Tango de la derrota

En un bar del puerto de Lisboa, un viejo capitán me dijo que cuando se sobrevivía a una tormenta y se llegaba a puerto, uno siempre encontraba a quien no estaba en el trance pero sabía exactamente lo que debíamos haber hecho. No le hagamos nosotros eso a los compañeros argentinos, que lucharon hasta el final sin poder evitar tan gran derrota porque "Contra la estupidez hasta los Dioses luchan en vano" que decía Goethe.

Porque fue derrota, y grave, para toda América Latina y para la humanidad, que ve en la Región el único espacio de la tierra donde la humanidad, mal que bien, tiene gobierno, está libre en parte del neoliberalismo y resiste a los designios del Grupo Bilderberg y las maquinaciones de las transnacionales. Derrota grave de la idea de Estados Nacionales soberanos, que se confederan para, mal que bien, defenderse y defender a sus pueblos del saqueo y la miseria.

La ideología difusa del capitalismo en la sociedad espectacular y mercantil global, es el mundo traducido a la idea burguesa del mundo, donde la economía es la policía secreta del pensamiento, donde Macri o Nike, terrorismo o Volkswagen son sólo marcas registradas que imponen los grandes medios. Que vengan tiempos de violencia social, en Argentina u otros lados, poco le importa al Capital que se baña en su propia gloria y que se cree vencedor en el crepúsculo de las revoluciones democráticas. "Que se vayan todos", "no volverán", "el ALCA al carajo" suenan hoy como toque de difuntos de los que hacemos revoluciones a medias y nos cavamos nuestra propia tumba.

Pero, ojo, perder una batalla no es perder la guerra, porque un mundo que vive bajo la idea de un mundo, es un mundo a la merced de una idea, y eso va en todos los sentidos. ¿Cómo vamos a rendirnos si aún no empezamos a pelear? Esta vez aprendimos, por ejemplo, que para que Argentina viva Clarín debe desaparecer y que nada puede hacerse, legalmente, sin antes hacer una Constituyente; que para hacer revoluciones legalistas hay que cambiar las leyes.

Dirán algunos que no se pude perdonar a un pueblo dejarse seducir por el primer aventurero que pase, pero aquí el pecado trae su castigo, y duras pruebas esperan a los argentinos. Dirá un general: "Dele Presidente y no se preocupe, si sale mal, nosotros entramos y ponemos orden", pero ni el orden ni la subversión son ya los mismos, y Macri no viene a imponer un modelo de sociedad sino un despojo, y no le arriendo la ganancia.

Mientras tanto, que la derecha argentina y latinoamericana descorche su champaña y celebre la victoria, tal como la oligarquía celebró la muerte de Eva Perón el 26 de Julio de 1952, o Batista celebró el fracaso del asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Alegría de tísico: si nos ponemos clásicos les diremos a de Macri y sus iguales: No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró lo que vio, pues que todo ha de pasar por tal manera. Porque no se trata sólo de un próximo gobierno del Fondo Monetario Internacional en Argentina, sino de los poderosos del mundo entero, que ya han demostrado que porque no producen sino dolor, muerte y dinero, "...van ya tropezando y han de caer del todo sin duda alguna». Vale.

Al gran pueblo argentino salud.



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Eduardo Rothe


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