El paso dado por el yuan chino al ser incluido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en la lista de monedas de reserva, augura que el también llamado renminbi provocará un cambio trascendental para todo el desenvolvimiento de la economía mundial.
La directora del Fondo, Christine Lagarde aseguró que la decisión de incluir el yuan en la cesta de divisas de reserva, que entrará en vigor el primero de octubre de 2016, es un logro importante a la hora de integrar a la economía china en el sistema financiero global y supone admitir el proceso que ha logrado el gigante asiático en los últimos años.
Lagarde también reconoció que esa medida ayudará a crear un sistema internacional financiero y de divisas más estable y a la par apoyará el crecimiento y estabilidad de las economías de China y del resto del planeta.
De esa forma, el yuan se convertirá en el quinto miembro de la cesta de monedas de derechos especiales de giro (SDR) del FMI, integrada además por el dólar estadounidense, el yen japonés, la libra esterlina y el euro.
La admisión demuestra el progreso que ha logrado la economía china y sus sistemas financieros y de divisas en los últimos años, lo cual ha tenido que ser reconocido por las instituciones internacionales.
El SDR es usado para cálculos entre los miembros y no miembros del FMI unidos a ese sistema y se habla que el yuan conformará entre el 14 y 16 % de esa cesta correspondiente a 280 000 millones de dólares. Economistas del banco japonés Nombra apuestan a que el renminbi será una de las principales monedas internacionales para 2030, junto al dólar y el euro.
La inclusión en la cesta de monedas no es casual y está bien calculada pues el FMI pronostica que para 2019 la economía de Beijing será un 20 % mayor que la de Washington, es decir, el PIB del primero será de 26,9 billones y el del segundo de 22,1 billones de dólares.
Se agrega a este análisis que en tiempos recientes han aumentado las transacciones y acuerdos que realiza China pues si en 2011, 900 instituciones financieras del mundo operaban con yuanes, ya en 2014 lo hacían 10 000.
En noviembre pasado, el gigante asiático concluyó acuerdos comerciales con Canadá para usar en los intercambios el yuan en vez del dólar estadounidense, pese a que ese país es el primer socio comercial de Washington.
Canadá abrió la entrada del renminbi en América del Norte ya que con anterioridad sus transacciones se realizaban todas mediante el billete verde lo que aumentaba los costos y atrasaban los contratos.
También en noviembre, rubricó un importante convenio con Qatar, que estipula realizar intercambios directos (swaps) de divisas con la utilización de yuanes, lo cual puede impulsar a otras naciones integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a efectuar sus transacciones con esa moneda, lo que motivaría un golpe a los llamados petrodólares, impuesto desde hace décadas por Estados Unidos.
La OPEP es un organismo muy poderoso, integrado por Arabia Saudita, Irak, Irán, Kuwait, Venezuela, Qatar, Indonesia, Libia, Emiratos Árabes Unidos, Argelia y Nigeria.
Con Rusia el intercambio aumentó en un 800 % entre enero y septiembre de 2014 y han impulsado la cooperación en sectores claves como el energético y financiero con millonarios convenios.
Además, con el uso de sus monedas nacionales planean alcanzar en 2020 un volumen comercial equivalente a 200 000 millones de dólares. Cien bancos comerciales rusos ya operan cuentas para hacer transacciones en yuanes.
A principios de diciembre, 26 países habían abierto sus puertas a negociaciones con el renminbi y con la nueva disposición del FMI la cifra continuará ampliándose.
El yuan ha ido marcando una pujanza extrema en los años recientes y se esparce con éxito por naciones asiáticas, latinoamericanas, de Europa del Este, América del Norte (el caso de Canadá) y se ha posicionado también en Frankfurt, Alemania, la llamada capital financiera de Europa donde se realizaron conversiones de euros a yuanes.
Por el acuerdo entre el Banco Federal Alemán y el Banco Popular Chino, Frankfurt pasó a ser el principal centro financiero de Europa en obtener el derecho a liquidar y arreglar pagos en yuanes.
Mediante ese mecanismo, los bancos con permiso de liquidación les facilitan el acceso al renminbi a prestamistas alemanes y a sus respectivos clientes, y se ahorran costes al permitir que los euros sean directamente convertibles a la divisa china sin necesidad de llevarlas a dólares.
En estos días se conoció que el Banco de Desarrollo del BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica prende operar con préstamos en yuanes para abrir con más amplitud el camino hacia el mercado financiero de Beijing.
Vladimir Kazbékov, vicepresidente de esa entidad, declaró que al considerar la estabilidad de la divisa china y la escala de deuda de ese país, deben buscar préstamos en yuanes para proveer con fondos al Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS.
Todo parece indicar que más temprano que tarde, disminuirá la extrema hegemonía que ha disfrutado el dólar desde que en 1944 tuvo lugar la reunión en Bretton Woods, y Estados Unidos logró establecerlo como moneda de reserva mundial. El yuan ya se ha convertido en un digno competidor.