Crisis económica mundial, cuando el río suena…

Varios analistas y publicaciones especializadas auguran que nuevos vientos huracanados amenazan con atacar a la economía mundial y provocar una nueva crisis.

El portal de información económica Vesti Finance indicó que numerosos indicadores macroeconómicos demuestran que la economía global está al borde de una nueva crisis y una de las pruebas más evidentes de que se acerca la catástrofe será la drástica disminución del comercio mundial, pero no es la única.

Entre seis y 12 razones ofrecen diversos especialistas para confirmar esa hipótesis y entre la más recurrentes aparece la menor exportación de mercancías chinas que cayó 11,2 % en enero de este año, junto a sus importaciones que se desplomaron un 18,8 %.

Agregan que las exportaciones de India y Japón bajaron en enero a 13,6 y 8 %, y sus importaciones disminuyeron en diciembre de 2015 en 10 % y 18 %, respectivamente. La economía de Tokio se halla en recesión desde hace seis años.

En Estados Unidos, las exportaciones cayeron el pasado diciembre un 7 %, a la par que la demanda de producción se redujo durante los últimos 14 meses y el nivel de despidos en el país aumentó en enero un 210 %.

En ese contexto, el 35 % de las compañías petroleras del mundo corren el riesgo de quiebra ante los bajos precios del crudo, lo que afecta al mercado global.

Nouriel Roubini, reconocido economista estadounidense, al explicar las variadas consecuencias actuales, asegura en un artículo para el portal Proyect Syndicate que los mercados emergentes se están enfrentando ahora a serios desafíos y presiones mundiales, como la desaceleración de China, el fin del ‘boom’ de materias primas, y el aumento de las tasas por la Reserva Federal norteamericana. Muchos países tienen además que hacer frente a la creciente inflación y la desaceleración, así como la debilidad de la moneda nacional, que aumenta el valor real de la deuda acumulada durante la última década.

Roubini plantea como uno de los elementos principales a los que se enfrenta el orbe, el grave error cometido por la Reserva Federal de Estados Unidos al haber salido de su política de tasas de interés cero en diciembre.

El experto opina que un crecimiento más débil, la inflación más baja (debido a la caída de los precios del petróleo), y las condiciones financieras más difíciles (motivada a un dólar más fuerte, un mercado de valores corregido y los diferenciales de créditos más amplios) amenazan al crecimiento y las expectativas de inflación en el gigante norteño.

El multimillonario inversor George Soros, fue otro que a principios de enero aseguró que cuando miraba a los mercados financieros veía un serio desafío que le recordaba la crisis de 2008.

Más ambiguas resultaron las declaraciones del presidente del Banco español Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), Francisco González, quien rechazó las afirmaciones de Soros pero sí reconoció que el momento "es delicado".

En este contexto, Bank of America intentó tranquilizar al mercado y a los acreedores al publicar un informe, donde afirmaba que el mundo no se encuentra ante una nueva crisis mundial. Sin embargo, añadíó que el «estado de shock» en el que se encuentran los mercados tampoco fue muy alentador, pues "La situación se parece más a 1998 que a 2008".

La culpa de la actual incertidumbre, se la achacó Diego Jiménez-Albarracín, responsable de renta variable de Deutsche Bank a la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos, al subir éstas las tasas de interés, lo cual fue un desencadenante de la crisis al elevar la volatilidad e hizo que muchas gestoras salieran de Bolsa, las que todavía no han vuelto.

En cuanto a la Unión Europea y la zona euro podrían convertirse en el epicentro de la nueva crisis financiera mundial este año, predicen los economistas, ya que los bancos europeos se enfrentan a problemas, como la crisis migratoria que podría conducir a la disolución del Acuerdo de Schengen (entrada libre de las personas por los diferentes países de la Unión).

El Grupo de los 20 (G-20) en una reunión efectuada en Beijing trató infructuosamente los pasados días 26 y 27 de febrero, de buscar soluciones para solventar la posibilidad de una venidera crisis.

El G-20, integrado por 20 países desarrollados y potencias emergentes, se creó en 1999 pero alcanzó relevancia en 2008 cuando se hizo necesario actuar a nivel global para intentar controlar la crisis financiera que, con más o menos fuerza, aún persiste. El grupo representa el 85 % del Producto Interior Bruto global.

Pese a los intentos de adoptar políticas financieras y económicas asequibles a los actores y al resto del orbe, las diferencias de enfoque en el G-20 no permitieron alcanzar acuerdos objetivos.

Cierto que el Producto Interno Bruto (PIB) de la República Popular China disminuyó en 2015 (alcanzó cerca del 7 %) pero fue uno de los más altos del mundo.

Alrededor de este hecho se han tejido muchas historias, más bien con el objetivo, (fundamentalmente de las naciones poderosas de Occidente) de amedrentar a países que han fortalecido sus intercambios con el gigante asiático.

No obstante, China ha continuado su indetenible desarrollo y expande sus inversiones, comercio y cooperación con numerosos gobiernos del orbe.

En un sentido más amplio, pienso que el inicio de la crisis económica mundial tuvo sus inicios en 1971 cuando Estados Unidos se desligó del régimen de cambios fijos de Bretton Woods (el oro como referencia) e introdujo un sistema de cambios flotantes generalizados (el dólar como referente) que lo dotó de una herramienta monetaria ligera y eficaz que le permitía escapar a los ajustes que debía enfrentarse por ser ya entonces un país enormemente deudor.

Esa jugada de Washington le permitió desprenderse del sistema de cambios fijos y de convertibilidad del oro lo cual lo obligaría a pagar el precio con una relativa pérdida de soberanía e impopulares medidas internas de austeridad como le ha ocurrido a casi todos los países en desarrollo y también hoy en día a varios del continente europeo.

La crisis esta sobrevolando con inmensos deseos de volver a caer en picada pues como dice el viejo refrán, cuando el río suena es porque piedras trae.



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Hedelberto López Blanch

Graduado de contador (1967) y Licenciado en Periodismo (1972). Ha reportado numerosos eventos internacionales celebrados en Cuba, Angola, Zambia, Mozambique, Libia, Tanzania, Qatar, Zimbabwe, Sudáfrica, Alemania y Rusia. Fue corresponsal permanente de Juventud Rebelde en Nicaragua y asesor de redacción del diario Barricada en esa nación centroamericana entre 1985 y 1987. Ha obtenido varios premios de periodismo.

 hedelberto@yahoo.es

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