y las negociaciones, para mantener la paz y la estabilidad en la península. De igual manera expresó sus esperanzas de que todas las partes concernientes ejerzan la contención, eviten la retórica y las acciones irritantes y mantengan conjuntamente la paz y la estabilidad en la península. Así mismo con relación a Irán y las conversaciones sobre el tema nuclear, China, espera que las partes concernientes mantengan siempre presente la situación integral, muestren flexibilidad y logren un acuerdo completo lo más pronto posible.

La República Popular China se propone construir un mundo armonioso, en el que exista una paz duradera y la prosperidad común de los pueblos. En ese sentido, China sostiene que un mundo armonioso debe ser democrático, amistoso, justo e inclusivo. Para ello, el gobierno cree que se debe perseverar en la democracia y la igualdad para alcanzar la cooperación y la coordinación; perseverar en la armonía y la confianza mutua para realizar la seguridad común; perseverar en la equidad y el beneficio mutuo para lograr el desarrollo común y perseverar en la tolerancia y la apertura para lograr el diálogo de civilizaciones.

A partir de estos principios, es válido preguntarse si avanzamos o no hacia una etapa de las relaciones internacionales caracterizadas por la transformación de China en primera potencia mundial, si esto así fuera, debemos establecer a partir de qué características se impondrá la nueva hegemonía y si ello significará un cambio paradigmático en las relaciones internacionales, las cuales tendrán su eje en el equilibrio, no el conflicto por parte de la nueva potencia hegemónica, si nos atenemos a su historia, sus preceptos filosóficos y sobre todo a las características de su proyecto estratégico.



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Sergio Rodriguez Gelfenstein


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