El viaje, por invitación del gobierno venezolano, de miembros de la CUP y otros 31 activistas políticos del Estado español en diciembre de 2014 fue la excusa perfecta de la caverna reaccionaria española (PP y PSOE) para desempolvar las «variaciones sobre un mismo tema» de la «dictadura» venezolana y, de paso, homologarla con la «dictadura teocrática» iraní.
El ministro de Justicia en funciones del Partido Popular, Rafael Catalá, aseguró que el viaje "pone de manifiesto" que la CUP "tiene un origen claramente vinculado con dictaduras", en referencia a Venezuela, "aunque también con la de Irán, por ejemplo".
El caso es que Irán dejó de ser una «dictadura» hace poco, de la misma manera que lo era cuando Occidente quiso llamarla de esa forma.
La reciente visita del presidente «¿dictador?» iraní Hasan Rohani a Roma representa un volumen de negocios para Italia de 17.000 millones de euros. Tal vez el ministro de Justicia español no sepa que el máximo representante de Irán está siendo recibido y paseado por Roma a sus espaldas.
Pero lo que quizá no sepa es que en la mesa del Consejo de Ministros, sentados con él, tres de sus compañeros, tres ministros (Fomento, Exteriores y Energía), ofrecieron al Estado español, en Irán como su ‘mejor embajador en Bruselas y Nueva York'. En fin.
