Una coyuntura tan novedosa como sorprendente anima desde las elecciones del 18 de diciembre del 2005 al más empobrecido de los países de América del Sur. Y buena parte de las miradas mediáticas se dirigen en las últimas semanas a La Paz y la reciente decisión del gobierno de Evo Morales de nacionalizar los hidrocarburos. "La comunidad internacional tiene que entender que Bolivia necesita su independencia, para lograr avances sólidos en su auto-desarrollo", subraya José Roni Agreda Claros, 37, Oficial Mayor - responsable de la administración comunal- de Villa Tunari, municipio de casi 60 mil habitantes en la conflictiva región del Chapare en el trópico de Cochabamba. De familia campesina, cocalero como Evo y amigo personal de éste, Agreda es militante desde su fundación del Movimiento al Socialismo (MAS), "instrumento político" -como se define a sí mismo- que dirige el original proceso boliviano en marcha. Entrevista exclusiva durante su reciente visita a Suiza a donde llegó en un momento político muy particular: apenas cumplidos los primeros 100 días de la presidencia de Morales que comenzó el 22 de enero pasado.
Si se quieren encontrar las raíces y la explicación de lo que está viviendo hoy Bolivia, hay que ir por lo menos diez años atrás, aunque sin olvidar toda la historia de los últimos cinco siglos de explotación y saqueo "de la cual fue víctima mi pueblo", explica José Agreda.
LA GESTA COCALERA
Y en su análisis de la década pasad las múltiples movilizaciones populares; la resistencia cocalero-campesina; la fundación "oficial" del Movimiento al Socialismo (MAS) en el 1998 -con su antecedente inmediato en el 95-; así como las consecutivas "guerras del agua y del gas", que cambiaron radicalmente las relaciones de fuerza en el país andino en el último lustro.
Originaria del departamento de Santa Cruz, su familia se desplazó al trópico de Cochabamba hacia inicios de los setenta, a la búsqueda de una pequeña parcela que le permitiera cultivar arroz, bananas, maíz y la hoja de coca. Las tensiones entre lo legal y lo ilegal; las políticas represivas de los sucesivos gobiernos hacia los productores de coca sin ofrecer alternativa viable alguna actúan como detonante. Y los Agreda, como tantas otras familias de pequeños campesinos integran el movimiento cocalero de Evo Morales que aparece en primera plana internacional hacia fines del 90. Justamente es desde Villa Tunari - ciudad donde hoy José ocupa su alta función municipal- de donde arrancó la famosa marcha que en 1998 luego de recorrer 21 días a pie llegó a La Paz para exigir respuestas gubernamentales inmediatas al tema de la coca.
"Durante esa marcha y en otras ocasiones, debí aparecer como doble de Evo, vistiéndome a su usanza, para desorientar a los que querían atentar contra él y de esta manera proteger su vida", recuerda Agreda, que no olvida hoy "a los más de 150 campesinos de la región que murieron en estos años por más justicia y para que la hoja de coca, que no es droga, sea reconocida y protegida".
LOS PRIMEROS LOGROS DE EVO
De aquellas movilizaciones campesinas hasta el triunfo electoral de diciembre del año pasado no hay más que un camino ascendente "de luchas y resistencias populares", señala Agreda todavía impactado por el "abrumador y en cierta forma inesperado resultado que aseguró llegar al gobierno en le primera vuelta".
Y desde ese momento hasta el presente las señales positivas se multiplican según la interpretación de este joven dirigente municipal. "Como ciudadano de a pie…mi balance de estos primeros meses es muy positivo", enfatiza con convicción. Y los ejemplos emblemáticos de "buena gestión" no faltan, comenzando con la decisión inmediata de Evo de "reducir significativamente los salarios de los ministros, altos funcionarios y de él mismo". Uno de los primeros decretos del nuevo gobierno rebajó el haber mensual del presidente en 57 %, pasando de 34 mil 900 bolivianos (unos 4 mil dólares estadounidenses) a 15 mil bolivianos. Ahorro que en su conjunto equivale al sueldo de 1.500 maestros. Y es a José Agreda de insistir: "la clase política podía ganar entre 40 y 50 mil bolivianos por mes, mientras el salario mínimo era de 440 bolivianos".
Mejoras inmediatas del ingreso - un aumento del 13.66 % del salario mínimo que pasa ahora a 500 bolivianos, es decir unos 63 dólares mensuales-, fue decretado en mayo. Creación de nuevos empleos; nuevos proyectos en los sectores de salud y educación que van a beneficiar al 70 % más pobre de la población. Planes sociales que comienzan a implementarse…son otras de las señales de esperanza que enumera el responsable municipal de Villa Tunari. Indicando como principal medida de gobierno de estos primeros meses "la nacionalización de los hidrocarburos, lo que va a reforzar sustantivamente las arcas nacionales para favorecer a los más desfavorecidos". En torno a 800 millones de dólares adicionales anuales ganará el Estado con esta medida.
Para Agreda, dicha nacionalización no significa "botar a las empresas…Hay que leer bien el decreto. Evo está aplicando lo que la gente decidió en el referéndum vinculante del 2004 y lo que había prometido en su campaña. La nacionalización no es sólo una medida de Gobierno, es una decisión del pueblo boliviano". Y por lo tanto no es sorprendente "que tanto la gran prensa boliviana como la gran prensa internacional estén en contra y hablen mal…porque esos medios siempre han pertenecido a los ricos y a las grandes transnacionales que hoy son golpeadas por la medida".
Es decir, insiste, esa crítica viene de los que "siempre vaciaron las arcas de la nación y que se beneficiaron con la entrega de los recursos naturales, los que todo privatizaron y mandaron a miles al desempleo, los que aplicaron el ajuste neoliberal que aumentó nuestra dependencia de otros Estados y de grandes empresas extranjeras".
Por eso, detrás de la decisión de los hidrocarburos, explica el joven dirigente cocalero, se juega "la cuestión de nuestra soberanía. Siempre ha habido una intromisión abierta extranjera, especialmente de Estados Unidos, en Bolivia, lo que significó el saqueo y el despojo de los recurso naturales. "Esta es la tercera nacionalización y esperamos con mucha ansiedad que sea la definitiva", enfatiza.
"QUE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL NOS RESPETE"
"La gran mayoría de los bolivianos apoyan este proceso en marcha" y las simpatías hacia Evo desde que llegó al Gobierno han aumentado, según José Agreda. Su acercamiento a la Venezuela "chavista" o a la Cuba revolucionaria "no sorprende a nadie, en todo caso a las bases bolivianas, a nosotros los del trópico de Cochabamba donde todo discutimos y analizamos".
Se vive un momento muy "importante de América Latina, han crecido las organizaciones populares, hay varios gobiernos progresistas. Un momento de aumento de la conciencia, de defensa de la soberanía del continente, donde prima la convicción que todos los pueblos necesitan su autonomía y liberación…Y estoy convencido que si seguimos así, de aquí a poco, vamos a cantar victoria", anticipa Agreda con un renovado entusiasmo.
Admitiendo que "la movilización de todos los pobres, los sectores sociales, es muy importante"; negando la hipótesis que anticiparía descontento de altos rangos militares después de la reorganización de la cúpula decidida por Morales; convencido que no hay que bajar la guardia, "porque en última somos los campesinos y trabajadores los que tenemos que estar atentos para defender este nuevo gobierno". Su reaseguro viene, tal como él mismo lo expresa, de la "experiencia de lucha" acumulada. "No tenemos miedos a la balas, al gas, no tememos la muerte porque sabemos que es una causa justa que empezamos a construir ya hace mucho y con enorme sacrificio", explica.
Si un mensaje quiere hacer pasar hacia Europa y al mundo entero, es el del respeto. "Los países del mundo", la comunidad internacional, debe respetar a Bolivia. Todos deben entender que Bolivia necesita su soberanía. Que no queremos más intromisión norteamericana y que si no recuperamos nuestros recursos no vamos nunca a poder auto financiar nuestro desarrollo", sentencia.
La simpleza retórica queda atrás. Los conceptos, entremezclados, sin embargo recorren un camino que va ascendiendo de lo simple a lo complejo. "Muchos han vivido de Bolivia durante siglos. Ahora tienen que darle la oportunidad de ir adelante. Bolivia necesita de la comunidad internacional y ésta de Bolivia. Todos nos necesitamos, pero con respeto". Lo que está en juego es nuestra independencia. "Esta es la segunda independencia, la verdadera, y nos toca construirla, amasarla y defenderla", concluye.
*Colaboración de E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria
"GANAR CONFIANZA EN LA SOLIDARIDAD"
Durante las tres semanas de estadía en Suiza, José Agreda mantuvo contactos de alto nivel con las municipalidades de Bulle y de Charmey, en el cantón de Friburgo.
Pudo conocer el funcionamiento técnico, los programas comunales y la gestión del presupuesto. Y al mismo tiempo compartir la realidad cotidiana de Villa Tunari que tiene pendiente de realización para el año en curso 79 proyectos, entre ellos la construcción de escuelas, caminos, puentes y un centro deportivo.
Agreda llegó a Suiza invitado - en el marco de un intercambio Sur-Norte-, por E-CHANGER, ONG que desde hace dos años apoya a Villa Tunari a través de la cooperante Françoise Cantin, asesora en fortalecimiento municipal.
"Para mí es una ocasión única", subraya Agreda que por primera vez tiene la posibilidad de salir de Bolivia para participar en un intercambio de esta naturaleza. Y los resultados son muy positivos. "Fue muy interesante, por ejemplo, ver como se tratan la basura y las aguas negras. Percibir el funcionamiento de las escuelas y la puntualidad suiza…Y sobre todo, entender que piensan y viven nuestras contrapartes aquí, en un país tan distinto. Debo reconocer que al principio no era fácil entender lo que hacía realmente en el Chapare una voluntaria suiza. Ahora todo es más claro. Fue importante cambiar nuestra visión, revertir la desconfianza por la confianza. Y mi viaje a Suiza ayudará aún más. Es importante comprender mejor el valor de la cooperación y la solidaridad internacional" (Sergio Ferrari)
* Colaborador de Adital en Suiza. Colaboración E-CHANGER,ONG miembro de la plataforma Comunica-ch