1. La televisión y la radio quieren llenar de oprobio y desprestigio a los líderes campesinos de San Salvador Atenco, así como al movimiento zapatista, a López Obrador y a todos los luchadores sociales de izquierda. Mediante imágenes hábilmente escogidas y entrevistas bien encaminadas, el empresariado y la derecha quieren arrinconar las luchas demcráticas y anticapitalistas. ¿Quién no recuerda el caso Stanley, cuando TV Azteca organizó un tremendo linchamiento contra Cárdenas y su gobierno en el DF, que en parte fue instrumentado para minar su candidatura presidencial? Sucedió lo mismo cuando se calumnió intensamente la huelga estudiantil de 1999 en la UNAM concediendo cientos de entrevistas a los enemigos del movimiento y silenciando las opiniones de los huelguistas. ¿Es su oficio tergiversar los hechos?
2. Los millonarios mexicanos sufren aterrorizados por los machetes que desde hace cinco años levantan los campesinos de Atenco para exigir justicia. Nunca han usado esos instrumentos de trabajo para herir o asesinar a alguien, pero se han convertido en un símbolo de lucha, así como fueron la hoz y el martillo que unía al campesino y al obrero en el ideal socialista. Desde hace algunos meses la clase en el poder, encabezada por el presidente Fox y los panistas, han desatado una gran ofensiva contra los movimientos sociales. Han querido destruir a López Obrador y su candidatura, han desatado una persecución contra un líder minero y ahora han lanzado todas sus baterías para acabar con la lucha de los campesinos de Atenco. No es una represión aislada contra los campesinos, es también una amenaza y advertencia contra los zapatistas.
3. México es uno de los países más inequitativos del mundo por su extrema desigualdad en la distribución de la riqueza. Mientras un cinco por ciento de la población conformada por grandes empresarios y altos funcionarios de gobierno poseen enormes inversiones y altísimos ingresos, un sesenta por ciento de la población sufre pobreza y miseria al obtener salarios promedio de 45 pesos al día, es decir, de poco más de cuatro dólares. Mientras personajes como los Slim, los Azcárraga, los Salinas, aparecen en las listas de Forbes en posesión de miles de millones de dólares, decenas de miles de mexicanos aparecen en las listas de desempleados, desnutridos, emigrados y marginados. La desigualdad en otros países es evidente, pero no es tan extrema como la que México presenta en sus inocultables estadísticas y en su lamentable realidad.
4. Debemos escuchar o ver los noticiarios para enterarnos de lo que sucede, pero causa un gran malestar y enorme indignación escuchar a los tontos e interesados locutores de TV (López Dóriga, Alatorre, Loret de Mola, Gómez Leyva y José Cárdenas), que no sólo están obligados a leer las noticias que la empresa les pone en frente, sino que las complementan con comentarios que denotan una terrible ignorancia y una enorme insistencia en manipular la noticia. Lo que más se repite en la TV es la presentación de imágenes bien acomodadas y seleccionadas, así como entrevistas escogidas para presentar sólo una versión de los hechos, la que conviene a la empresa. Nunca esos medios han tratado de informar con veracidad u objetividad, sino dar el punto de vista empresarial a fin de desprestigiar los valores y las luchas del pueblo mexicano.
5. Televisa, TV Azteca, Telefórmula, así como cadenas radiofónicas, en vez de que en cada acontecimiento entrevisten ampliamente a las dos partes en pugna e inviten a analistas con posiciones distintas, se dedican a presentar una versión de los hechos (la que apoya la empresa) para machacar sobre ella. Por ejemplo el viernes 5, el programa de José Cárdenas, se inicia alarmando acerca de los hechos violentos en Atenco, se entrevista al secretario de Gobierno y el locuaz locutor apoya sus afirmaciones. No se entrevista a la parte afectada. Se acepta que un escritor prestigiado –que habló a propósito- rectifique la orientación del programa apoyando a los luchadores atenquenses; pero al final el comentarista de la casa impone su verdad rebatiendo al escritor con la ayuda de los comentarios de José Cárdenas. ¿Cuál imparcialidad?
6. Así han funcionado los medios de información. Ante cada problema, en vez de cumplir el compromiso de informar con objetividad y veracidad por ser un bien público concesionado, los medios electrónicos dan la noticia leyendo partes policíacos como si fueran verdaderos, escogen y proyectan las imágenes que les conviene y buscan entrevistar al personaje que en cada momento les puede servir para sus fines de manipulación de la noticia. Por ejemplo se presenta a los líderes campesinos de Atenco como delincuentes “por tener acusaciones previas acumuladas”; se propaga el cateo de sus domicilios y se difunde que fueron encontradas armas y droga sin advertir que la policía siempre se ha encargado de llevarla y plantarla. Así se ha hecho en Atenco y en todos los lugares donde la lucha social cobra importancia. No hay de qué extrañarse.
7. No olvidar que los grandes empresarios de la radio y la televisión son concesionarios, es decir, ocupan un espacio que les ha concedido el Estado para realizar una obra social de información. A partir de 1969 tenían la obligación de pagar como impuesto de uso de espacio, una pequeña cantidad en “especie”, es decir, en tiempo de apenas un 12.5 por ciento. Sin embargo el gobierno casi nunca tuvo la capacidad para ocupar ese tiempo que poco a poco lo empresarios comenzaron a ubicarlo en las horas “muertas” que iban de 12 de la noche a las 6 de la mañana. Hasta que el 10 de octubre de 2002 Fox, Marta Sahagún y los dueños de Televisa acordaron firmar un “decretazo” con el que desapareció aquel impuesto en el que el monopolio televisivo salió beneficiado con miles de millones de pesos. Así el gobierno de Fox ha venido entregando el país.