La muerte violenta, ha pasado a constituirse en una parte esencial de la forma de vida postmoderna. Eso es así, pues hay una cultura que banaliza la vida y la convierte sólo en un dato económico, en función de etiquetas de pérdida o ganancia. Sin embargo, la muerte violenta debe ser contundentemente condenada, sea cuál sea su origen. La muerte es igual de dolorosa, pues la vida humana es equilibrada por igual, tiene valor implícito y no es monetario, es ético. Por eso no puede mantenerse silencio, cuando en posturas y acciones que revisten intencionalidad clara, se sobrevalora (por la exposición en los medios) unas vidas más que otras.
Es condenable la violencia dice el presidente francés Hollande. Lo acompaña en el pronunciamiento Barak Obama, pero cabe preguntarse ¿sí es condenable, porqué el silencio cómplice luego de tantos años de matanzas y asesinatos violentos en la palestina ocupada, o el Irak invadido, o el Afganistán intervenido? Los más de un 1.500.000 civiles asesinados en Irak, entre el extremismo sunnita y el extremismos militar de la alianza EEUU-Inglaterra-Francia, ¿no significan nada? ¿Son muertos insignificantes?
Los muertos en París son más importantes (en relación a la reacción mundial) que los 200 muertos generados el 13 de noviembre en un atentado en Beirut, Libano? O los 128 muertos en Ankara el 10 de octubre de este mismo año? O los más de 2000 ahogados por las posiciones xenofóbicas de Europa en el Mar mediterráneo? O los 100 muertos en Nigeria en los atentados de septiembre? O los 147 muertos en Kenia? Todos ellos son casos de violencias extremas, de posiciones deshumanizadas en torno a la política, el problema que el control de los medios occidentales, los marcos interpretativos que impulsan sólo llaman a reaccionar ante lo sucedido en el "mundo occidental".
Dice el presidente Hollande que no hay un Choque de civilizaciones. Yo le respondo que sí lo hay. Hay el choque de una Civilización occidental, prepotente, orgullosa, que aplica reglas humanitarias sólo para quienes consideran sus iguales e ignora, subvalora, desprecia al resto de la humanidad. El papá Francisco señala que entramos en la III Guerra Mundial, habría que corregirle e indicarle, que está sí sería la I Gran guerra Mundial, pues las mal llamadas Guerras Mundiales (la 1er y 2da, en la primera mitad del siglo XX) no se dieron con total carácter mundial, en términos geográficos, pero está amenaza con extenderse a cada rincón geográfico del mundo y no sólo en el centro geopolítico Europa, Medio oriente y Asia, tal como lo señalan las teorías de Halford MacKinder.
Lo peor de todo, es que con excepción de Vladimir Putin, Presidente de la federación Rusa, los líderes occidentales (Obama, Hollande, Merker) no reconocen el papel que jugaron en el entrenamiento y sostenimiento del Estado islámico, como vehículo de sus estrategias geopolíticas de redefinir el mapa en la península Arábiga. Tal como ocurrió con Al Qaeda, el frankestein creado escapo de sus manos. Sin embargo, detrás de ello hay una estrategia: la geopolítica del Miedo.
La geopolítica del Miedo, hace cálculos estrechos, perfectamente milimétricos para justificar su despliegue militar sin justificación, dentro de los canales de la diplomacia. La geopolítica del miedo actúa unilateralmente, violentando soberanías y procedimientos. La geopolítica del miedo, decreta la inevitabilidad de una Guerra Justa (tal cuál hicieron los españoles contra las comunidades aborígenes en el siglo XV).
La geopolítica del miedo, le ha permitido a Hollande sobrevolar Siria sin desparpajo y evitar reacciones de la Comunidad Internacional, pues "Francia actúa en su defensa". El despliegue que sigue, será enorme. La intervención de Rusia, bombardeando y actuando contundentemente contra el Estado Islámico, puso en alarma a los Imperialismos Colectivos (EEUU, Unión Europea y Japón) y usarán estos ataques, que generan dudas, por su accionar simultáneo y sistemático, sin que los servicios de inteligencia advirtieran nada (no sólo los franceses, sino los norteamericanos y los ingleses). Parece una acción realizada bajo la premisa de "dejar hacer, dejar pasar", que rendirá los frutos, permitiendo que la Comunidad Internacional volteé la mirada e ignoré las violaciones del derecho Internacional, que conlleva la intervención militar de EEUU y sus aliados en Siria, contra el legítimo gobierno de ese país.
En todo este escenario, el peligro es para la humanidad, pues la elevación del conflicto puede llevar está confrontación a tener un verdadero carácter mundial. No obstante, las observaciones éticas y morales que podamos hacer, no vemos sino silencios y la reproducción de un encuadre, que se manifiesta en las redes sociales, colocando la bandera de Francia, pero hay un silencio que invisibiliza el resto de las matanzas y asesinatos que han ocurrido este año, pues no "representan" a la sociedad occidental, dominante y hegemónica. Todos hablan y escriben de lo ocurrido en Francia. Todos olvidan cantidad de atentados y asesinatos igual de crueles. Es lamentable la falta de humanidad de la humanidad. Es lamentable cómo los medios manipulan y exaltan unos sucesos sobre otros. Esto demuestra que los medios no nos dicen cómo pensar, sino sobre qué pensar. Es la teoría del encuadre. Y ese encuadre permite que el mundo se solidarice no en una condena de la muerte violenta venga de donde venga, sino que se solidariza con la muerte violenta cuándo toca a la Sociedad Occidental. He aquí la prueba del Choque de Civilizaciones, que exaltaba el intelectual conservador norteamericano Samuel Huntintong.