La amenaza estadounidense ronda a Venezuela

Desde el mes de abril de 2006, los Estados Unidos realizan impresionantes maniobras militares en el Caribe. La operación, titulada Partnership of the Americas, que se prolongará hasta el mes de mayo, incluye la presencia de 6.500 soldados, varios portaaviones y submarinos nucleares y un espectacular número de aviones de caza F16.
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27 de abril de 2006

Un barco de guerra desembarcó incluso en la isla neerlandesa de Aruba a sólo 15 millas de las costas venezolanas. [1] Este despliegue de fuerza ha preocupado seriamente al gobierno de Hugo Chávez, quien ha denunciado un intento de agresión militar. El canciller Ali Rodríguez subrayó el peligro de una empresa violenta contra Venezuela por parte de la Casa Blanca. "Nosotros hemos estado bien conscientes de ese riesgo [...]. ¿Tú no has visto el lenguaje que ha hablado el señor Bush? Es un lenguaje maniqueo entre el bien y el mal, los que están conmigo son buenos, los que no están conmigo son malos y debemos destruirlos", declaró. Según él, sólo el lodazal iraquí y "la situación muy crítica" en Medio Oriente han puesto el freno a una ofensiva armada contra Venezuela. [2]
Ali Rodríguez también afirmó que no deseaba una ruptura con los Estados Unidos: "La posición nuestra es llevar relaciones normales, cordiales y la única condición que le ponemos al gobierno norteamericano es respeto a la soberanía de Venezuela, no intervención en los asuntos internos de Venezuela [y] cumplimiento de la carta de las Naciones Unidas". [3]
El embajador estadounidense en Caracas, William Brownfield, minimizó la importancia de los ejercicios militares que efectúa el Southern Command. "No es la primera vez que el gobierno de los Estados Unidos realiza maniobras navales en el Caribe, y no será la última", señaló. [4] El Pentágono, por su parte, declaró que el desfile militar estaba únicamente destinado a hacer frente a amenazas no convencionales tales como el tráfico de droga y el tráfico humano, en cooperación con otros países de la región. No obstante no precisó, visto el arsenal guerrero desplegado, si pensaba utilizar armas nucleares para poner término a esas amenazas no convencionales. [5]
Esta nueva escalada de tensiones entre Venezuela y la administración Bush sigue a toda una serie de declaraciones belicosas que ha efectuado Washington en los últimos meses. El 16 de febrero de 2006, Condoleezza Rice, la secretaria de Estado, afirmó que Venezuela constituía "uno de los mayores problemas" para los Estados Unidos, y calificó sus relaciones con Cuba como "particularmente peligrosas". Hizo partícipe de su intención de crear un frente común regional contra el gobierno del presidente Chávez durante su comparecencia ante el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, con el fin de justificar el presupuesto de 33.000 millones de dólares dedicado a su ministerio para el año 2007. [6]
Condoleezza Rice acusó a Hugo Chávez de influir en "sus vecinos para salirse del proceso democrático", mediante políticas que rechazan el acuerdo de libre cambio (ALCA) que exigen los Estados Unidos. En efecto, desde su acceso al poder, el actual gobierno venezolano preconiza una integración económica latinoamericana (ALBA) con el fin de favorecer el desarrollo de la región, proyecto completamente opuesto al neoliberalismo que quiere imponer Washington y que no favorece más que a las grandes transnacionales. Para contrarrestar "la influencia negativa" de Venezuela, Rice propuso multiplicar las relaciones con "los gobiernos responsables, incluso los gobiernos responsables de la izquierda, como Brasil o Chile"; es decir los que aceptan el modelo económico ultraliberal. [7]
La secretaria de Estado también reprochó al gobierno bolivariano el brindar su apoyo a la coalición de los dos ex presidentes nicaragüenses Daniel Ortega y Arnaldo Alemán en vista de las próximas elecciones presidenciales de noviembre de 2006. Según Rice, este apoyo podría "generar una situación en la que un gobierno democráticamente elegido no podría funcionar en Nicaragua", aludiendo a una eventual victoria de la izquierda, y al probable rechazo que suscitaría en Washington. [8]
Sin embargo Rice, que fustiga constantemente "el populismo latinoamericano", omitió señalar que su propio embajador en Nicaragua, Paul Trivelli, se reunió con los líderes de la derecha y exigió de ellos que formaran una sola lista para las elecciones, para impedir a cualquier precio un éxito electoral del Frente Sandinista. [9] Pero no es la primera injerencia ni la primera contradicción de Washington.
El presidente Chávez se mostró asombrado por las declaraciones de Rice y declaró que el intento de aislamiento de su gobierno por los Estados Unidos está condenado al fracaso. "Ellos [EE. UU] ya llevan varios años tratando de aislarnos, tratando de bloquearnos y han fracasado y fracasarán porque no tienen razón y porque no tienen moral alguna. Cada día los pueblos y los gobiernos del mundo saben la verdad sobre Venezuela", señaló. [10]
El Departamento de Estado también ha apoyado a algunos sindicatos venezolanos que preconizan la huelga para desestabilizar el país. Rice incluso evocó, en una declaración a la prensa, una parálisis de los transportes públicos; parálisis que nunca ocurrió. Estos anuncios llevan a pensar que Washington ya ha elaborado planes con la oposición con el fin de derrocar al presidente Chávez y confirman las preocupaciones de éste. [11]
A guisa de respuesta, las autoridades venezolanas blandieron la amenaza de suspender los suministros de petróleo. Venezuela, que es el quinto productor mundial de oro negro, exporta diariamente 1,5 millones de barriles hacia los Estados Unidos. "El gobierno estadounidense debe comprender que si se pasa de la raya no va a tener petróleo venezolano", advirtió Hugo Chávez. "Si cree que yo no puedo tomar esa medida [...] está muy equivocado [pues] muchos países nos piden petróleo", agregó. [12]
En la provincia de Zulia, región muy rica en reservas petroleras, nació un movimiento separatista, sospechoso de connivencia con los Estados Unidos. Ese estado cuenta con cerca de 4 millones de habitantes y proporciona una parte esencial de la producción de petróleo. Está dirigido por el gobernador Manuel Rosales, opuesto al gobierno central, que está actualmente enjuiciado por participar en el golpe de Estado contra el presidente Chávez en abril de 2002. En efecto, había firmado un decreto que emitió la junta golpista de Pedro Carmona, actualmente en fuga en los Estados Unidos. [13]
Néstor Suárez es el presidente del grupo de oposición Rumbo Propio, a favor de la autonomía. Se define de extrema derecha y mostró su determinación a instalar un gobierno "capitalista liberal": "Queremos nuestro propio gobierno y estamos contra los grandes gobiernos centrales". Las declaraciones del embajador estadounidense Brownfield, quien habló de la "República de Zulia", no hicieron más que avivar las sospechas para con la administración Bush. [14] Unas inmensas manifestaciones tuvieron lugar como protesta hacia lo que el procurador general de Venezuela, Isaías Rodríguez, calificó de "traición a la patria". [15]
El Ministro de Comunicación e Información, William Lara recordó el artículo 130 de la Constitución Bolivariana de Venezuela: "Los venezolanos y venezolanas tienen el deber de honrar y defender a la patria, sus símbolos y valores culturales; resguardar y proteger la soberanía, la nacionalidad, la integridad territorial, la autodeterminación y los intereses de la nación". También afirmó que la implicación de Washington en esa crisis era un secreto a voces, vista la importancia estratégica de la región y "el interés que tiene el Gobierno de Estados Unidos por controlar el petróleo venezolano". "Por esa razón somos conscientes de que hay peligro y una amenaza contra la integridad territorial de Venezuela", concluyó. [16]
Para reavivar un poco más las tensiones, el Departamento de Estado acusó también a Venezuela de ser el "punto de tránsito clave" para la droga colombiana y estigmatizó la "corrupción rampante en las más altas esferas policiales y el débil sistema judicial". Esa acusación proviene del rechazo de las autoridades venezolanas a recibir a los funcionarios de la Drug Enforcement Agency (DEA), el Departamento de lucha antidroga estadounidense, acusados de espionaje por el presidente Chávez. [17]
El vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, rechazó el informe emitido por Washington y subrayó que la administración Bush no disponía de ninguna autoridad para erigirse en líder antidroga. "El presidente estadounidense utiliza la lucha contra ese flagelo como simple bandera política", denunció. [18] Según una investigación de la Unión Europea de 2005, sólo el 0,47% de la población venezolana consume droga, mientras que el 9,47% de estadounidenses recurre regularmente a ella. En efecto, con 35 millones de adictos, los Estados Unidos son los primeros importadores de productos estupefacientes del planeta. [19]
A ese reproche se añade la publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos divulgada por el presidente Bush, en la que los principales gobiernos en el punto de mira son los de Hugo Chávez y Fidel Castro. "No se debe permitir que la fraudulenta atracción del populismo contra el libre mercado erosione las libertades políticas", estipula el documento. [20]
George Bush reafirmó el derecho de los Estados Unidos a intervenir unilateralmente contra todo Estado considerado como hostil a los intereses de Washington. Aprovechó la ocasión para tachar al presidente venezolano de "demagogo inundado de dinero del petróleo que está socavando la democracia y tratando de desestabilizar la región". En cuanto a Cuba, el presidente Castro es calificado de "dictador antiestadounidense que sigue oprimiendo a su pueblo y busca subvertir la libertad en la región". En lo que se refiere a Colombia, es citada como "un aliado democrático [que] está combatiendo los persistentes asaltos de terroristas marxistas y narcotraficantes". [21]
"El aliado colombiano" es precisamente sospechoso de estar involucrado en la desestabilización de Venezuela. El antiguo comandante del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia, Rafael García, confesó que un ex director de los servicios de inteligencia del DAS, paramilitares colombianos y opositores venezolanos conspiraron para asesinar al presidente Chávez. "Hasta donde yo sé, éramos dos personas las que sabíamos: un ex director de inteligencia del DAS y yo. Y del alto gobierno colombiano hay seis personas comprometidas, pero no le voy a decir los nombres. El plan era contra altos funcionarios venezolanos incluido el presidente Chávez", declaró. [22]
El presidente colombiano Álvaro Uribe negó estar implicado en el asunto, aunque reconoció haber recibido fotos que muestran a militares venezolanos que participaron en el golpe de Estado de abril de 2002, entrando en un edificio de la DAS en Bogotá. Después de varias investigaciones, el gobierno de Uribe confirmó la organización de una reunión entre opositores venezolanos y altos responsables del ejército con agentes del DAS en un edificio estatal. [23]
Frente a estas persistentes amenazas, el gobierno venezolano se ha visto obligado a acelerar los preparativos militares con el fin de impedir una eventual invasión del país. Después de comprar 33 helicópteros de defensa a Rusia por un importe de 200 millones de dólares, ha recomendado al ejército que se prepare para una guerra de resistencia y ha activado la formación de una reserva nacional compuesta de civiles. [24] Actualmente una inmensa ola de cambio atraviesa América Latina. La esperanza de renovación que suscita la Revolución Bolivariana, cuyas transformaciones sociales son impresionantes, no le agrada a Washington que ve disminuir su influencia. Mientras tanto, el prestigio de líderes progresistas como Hugo Chávez no deja de crecer como lo demuestran las palabras de admiración del antiguo presidente chileno, Ricardo Lagos, famoso sin embargo por su conservadurismo: "Hugo es una fuerza desatada de la naturaleza, es un hombre de un gran carisma y creo que su esfuerzo por derrotar la pobreza lo ha llevado a tomar un camino de gran involucramiento en determinados ámbitos". [25] Es una de las razones por las cuales la administración Bush parece estar dispuesta a todo para poner término a esta "influencia negativa".
Salim Lamrani
Periodista, investigador de la Universidad Denis-Diderot en París y está especializado en las relaciones de Cuba y Estados Unidos


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Salim Lamrani*/Mujeres de Negro

Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

 lamranisalim@yahoo.fr

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