La información viajó vertiginosamente por todos los medios de comunicación, donde se destacaban las nuevas medidas puestas en vigor por la administración de Barack Obama que aliviaban algunas directivas impuestas por el bloqueo estadounidense contra Cuba el que perdura por más de 50 años.
Cierto que hubo varias disposiciones tomadas al respecto pero que no son, en lo más mínimo, suficientes para desenredar la gran cantidad de leyes que durante cinco décadas se han utilizado para tratar de ahogar y derrocar al gobierno de la Isla.
Las nuevas regulaciones anunciadas por el Departamento del Tesoro y el Comercio de Estados Unidos indican que compañías de viajes y telecomunicaciones, empresas periodísticas, organizaciones religiosas, universidades y otras entidades estadounidenses autorizadas, podrán abrir oficinas o almacenes en Cuba. Pero aunque podrían beneficiar a determinados sectores, aun estan muy lejos de eliminar el bloqueo.
Varios ejemplos aleccionadores sobre esa realidad fueron expuestos por el canciller, Bruno Rodríguez, al presentar ante la prensa nacional y extranjera acreditada en Cuba, el informe que se debatirá el próximo 27 de octubre en la Asamblea General de las Naciones Unidas, como ha ocurrido durante más de 20 años y los cuales han contado con un abrumador apoyo internacional.
En el último período, posterior al inicio de las conversaciones con el gobierno de Estados Unidos sobre esos temas y a los anuncios del 17 de diciembre, que llevaron al restablecimiento de relaciones diplomáticas y la apertura de embajadas, no han dejado de ocurrir acciones económicas y financieras punitivas contra la Isla del Caribe.
En el sector de la salud han sido muchas las afectaciones. Los hospitales oncológicos cubanos disponen de equipos fundamentales para el tratamiento del cáncer como el de braquiterapia cuyo funcionamiento requiere el Iridium-192. Los equipos fueron adquiridos a la empresa brasileña Elekta. Esa compañía recibía el Iridium-192 de la estadounidense Mallimckrodt. En período reciente, Elekta informó a la contraparte cubana que la empresa norteamericana, debido a las reglas del bloqueo, decidió no suministrar dichas fuentes porque el Departamento del Tesoro no le ha otorgado la licencia correspondiente.
Como se desprende, la afectación va directamente a los pacientes, muchos de ellos niños, que no podrán recibir el tratamiento adecuado hasta que el gobierno cubano no consiga otro suministrador, y como es lógico, con un alto valor adicional.
El Complejo Ortopédico Internacional "Frank País" se vio limitado para adquirir prótesis para las articulaciones de muñeca y mano en pacientes con artritis reumatoide, ya que el mercado de este tipo de prótesis lo dominan empresas estadounidenses como Small Bone Innovation, Inc (SBI).
La sucursal en Europa de SBI se negó a suministrar el producto a Cuba, por lo cual los pacientes que las necesiten deben viajar al extranjero o recibir operaciones paliativas, lo que implica que posiblemente no se solucione su problema de salud con el consecuente incremento en los gastos.
Con la Toxina Botulínica para el tratamiento de la espasticidad, signo presente en más del 80 % de los pacientes con enfermedades neurológicas, ocurre la misma situación. El Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN) informó que no puede adquirir la toxina marca Botox directamente en Estados Unidos y debe comprarla a través de un tercer país lo que encarece el precio entre 200 y 500 dólares.
A pesar de que se han diversificado las empresas que producen Toxina Botulínica en el mundo y de que en el mercado internacional se cuenta con marcas como Neurobloc, Xeomen y Dysport, la Botox sigue siendo la de mayor calidad.
El Instituto de Neurología y Neurocirugía "Dr. Rafael Estrada", reportó que en reciente período la compañía norteamericana Fujirebio Diagnostics Inc, le negó la adquisición del kit de laboratorio CanAg NSE EIA que se emplea para la detección de la proteína Enolasa Neuronal Específica, en suero y en líquido cefalorraquídeo.
Este elemento se utiliza como marcador diagnóstico y pronóstico en casos de enfermedades cerebrovasculares de tipo isquémicas, las cuales ocupan altos índices de morbimortalidad en Cuba.
Otra de las afectaciones más traumatizantes es la del Cardiocentro Pediátrico "William Soler" al que desde 2007 se le colocó en la categoría de "hospital denegado" por la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros) que le imponen condiciones para la venta de productos que requieren licencia previa.
Desde entonces, las compañías NuMED, AGA Medical y Boston Scientific no pudieron continuar suministrando los dispositivos cateterismo intervencionista, lo que obliga a someter a los niños a cirugía cardiaca a corazón abierto con mayor riesgo de complicaciones y mortalidad e incremento de los costos.
El Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular no puede disponer del set extractor de cables o electrodos de marcapasos o de desfibriladores automáticos implantables de la firma norteamericana Cook. La ausencia de este equipo obliga a realizar intervenciones quirúrgicas con circulación extracorpórea para extraer los electrodos, incrementando los riesgos de complicaciones a los pacientes.
En lo que va de año 2015 se han registrado más de dos docenas de acciones punitivas contra Cuba amparadas en las leyes del bloqueo, como la realizada el 25 de marzo cuando la OFAC impuso una multa de 7 658 300 dólares a la compañía norteamericana PayPal porque entre 2010 y 2013 esa empresa procesó 98 transacciones que involucraban bienes de origen cubano o de interés nacional cubano por valor de 19 344 dólares.
En el informe que se presentará ante la Asamblea General de la ONU se puntualiza que el daño económico ocasionado al pueblo cubano por la aplicación de esas arbitrarias leyes, considerando la depreciación del dólar frente al valor del oro en comparación al período anterior, se eleva a 833 755 millones de dólares. A precios corrientes, durante todos estos años, el bloqueo ha provocado perjuicios por más de 121 192 millones de dólares.
Como ha reiterado el Gobierno cubano, para que exista una relación normal entre ambos pueblos y Estados, se hace necesaria la eliminación del bloqueo económico y financiero que durante más de cinco décadas ha mantenido Washington contra La Habana.